La impotencia en las calles: “Siempre somos los mismos los que pagamos. ¡No es justo!”
Por L. Adriasola, C. Said y S. Sottorff, El Mercurio.
Unos 700 mil usuarios del transporte público sufrieron por el desperfecto en los puntos más críticos de la jornada
Además de las estaciones cerradas, muchos capitalinos se toparon con la desinformación. Por eso optaron por caminar hacia sus destinos y repletar las calles como en los peores días del Transantiago.
Jessica, Zunilda y Silvia se conocieron ayer en el paradero de Apoquindo con Tobalaba, en Las Condes. Probablemente ya se habían topado durante el resto del año, pero no fue sino hasta ayer que cruzaron palabras luego de esperar más de una hora y media a que llegara un bus que las llevara a sus trabajos como asesoras del hogar en Los Dominicos y La Dehesa.
“Los carabineros dicen que nos vayamos a pata hasta Escuela Militar. Dicen que es para que la gente adelgace. Pero parece chiste, ¡cómo tanto abuso!”, alegaba Zunilda, quien viajó más de dos horas desde La Cisterna para estar a las 8:15 en ese paradero, misma hora en la que ya debería haber estado trabajando.
Ella y muchas personas que circularon ayer por Tobalaba no sabían qué hacer. Sin familiaridad con los recorridos de las micros, no tenía idea de cuál era el bus que tenía que abordar.
La realidad de estas mujeres -que, en todo caso, contaron con la comprensión de sus empleadores- no fue aislada en este sector de la capital.
El paradero de Tobalaba con Apoquindo fue uno de los más críticos de la mañana de ayer. “Esto da mucha impotencia; siempre somos los mismos los que pagamos. ¡No es justo!”, dijo Jennifer Lara mientras caminaba por Apoquindo a paso largo para llegar a Escuela Militar.
Al otro lado de la ciudad, la gente exigía explicaciones a los los funcionarios de la estación Plaza de Maipú a medida que llegaban al lugar para intentar viajar hacia el centro y oriente de Santiago. Un trayecto que, según datos oficiales de Metro, es el más demandado por los usuarios en toda la red.
Esta estación cerró sus puertas cerca de las 06:45 horas, y con ello comenzó la travesía de miles de personas por buscar espacio en los paraderos y buses para realizar viajes que duraron gran parte de la mañana. La escena parecía una réplica de los peores días del Transantiago, cuando se hicieron recurrentes las protestas espontáneas de los usuarios.
Una de las afectadas fue Daniela Olguín. Como iba con su hijo de tres años, prefirió tomar un taxi colectivo: debió hacer una fila de 50 minutos junto a cientos de personas, a todo sol, para abordar un vehículo.
“Esto es terrible, porque al final es uno quien tiene problemas”, explicó. Además, criticó que toda la ciudad dependa tanto de un solo medio de transporte: “Se para una vez el Metro y queda la escoba”.
Haydée vive en Villa Francia y trabaja en Las Condes. Tenía que estar en su trabajo a las diez de la mañana, pero a esa hora aún estaba en Las Rejas. “Es súper complicado, porque tengo que tomar tres locomociones. Hago todos los días lo mismo y cuando pasa esto, complica mucho el viaje”, lamentaba.
A varios kilómetros, en la comuna de La Florida, se vivieron varios momentos tensos. La gente comenzó a encarar a los conductores de buses alimentadores que no se detenían en Vicuña Mackenna con sus máquinas casi vacías. Esto, porque el terminal quedaba a pocas cuadras y los operadores debían cumplir con sus recorridos.
En medio del tumulto, Cristián Valenzuela esperaba un bus justo afuera de la estación Bellavista de La Florida. Como no acostumbra a utilizar los buses, el joven estudiante pretendía subirse a cualquier recorrido. Todo para llegar a su universidad, en el barrio República, y poder rendir un examen que le quitó el sueño por varios días.
Pero eran las 09:30 de la mañana y su prueba comenzaba a las 10. “Me da lata por todo el tiempo que invertí estudiando. Ojalá el profe me comprenda, porque juro que me esforcé”, decía compungido.
Como no había buses a la vista, solo pudo hacer una cosa: volver a repasar sus arrugadas fotocopias.
SUSPENSIÓN
El Gobierno autorizó a los sostenedores de colegios para que suspendan las clases de la tarde.
A las 14 horas partió retorno de trabajadores a sus hogares
A las 14:00 horas comenzó ayer el retorno a sus hogares de los funcionarios públicos, mientras que en las empresas privadas dispuso un retiro gradual desde las 15:00 horas, según resolvieron autoridades y empleadores ante la emergencia.
Las constructoras reportaron numerosos atrasos entre sus trabajadores, algunos de los cuales caminaron cinco km para llegar a las faenas, y camiones con hormigón. La banca tuvo atrasos de guardias y cajeros, lo que provocó aperturas tardías en algunas sucursales.
En señal de unidad ante la crisis, la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, y los dirigentes Bárbara Figueroa (CUT), Fernando Alvear (CPC), José Luis Ramírez (Unapyme) y Marco Veragua (Conapyme) dejaron en claro que es un caso de fuerza mayor que no da lugar a descuentos de sueldos o sanciones.