Las complicaciones del Transantiago a ocho años del inicio de sus operaciones
Por Valentina Mery, La Tercera.
El martes es el aniversario del sistema de transportes de la capital. Desde su comienzo, se han introducido mejoras.
El 10 de febrero del 2007 comenzó a operar oficialmente el nuevo modelo de transporte de superficie en la capital, el Transantiago. Este sistema prometía dejar en el olvido a las llamadas micros amarillas, incorporando por primera vez un medio de pago integrado, a través de una tarjeta electrónica -la Bip- la cual permitía combinar trayectos entre micros y Metro, por un solo pago.
Sin embargo, la implementación del modelo, diseñado durante la administración de Ricardo Lagos y que comenzó a operar en el anterior período de Michelle Bachelet, se logró con complicaciones: la falta de infraestructura para los buses, la eliminación y cambios de recorridos y el desconocimiento por parte de los pasajeros, provocaron un colapso en las calles de la ciudad.
Una muestra de esto fue que el Metro, que hasta 2006 realizaba 331 millones de viajes anuales, duplicó el número de usuarios al año siguiente.
Desde entonces, decenas han sido las medidas para mejorar el sistema, que en su mayoría han impactado en la calidad del servicio (ver nota secundaria). Pero también existen inconvenientes que han generado inestabilidad financiera en algunas empresas, como la evasión y los altos descuentos por incumplimiento de regularidad y frecuencia.
Según información a la que accedió La Tercera vía transparencia, los descuentos que han tenido las siete empresas concesionarias -por incumplimiento de los índices de calidad de frecuencia y regularidad- desde junio de 2012, fecha de inicio de los nuevos contratos, ascienden a más de $ 47 mil millones en los últimos dos años, equivalentes a US$ 75 millones (ver infografía).
Según explica el director ejecutivo de la Asociación de Concesionarios de Transporte Urbano de Superficie (Actus), Víctor Barrueto, no existe ninguna empresa que tenga un 100% de cumplimiento. “El sistema en el que están reguladas las empresas hoy día es un sistema muy exigente, en que hay control diario de cada bus en cada momento y efectivamente hay niveles de descuentos que algunos son casi imposible de evitar dada la falta de infraestructura priorizada para los buses”, sostiene.
En 2007 el sistema de Transantiago comenzó operado por un total de 14 empresas, en la actualidad esta cifra se redujo a la mitad. Dos de ellas quebraron y otras perdieron la concesión. En el caso de la ex empresa Comercial Nuevo Milenium, alcanzó a ser multada 121 veces antes de que quebrara en 2011.
Según explica el Director del Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz, “nosotros firmamos un compromiso que es el plan operacional, que se firma una vez cada seis meses, y ese compromiso establece el horario de salida de cada uno de los buses y los servicios y las frecuencias a las que se comprometen a dar, en las condiciones que se sabe que existe en la calle. Cuando ellos no hacen lo que se comprometieron con nosotros y con los usuarios, se les multa. Por lo tanto me parece justo y racionable que se gestione de esa manera”, asegura.
Evasión
Otro de los problemas a los que se ha visto enfrentado el transporte de superficie es a la evasión, es decir el no pago del pasaje por parte de los usuarios. Esta situación empeoró en el año 2010, cuando el sistema de transporte de superficie tuvo un alza de tarifa (pasó de $ 410 a $ 500 en tres meses) lo que provocó en ese momento, un peak de evasión cercano al 18%. El año anterior el promedio había sido de 15,3% y en 2008 este llegó al 13,7%. En la actualidad las autoridades estiman que existe un 22% de no pago.
Según cifras entregadas por Actus, al año se pierden en promedio unos 300 millones de validaciones al año por la evasión. Si al día los buses mueven 3,3 millones de personas, unos 660 mil viajes no registran validación.
“La evasión golpea directamente a las empresas y sin dudas sigue siendo muy alta (…) considerando que hoy día se paga en un porcentaje mayor por validaciones que por kilómetros recorridos, la evasión es mucho más directa”, añade Barrueto.