Al otro lado de las vías
Por Camila Larraín, El Mercurio.
La promesa de unir Santiago con Rancagua en solo 30 minutos encuentra resistencia en algunos vecinos del sur de la capital, pues no quieren que un tren de alta velocidad pase cerca de sus casas. Más allá del ruido y otros efectos, muchos se sienten víctimas de una discriminación.
Felipe Castro (14) caminaba con su amigo Leonardo hacia la feria José María Caro, ubicada en la población del mismo nombre en Lo Espejo. Para llegar a ella desde su casa debía atravesar un parque, luego una calle y después una línea de tren. Era un domingo de noviembre de 2012 y este adolescente se dirigía a comprar frutas y verduras para el almuerzo. Cruzó el parque y la calle, pero en la línea férrea se detuvo. A su izquierda, vio el tren detenido y algunas personas cerca de él.
-¿Vamos a ver qué pasa?- le dijo Felipe a su amigo.
-Vamos.
Casi dos meses antes, Catalina Huerta estaba en el taller mecánico donde trabajaba en la calle Del Ferrocarril, en Lo Espejo, que corre paralela a la línea por la que pasan los trenes que van o vienen desde el sur.
Desde el taller, vio cómo unos trabajadores tomaban medidas junto a la línea del tren. Preocupada, se dirigió a la municipalidad a preguntar qué pasaba, pero -dice- no obtuvo respuesta.
“Les preguntamos entonces a los trabajadores y nos dijeron que era un proyecto de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE) que estaba por empezar. Nos pusimos a averiguar y llegamos al sitio web de EFE, donde efectivamente vimos que existía el proyecto Rancagua Express”, recuerda ella.
“Uno de los grandes y más ambiciosos proyectos de nuestra empresa”.
Con esas palabras describe EFE la iniciativa que unirá Estación Central con Nos y Rancagua con trenes de alta velocidad.
La construcción de dos líneas férreas en el tramo Santiago-Nos, la presencia de 118 trenes diarios (versus los 38 de la actualidad), salidas cada cuatro minutos, 16 nuevos convoyes de alta tecnología y la reducción en media hora del viaje Santiago-Rancagua son los efectos que tendrá el que pretende ser el tren más rápido del país.
Vecinos organizados
Finalmente, Felipe llegó hasta el lugar donde se encontraba detenido el tren. Ahí estaba Catalina Huerta junto a otras personas, como Zaydee Abdala.
-¿Qué están haciendo?
-Es una manifestación porque van a poner trenes de alta velocidad, que pasarán cada 4 minutos- respondió Abdala.
Así se gestó el Frente Amplio de Defensa Ciudadana de Lo Espejo, la primera organización que levantó la voz contra las que consideran como “externalidades negativas” del Rancagua Express.
“Sentimos que nuestros derechos fueron vulnerados; el Estado vino a instalar un proyecto sin tomarnos en cuenta”, dice Abdala.
Sus principales reclamos tienen que ver con los cambios en la infraestructura del proyecto. Varios vecinos consideran que ampliar a cuatro vías para trenes que pasarán con una alta frecuencia intensificará la segregación espacial.
Esto, porque en el lado poniente de la vía están la municipalidad, los colegios y la mayoría de los centros de salud. Y del lado oriente, los residentes que tienen que cruzar.
A mediados de 2013 los habitantes de San Bernardo que pasaban por la avenida Portales vieron que los añosos árboles que la bordean estaban pintados y cercados. En la municipalidad les dijeron que estaba planeada la tala de 174 árboles por EFE, por la implementación del proyecto ferroviario.
“Empezamos a movilizarnos, nos sumamos todos por el tema de los árboles”, cuenta Sandra Cornejo, secretaria del Frente Ciudadano de San Bernardo, organización que surgió en julio de 2013 en contra del proyecto. Hoy cuenta con 41 miembros inscritos y personalidad jurídica. Ellos -asegura la mujer- contribuyeron a que finalmente se decidiera que la tala afectaría solo a cuatro árboles.
