Los resquicios para restringir el libre acceso a las playas
Por Ximena Bertin, La Tercera.
Pese a que legalmente en Chile no existen playas privadas, las denuncias repuntan cada verano.
Aunque la ley es clara, las dificultades para acceder a algunas playas en el país persisten, a pesar de las campañas que impulsa el Ministerio de Bienes Nacionales para denunciar a los infractores.
Mientras en algunos casos se ha logrado establecer un acceso por parte de la autoridad, al llegar el verano aparecen otros puntos donde particulares han cerrado accesos o se cobra a los peatones por pasar a refrescarse en el mar o en lechos de ríos y lagos, cascadas y glaciares.
“En Chile no existe legalmente el concepto de playas privadas. La ley es clara en señalar que las riberas son espacios de uso público y, por lo tanto, propiedad de todos los chilenos”, explicó el ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio.
No obstante, los resquicios son muchos para evitar la libre entrada a playas que colindan con recintos privados. En lo que va de este verano, las denuncias por cobros ilegales o falta de acceso llegan a 157 en todo el país. Estas se concentran en las regiones de Biobío (30), Antofagasta (23), Metropolitana (23) y Los Lagos (18).
Estas denuncias están siendo estudiadas en cada Seremi de Bienes Nacionales y “en los próximos días daremos a conocer los casos que ya hemos resuelto”, adelantó el ministro. La solución pasa por definir un trazado de acceso, buscando el consenso con los propietarios, ya que la ley no incluye sanciones ni multas por restringir el ingreso, falencia que las autoridades buscarán revertir.
Entre los casos emblemáticos, y que llevan varios años sin resolverse, está la playa del Autoclub en Antofagasta, Acceder a ella es casi imposible si no se es socio del club. “El otro día fuimos y nos echaron cascando. Tuvimos que pasar por un costado y nos dijeron que no, que no podíamos entrar. Sólo por las rocas, era lo único ‘autorizado’. Lo hicimos con marea baja, pero estaba ultra peligroso”, cuenta Milton Puebla.
Desde Autoclub, en tanto, aseguran que el acceso a la playa está habilitado por el sector del campo de golf, al igual que todos los veranos.
Otro caso emblemático, al interior de la misma región, es la laguna Cejar, uno de los principales atractivos de San Pedro de Atacama, que además de cobrar por entrar, subió el precio a $ 30 mil. “Ingresan demasiados turistas a la laguna y hay una daño ecológico en la flora y fauna”, manifestaron en la comunidad de Sólor, dueñas del terreno, descartando razones económicas.
“Un camping podría cobrar por usar un estacionamiento o el servicio higiénico, porque es parte de su actividad, pero no por pasar a la playa”, aclara el ministro. Sin embargo, se han detectado campings que, a través de su web, publican el precio de entrada para peatones.
Se suman los accesos en mal estado, que no son reparados como desincentivo. En Biobío, la playa Punta de Parra, cerca de Tomé, sigue generando reclamos por los $ 7 mil que cobran para ingresar. “Vengo todos los veranos, el lugar es acogedor, pero cada año suben los precios y no hay arreglos en el camino”, señala Camila Ramírez, asidua del lugar.
Pese a los reclamos, para Bienes Nacionales la situación está en regla, puesto que existe un acceso habilitado y la ley no garantiza que se pueda llegar con el vehículo, por lo que -aseguran- el particular puede cobrar por los estacionamientos.
Otro turista, René Rodríguez intentó ingresar en auto a Pingueral , no obstante, guardias en una caseta de guardias se lo impidieron. “Me pidieron mis datos y me dijeron que no podíamos ingresar en auto, porque no había estacionamientos, pero que podíamos pasar caminando por un acceso habilitado. El camino es largo, así que preferimos devolvernos”, relató.