Proponen humedal artificial en plan maestro del Zoológico Nacional de Santiago
A raíz del anuncio del Plan Maestro del Zoológico Nacional del Parque Metropolitano de Santiago, la arquitecta chilena Jessica Ponce propone en su proyecto final de carrera una contra-propuesta “a lo no proyectado”: un Humedad Artificial, con la idea de potenciar el Plan Maestro “y darle un sentido acorde a nuestra realidad del año 2025, insertándolo a través de la investigación y su difusión en el contexto mundial”, según señala la autora.
Inserto en el Parque Metropolitano de Santiago –el cuarto parque urbano más grande del mundo-, la propuesta conocida como “Instituto de investigación animal del Zoológico Nacional para la conservación de especies y ecosistemas nativos” busca la construcción de “un soporte artificial puede estar al servicio de la necesidad animal del habitar” en el Zoológico de Santiago -4,8 hectáreas de extensión y ubicado a orillas del Cerro San Cristóbal-, considerando “el fortalecimiento de hábitats silvestres mediante humedales artificiales”.
Conoce este proyecto después del salto.
Según la arquitecta: las colecciones de animales, los menageries o los zoológicos, dan cuenta del poder de ex-posición (ex-hibición), de querer llevar una realidad a otra, confinándola al servicio de nuestra necesidad de ver.
Después de visitar el Jardín de Plantas de París en el Museo de Historia Natural de Francia, el poeta Rainer María Rilke da cuenta de esta problemática en su poema titulado La Pantera:
En el Jardin des Plantes de Paris
Sus ojos están tan cansados
de ver pasar los barrotes, que ya nada retienen.
Le parece que hubiera mil barrotes
y tras los mil barrotes ya no hubiera mundo.El blando andar de sus pies fuertes y elásticos,
que van trazando un círculo minúsculo,
es como una danza de fuerza en torno a un centro
en el que una gran voluntad se alza embotada.Sólo a veces el telón de las pupilas
se levanta en silencio. Y entra una imagen,
cruza la tensa calma de sus miembros
y al llegar al corazón deja de ser.
La realidad es una combinación de acontecimientos en un tiempo y espacio determinado, la esencia de esa pantera está lejos de esos barrotes y cuando se la ex-pone, es decir, cuando se la saca de ese lugar en el que realmente es, en el que su agilidad y ferocidad tienen sentido, la pantera no tiene más remedio que abandonarse.
Durante mucho tiempo se asoció el bienestar animal en los zoológicos en relación al tamaño de sus jaulas o recintos. Mas no se cuestionó nunca el cautiverio ni la finalidad de ex-hibición. En la actualidad, el bienestar animal en los zoológicos no se reduce a la comodidad del cautiverio de tal o cual animal; hoy el bienestar animal se fija desde la capacidad de conservación que es posible ejercer desde los zoológicos tanto hacia los ecosistemas nativos y extranjeros, como desde la concienciación que pueden ejercer en sus visitantes y cómo eso puede tener fuertes repercusiones en las comunidades locales.
La idea de un Instituto de Investigación de especies nativas no me es original: en Brasil ya se ha proyectado pese a que aún no se realizado su construcción. La unión entre investigación y zoológicos es una idea que nace en la década de los setenta en Estados Unidos con una acción puntual de conservación con el Cóndor de California. Al realizarse avistamientos de esta ave que se creía extinta, comienza un estricto programa de conservación. Sin embargo, al generarse la disminución progresiva de las escasas aves en libertad, se decide capturarlas y reproducirlas en cautiverio. Hoy en día, el re-poblamiento de los cóndores en sus espacios naturales históricos ha sido exitoso y ha conseguido aumentar progresivamente en los últimos años.
Los zoológicos constituyen la fuerza de conservación de las especies amenazadas y el trabajo de investigación al interior de ellos posibilita realizar tal afirmación. El Zoológico Nacional de Santiago desde el año 2009 viene trabajando en programas de conservación y sólo a partir del año 2013 cuenta con un área de conservación e investigación constituida por cinco personas.
En la medida de que se iba develando la vocación del proyecto, a través de la dificultad del Parque Metropolitano de Santiago por acceder al agua y del pie forzado del Plan Maestro que incluye un riachuelo que desciende en toda su extensión, comenzó a surgir la inquietud en torno al problema del agua. Sin embargo, fue sólo a partir de la reflexión sobre la problemática de la ex-posición animal que comencé a entender que aquel pie forzado podía configurarse como el punto de inflexión entre el Zoológico y el Proyecto del Instituto de Investigación Animal. Aquel curso de agua podía no sólo anclar mi proyecto al Plan Maestro sino que dotarlo de sentido a través de la idea de que la construcción de un soporte artificial puede estar al servicio de la necesidad animal del habitar.
Tal concepción me pareció desdibujada durante algún tiempo, hasta que vi múltiples estudios sobre el fortalecimiento de hábitats silvestres mediante humedales artificiales. Desde ese momento pude establecer que el tratamiento del agua a través del Proyecto no sólo respondía a la necesidad de generar un desarrollo sustentable en el Zoológico, sino que también atendía a la certeza de que la arquitectura está al servicio de una realidad integrada, en la que es posible difuminar los límites.
El Humedal Artificial representa la posibilidad de articulación del proyecto con el plan maestro, en cuanto continúa con la ex-posición animal desde aquel lugar en que el cautiverio ya no es necesario y el visitante ya no lo requiere como fuente directa del conocimiento animal. La pertinencia del Humedal viene dada a partir de la necesidad de su realización para generar el giro conceptual de la noción que se tiene en Chile sobre el rol de un zoológico contemporáneo.
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