Emisiones de gases con efecto invernadero producidas por Chile se incrementan en 84% en 20 años
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
De no implementarse cambios, en los próximos años se prevé reducción de lluvias de 15%:
Cerca de 100 mil millones de toneladas de CO {-2} genera hoy el país. Aunque eso alcanza el 0,26% de la concentración mundial, Chile pasó a ser el tercer país de la región que más produce estos contaminantes, los responsables del cambio climático.
Apenas un 0,26% de las emisiones de gases con efecto invernadero del mundo son producidas por Chile. Aunque la cifra es baja, el dato no deja indiferente al Ministerio de Medio Ambiente. Según antecedentes de la Agencia Internacional de Energía, el país es uno de los que más generan estos gases en la región, detrás de Venezuela y Argentina.
Estas emisiones han crecido a gran velocidad en las últimas dos décadas, de acuerdo con el último inventario de contaminantes, dado a conocer por el Gobierno. El estudio muestra que en 1990 el país producía 49.897 millones de toneladas de CO2. La cifra creció en un 84% en los últimos 20 años y llegó hasta 91.575 millones en 2010.
El aumento deriva del crecimiento económico, que trae consigo una mayor demanda energética e industrial, por el mayor consumo de combustibles fósiles, como el diésel.
El inventario muestra también los efectos de la crisis de 2009. Ese año se observa una reducción en el crecimiento de emisiones. “En el caso de Chile, también hay una baja por el incremento en biomasa y las menores cosechas forestales en esos años, que permitieron capturar mayores cantidades de CO2 por fotosíntesis de la masa arbórea. También por modificaciones en los combustibles de la matriz eléctrica”, afirma.
Agrega que también el inventario “logra identificar el alto impacto que tienen en las emisiones chilenas los incendios forestales. En el caso de la serie de tiempo analizada, los años 1998 y 2002 marcan resultados mayores que se salen de las tendencias por este fenómeno”.
Entre los sectores que más emiten gases con efecto invernadero está el energético (que incluye el transporte), responsable del 75% de todos los gases. Luego, la agricultura, que produce 13.825 millones de toneladas de CO2 (el 15% del total) y los procesos industriales, que aportan 5.543 millones, el 6% de las emisiones (ver infografía).
Eventual disminución de precipitaciones
Según un análisis de la cartera, de no mediar cambios y políticas que contribuyan a reducir la generación de estos gases, en los próximos años se observará un aumento de temperaturas y una disminución en las precipitaciones de entre 5 y 15% al año, entre el río Copiapó y la cuenca del río Aysén, es decir, más del 90% del territorio nacional. Esta situación traerá, según los antecedentes oficiales, una mayor demanda energética en las ciudades y un incremento en el gasto de infraestructura, para hacer frente a cambios como el aumento en el nivel del mar o la recurrencia de eventos climáticos extremos como aluviones y olas de calor.
Para hacer frente a esta situación, el Ministerio de Medio Ambiente busca implementar medidas para reducir la generación de gases con efecto invernadero en los planes de descontaminación. “Estamos trabajando un enfoque relacionado con el cambio climático: estamos proyectando priorizar medidas que tengan múltiples beneficios y que no solo disminuyan la contaminación local, sino también a los contaminantes que provocan el calentamiento global”, explica el jefe de la división de calidad del aire de Medio Ambiente, Sebastián Tolvett.
Entre las medidas del nuevo plan antiesmog para Santiago, que adelantó “El Mercurio”, se considera el fomento de modos de transporte sustentables, como vehículos eléctricos, para reducir el uso de diésel, uno de los principales generadores de gases con efecto invernadero.
Acciones
En la conferencia internacional de cambio climático que se desarrollará desde mañana en Lima, Chile presentará los avances de su plan de acción, entre ellos el proyecto Maps, que incluye 100 medidas de mitigación hasta 2030 para reducir entre 4,1 y 16,8 millones de toneladas de CO2. Entre ellas, se incluye el fomento a energías renovables no convencionales como el aire o la electricidad.