El proyecto propio
Las organizaciones y los municipios de Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, El Bosque y San Bernardo suelen llevar a las protestas diferentes pancartas con un mensaje común:”No al Rancagua Express, sí al tren subterráneo”.
Cartas a los presidentes Piñera y Bachelet y una marcha por la vía férrea desde San Bernardo hasta Estación Central son algunas de las instancias en que se ha pedido que el tren vaya bajo tierra.
Pero la empresa descarta esa alternativa. “Dicha posibilidad fue estudiada y analizada, pero no es factible por costos y plazos, tal como se les explicó a los representantes comunales”, informa EFE por escrito.
El tramo que se pide soterrar consideraría alrededor de 8 kilómetros en las comunas.
“Si el tren fuera subterráneo podríamos hacer una ciclovía con conexión hasta Estación Central; sería el proyecto urbano más precioso”, asegura Sandra Cornejo.
Luego de dos años de lucha, las organizaciones y vecinos no transan: “Nos moriremos pidiendo tren subterráneo, así sea en 5, 20 o 30 años más”, afirma Cecilia Espinoza, secretaria del Frente Amplio Ciudadano de Lo Espejo.
Las organizaciones y los vecinos que piden el tren subterráneo hacen la comparación con el caso de la Autopista Vespucio Oriente. Este proyecto, en un principio aprobado para ser construido en superficie, despertó el rechazo de los vecinos y los alcaldes de las comunas afectadas y se logró llegar al acuerdo de que la autopista sea subterránea. Para esto recibirá un subsidio del Estado. Rancagua Express fijó su presupuesto inicial en 254,7 millones de dólares. Vespucio Oriente costaría cerca de 1.000 millones de dólares.
Conectividad peatonal
Felipe Castro, ahora con 16 años, camina nuevamente hacia la feria José María Caro, en Lo Espejo. Han pasado más de dos años desde que vio aquel tren detenido por los vecinos. Cruza la vía por un paso angosto a ras de suelo. A unos 50 metros a su derecha se ven dos personas cruzando la línea por otro paso. Son mayores de edad y uno de ellos arrastra con dificultad un carrito de dos ruedas. En ese lugar cruzan personas todo el tiempo.
“Nos vamos a quedar con cuatro pasadas peatonales con pasarelas que no tienen la inclinación adecuada para las personas de la tercera edad, que hay muchas en la comuna, y minusválidos, y que no cumplen con la ley 20.422”, explica Cecilia Espinoza, de Lo Espejo, refiriéndose a la ley que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad.
Al respecto, EFE asegura que todas las pasarelas peatonales contarán con acceso universal para los usuarios, incluyendo ascensores en ambos lados de ellas.”Esto, según conversaciones que mantenemos con la comunidad de cada sector. La empresa se hará cargo del funcionamiento y mantención de todas las pasarelas a fin de resguardar la seguridad y comodidad de los usuarios”, dicen en la empresa estatal.
“Nosotros nacimos con la línea férrea, no estamos en contra del desarrollo, pero pedimos que vaya en pos de nuestras necesidades. Ese es nuestro lema: que nos incluyan en el proceso”, dice Zaydee Abdala.
Pero las estrategias han ido sofisticándose. De las protestas, explica Catalina Huerta, ahora pasaron al plano judicial.
La Corte Suprema ya se pronunció respecto de uno de los recursos de los vecinos y lo rechazó el 29 de diciembre pasado, por lo que las acciones que les quedan se reducen a las reclamaciones ante el Tribunal Ambiental, donde las organizaciones tienen audiencia el 19 de febrero.
Mientras, el proyecto sigue avanzando y dos años han pasado desde que Catalina vio a los trabajadores que medían la vía por primera vez. En Lo Espejo se ven las pasarelas en el cielo, algunas más avanzadas que otras. En Pedro Aguirre Cerda empiezan a aparecer algunas, lo mismo en San Bernardo y El Bosque. Una cerca naranja encierra la vía por ambos costados.
Los vecinos no tienen aún claridad respecto de si habrá muro o no.