El jardín “secreto” y enjaulado del ex Congreso Nacional
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
Es un espacio verde de lujo en pleno centro de Santiago, pero vedado al uso ciudadano.
En medio del tráfago urbano del centro de Santiago, hasta hace 15 años la antigua Plaza de Armas, con vegetación abundante y carácter provinciano, proporcionaba una sensación de “remanso”. Quizá los recuerdos en fotos polaroid la retrotraen con organilleros y pintores, con “explosiones” de palomas y ancianos taciturnos que las alimentaban.
La actual plaza dura le dio un carácter metropolitano a la zona cero de Santiago, pero le quitó ese paréntesis de respiro natural de la anterior. Mucho de ello lo conservan los casi vecinos jardines del ex Congreso. Este espacio de 2.700 m {+2} , Monumento Nacional desde 1976, fue diseñado a fines del siglo XIX por el paisajista francés Guillermo Renner. Tiene estatuas traídas desde Francia, entre ellas, una de querubines que son fotografiados tras las rejas.
En ese cierre tal vez radica la conservación del recinto, que se muestra como un verdadero tesoro verde. Sin embargo, aunque algunos guardias dicen que las puertas se abren a quienes así lo piden, el lenguaje de las rejas relata lo contrario: los jardines lucen como un sitio lejano y hasta prohibido. Con la confianza en el cuidado que dan los santiaguinos a lo que sienten propio -como el Metro-, los mismos senderos que hoy lucen vacíos podrían llenarse de vida con oficinistas cansados, enamorados o niños felices con un segundo de naturaleza en medio del epicentro de hormigón.