Arte y Ciudad: “El Beso” de Mario Irarrázabal
Con más de cinco metros de altura, es imposible que alguien que camine por la avenida El Bosque no se fije en esta escultura. En ella, Mario Irarrazabal, representó su visión del amor teniendo como protagonistas a dos personas que mantienen cierta distancia. A continuación te contamos porqué.
“El Beso” es una de las obras más famosas de Mario Irarrázabal que parte de una reflexión específica e íntima. Esta tiene su origen en una versión más pequeña, una de las esculturas mejor logradas por el artista de esta estilizada pareja.
En ella, cuenta el artista, intentaba pensar el amor como un encuentro donde ambos mantienen su individualidad. El “Escultor Humanista”, como se ha llamado, quería por medio de esta disposición del motivo, figurar una versión más contemporánea del amor, por ello los cuerpos no se tocan excepto en el beso. Por otro lado, confiesa, esta es una es una pieza que ironiza “El Beso” de Constantin Brancusi, donde los sujetos que se besan abrazados forman un solo bloque.
En esta pieza, Irarrázabal sigue su interés por lo figurativo y, particularmente, por las formas humanas. Lejos de la abstracción y el experimentalismo que, según él, suspende la espiritualidad y las sensaciones, opta por la captura de lo esencial y preciso. De allí que las figuras se encuentren siempre desnudas, para hacerlas más sencillas. Su estilo, algo expresionista místico, se asocia con la formación alemana, tendiente a la búsqueda de los valores humanos y la espiritualidad.
“El Beso”
Autor: Mario Irarrázabal
Material: Bronce
Fecha de inauguración: 2004
Ubicación: Av. El Bosque Norte con Ebro, Las Condes