Las dudas que deja la COP 20
Por Cristina Espinoza, La Tercera.
Con más de un día de atraso, los representantes de 194 países llegaron a un consenso sobre los contenidos del próximo documento para enfrentar el cambio climático y que reemplazará al Protocolo de Kioto, pero dejaron varios cabos sueltos.
¿Qué tipo de acuerdo va a sustituir a Kioto?
Protocolo, acuerdo o instrumento legal con fuerza vinculante, son las opciones para el nuevo documento que deberá discutirse en París (COP 21) el próximo año.
Los negociadores en Lima no lograron llegar a un consenso sobre el tipo de compromiso que asumirán los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a partir de 2020 y para hacerse cargo de la adaptación al cambio climático.
Pilar Moraga, experta del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), presente en la COP 20, dice que se establecieron los contenidos que debería tener el próximo acuerdo (en algunos casos fueron altamente discutidos, debido a las posiciones contrarias de países ricos y pobres), pero el próximo paso es definir su naturaleza jurídica. “Se está discutiendo. Se espera que, dado que el régimen va a ser tan unilateral, con contribuciones a nivel interno, lo óptimo es que el acuerdo tenga un carácter fuerte para contrapesar estas definiciones realizadas a nivel nacional”, dice.
Chile, como miembro del grupo Ailac, abogaba por uno legalmente vinculante.
¿Cuánto deberá reducir cada país?
“Nos deja satisfechos el programa para aumentar la ambición e implementación respecto a la reducción de GEI”, dice el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, en parte, porque Chile propuso las contribuciones nacionales. Ahora todos los países deberán presentar las suyas ante la Convención (Cmnucc), antes de la COP 21.
El problema, dice Enrique Maurtua, asesor de la ONG Climate Action Network (CAN), es que el lenguaje para definir el alcance de las contribuciones es “muy vago” y no hay reglas claras. El borrador dice que los “compromisos cuantificables” deben ser “claros”, pero los tiempos, cobertura y metodología, entre otros, quedan a criterio de cada país. “El texto debería haber definido con más claridad qué información deben presentar los países y que sea comparable y equitativa. Hay países que pueden contribuir con mucho y tienen mucha responsabilidad, y otros no tienen tanta, pero deberían contribuir también, por su nivel de desarrollo, como China, que nunca podrá hacer lo mismo que debería hacer EE.UU. y eso no está claramente reflejado en el texto”, agrega.
¿Cómo se gastará el Fondo Verde?
El Fondo Verde, acordado en la COP 16, en Cancún (2010) se ratifica como la forma de reunir el dinero necesario para adaptación, sobre todo en países con menos recursos. En esta cumbre, la meta era reunir diez mil millones de dólares y se superó. Se espera que el financiamiento total esté en 2020.
El desafío en este aspecto es la transparencia, dice Pilar Moraga. “Las críticas, sobre todo en términos de financiamiento, han sido porque no se sabe bien los montos, cómo se usan, quienes contribuyen y cómo se gasta. Hay trabajo que hacer en transparencia, asignación, administración y no está resuelto, está dentro de los contenidos a trabajar”, sostiene.
Dirigido a adaptación, las críticas han sido permanentes, porque aún no está claro el mecanismo de funcionamiento. Se espera que proporcione una mezcla de subvenciones y préstamos para una amplia gama de proyectos, desde energías renovables a defensas anti inundaciones, dirigidos a adaptación de países en desarrollo y países más expuestos a los impactos del cambio climático.
¿Como operará el mecanismo para daños?
El “Mecanismo de Varsovia para daños y pérdidas” nació en la COP 19 (Polonia) para hacer frente a las pérdidas y daños asociados con los impactos del cambio climático, como los eventos extremos, como inundaciones o sequías. En la cita climática de Lima se confirmó, tras una fuerte discusión entre países ricos y en desarrollo, pues los primeros pretendedían dejarlo fuera. Pero no se especificó cómo será.
“En la medida que sea impacto del cambio climático, la comunidad debería ir en apoyo de los damnificados o buscar caminos para dar apoyo a quienes sufran daños. El contenido de ese mecanismo puede que se traduzca en un fondo, pero estamos lejos de buscar un sistema de responsabilidad de los estados o empresas emisoras por los daños que se produzcan”, dice Moraga.
Definir qué daños entrarán en la categoría de causados por el cambio climático es otra dificultad, pues ya se producen eventos extremos que podrían atribuírsele.
¿Cuáles son las diferencias con Kioto?
“Es completamente distinto a Kioto”, dice Pilar Moraga. Los temas que aborda, el contexto en el que se da y el reconocimiento de los impactos del cambio climático, deberían hacer la diferencia en el próximo acuerdo climático que reemplazará al Protocolo de Kioto y que deberá firmarse en París en 2015.
Hay una constante en el objetivo de estabilizar las emisiones de GEI y respecto a las responsabilidades comunes pero diferenciadas, aunque se precisa el cambio geopolítico. Ahora todos los países pueden hacer su aporte. “Kioto distinguía entre países con obligaciones y los que no. Ahora hay un cambio sustancial en temas de mecanismos de desarrollo, cómo nos vamos a seguir desarrollando y qué vamos a hacer con las emisiones de cada uno. El problema de Kioto, más allá del cumplimiento, es que estaba fuera EE.UU. y China, que son los principales emisores, con eso la solución es bien limitada”, dice Moraga.
El otro problema, era el mecanismo de reducción, que era flexible y basado en los bonos de carbono, que no solucionan la reducción de emisiones.