Chicago creará su primer Espacio Compartido sin señales de tránsito para tener calles más seguras
En 2004, algunas ciudades de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Holanda e Inglaterra comenzaron a crear Espacios Compartidos, es decir, calles y veredas en las que no hay señales de tráfico.
Si bien lo primero que se puede creer sobre estos lugares es que son inseguros, la experiencia de las ciudades que ya cuentan con estos espacios ha demostrado que son mucho más seguros, ya que disminuyen los accidentes de tránsito, porque todos los usuarios de las vías deben ser mucho más cuidadosos.
Es por esto que desde su creación, son varias las ciudades que se han sumado a esta iniciativa y han decidido sacar las señales de tráfico de sus calles. Tal es el caso de Chicago que aprobó su primer Espacio Compartido para Argyle, en donde además de eliminar ciertas señales, rebajará la velocidad de los vehículos a 15 millas por hora, equivalente a 24 km/h, un límite que está por debajo de las Zonas 30.
A continuación la opinión de los expertos sobre estos espacios y el caso de Chicago.
¿Qué dicen los expertos sobre los Espacios Compartidos?
En un reciente artículo publicado en Ciudad Viva, la arquitecto e investigadora urbana, Sabrina Gaudino, afirma que en los espacios compartidos “se eliminan las clásicas barreras que defienden a peatones de automóviles, creando una especie de ‘convivencia’ entre tráfico rodado y peatonal sin distinción de zonas”.
En este sentido, plantea que este tipo de espacios ayudan a que distintos usuarios de las vías -peatones, ciclistas y automovilistas- estén más atentos a lo que ocurre en su entorno, porque busca la cooperación entre los usuarios de las vías.
Asimismo, agrega que es posible que los Espacios Compartidos funcionen como “un instrumento educativo o de ‘formación urbana’ para un cambio progresivo de mentalidad y actitud a favor de la convivencia”.
En relación a este modelo de calles, el experto británico en diseño urbano, Ben Hamilton-Baillie, sostiene que hacen posible que un lugar sea más agradable, deje de ser hostil y dominado por las señales de tráfico. Además, sostiene que es necesario dejar de tratar a los automovilistas como idiotas, porque al sacar las señales de tráfico demuestran que son lo suficientemente inteligentes como para mirar lo que está ocurriendo a su alrededor, según dice un artículo del diario The Telegraph.
Cabe mencionar que Hamilton-Baillie participó en la creación de un espacio compartido en Poynton (Reino Unido), que cuenta con largas zonas peatonales unificadas a través de la pavimentación. En este lugar, se introdujo una innovación que consistió en la creación de un bandejón central para no marcar líneas entre las vías. Así, se les exige a los automovilistas a que circulen con mayor precaución y a menor velocidad, porque la preferencias la tienen los peatones y ciclistas, tal como propone la Pirámide de Jerarquía de Movilidad.
Si bien reconoce que en un principio la población de Poynton estaba escéptica frente a esta medida porque pensaban que el lugar se convertiría en un caos, los cambios relacionados a la disminución en los tiempos de viaje y a la revitalización económica que se dio en los alrededores, demostraron todo lo contrario.
En otro Espacio Compartido que hay en el Reino Unido, particularmente en la ciudad de Ashford, los accidentes se redujeron notoriamente. Así, se obtuvo que entre enero de 2004 y diciembre de 2006 hubo 61 choques con lesionados, mientras que entre diciembre de 2008 y noviembre de 2011, bajaron a 36.
La apuesta de Chicago
La calle Argyle está ubicada en un barrio de Chicago con bastante movimiento en donde hay un mercado, oficinas y restaurantes. Por esta razón, el Consejo Municipal vio este sector como un lugar potencial para renovar la calle a través de un Espacio Compartido que innovará en el diseño del lugar.
Este nuevo espacio compartido se comenzará a ejecutar a principios del próximo año y según cuenta Harry Osterman, miembro del Consejo, apunta a cambiar el ambiente que se percibe en la calle mediante diferentes colores y adoquines que indicarán donde comienza y terminan las calles y veredas de este espacio.
Además, en el sector donde se hará tendrá una extensión de aproximadamente siete cuadras y los vehículos podrán circular a una velocidad máxima de 15 millas por hora o el equivalente a 24 km/h.
La inversión para la creación de este nuevo espacio compartido será de US$3.5 millones. Cuando se inaugure, Osterman espera que más personas visiten este barrio porque, por un lado, las personas se podrán sentir más seguras y, por otro, será más atractivo, ya que los ciudadanos podrán disfrutar al aire libre.