Rearmando el puzzle: la historia detrás de la capilla de Gaudí en Rancagua
Por Graciela Marín, La Tercera.
Será la primera obra del famoso arquitecto catalán, que se hará fuera de España.
El acercamiento fue como el de cualquier fanático. Antoni Gaudí llevaba cuarenta años trabajando en el monumental proyecto de la Sagrada Familia en Barcelona, cuando en 1922 recibió una carta desde Chile. “El que le escribe es un fraile franciscano de Santiago de Chile, admirador suyo, quien tuvo el gusto de conocerlo el año 1909 y que tiene su autógrafo en un libro de viaje”, decía el texto, escrito por el padre Angélico Aranda.
La misiva iba directo al punto: le solicitaba al arquitecto español un plano “de los que solamente él sabe hacer” para una capilla que Fray Angélico quería construir en Rancagua. En su respuesta, Gaudí advertía que sólo estaba dedicado al templo de Barcelona, pero el pequeño santuario que se le proponía coincidía en proporciones con una capilla que consideraba para la parte de atrás de la Sagrada Familia.
Así comienza una larga campaña que iniciará su materialización este año 2015, con la construcción del Centro Cultural y Espiritual Gaudí en el Parque Cataluña de Rancagua. Será el primer diseño arquitectónico de Antoni Gaudí construido fuera de España.
Perdido y encontrado
Gaudí murió atropellado en 1926. “Sus proyectos fueron continuados por su discípulo Domingo Sugrañes, pero pronto se desató la Guerra Civil Española. Ahí el proyecto queda archivado”, explica el arquitecto Christian Matzner, director del proyecto en Rancagua, junto a los arquitectos Elena Corbalán, Álvaro Guerra y María Eugenia Moreno.
Durante el conflicto, la mayor parte del taller de Gaudí fue destruido, y la cripta y escuelas provisionales de la Sagrada Familia fueron quemadas. Se pierden maquetas, planos, dibujos y fotografías originales. La capilla en Chile no vuelve a aparecer hasta 1973, año en que el arquitecto Joan Bassegoda -director entonces de la Cátedra Gaudí- encarga a un alumno suyo registrar planos y desclasificar archivos. Entre el material guardado en el Arzobispado de Barcelona estaba el intercambio de misivas entre Aranda y Gaudí. En Chile, el proyecto no fue real hasta 1996, año en que se conformó la Corporación Gaudí de Triana.
“Este ha sido un esfuerzo de un grupo de ciudadanos durante 19 años. Nunca perdimos la fe”, dice Gonzalo Díaz, presidente de la Corporación. Han sido décadas de investigación, estudios y presentaciones para llegar al proyecto actual.
“El proyecto se emplazará en el Parque Cataluña, situado en un sector muy poblado de Rancagua, donde se convertirá en polo de desarrollo. Es una construcción del siglo XXI, que pensamos como un espacio espiritual, artístico y cultural”,
Su nueva ubicación también considera un sentido simbólico. “La capilla estará orientada hacia Barcelona. Tal como quería Gaudí, la construcción simboliza la confraternidad espiritual entre España y América”, dice el arquitecto.
La nueva ubicación -en medio de un parque, ya no al costado de una iglesia- implica diferencias con el diseño original. Si la capilla de la Sagrada Familia tiene una fachada, la obra de Rancagua tendrá cuatro. Estará rodeada por una plaza principal como espacio de encuentro, y por una plaza acceso junto a una laguna. En el subsuelo habrá una sala de uso múltiple, una sala-museo Gaudí, una sacristía y un historial sobre Fray Aranda.
“Las obras arquitectónicas responden a un momento histórico. Hemos querido ser fieles a los principios geométricos de Gaudí, inspirados en la naturaleza, y trabajar con materiales locales. Así, usaremos piedra diorita y de Pelequén. La cruz corona será de cobre fundido. La cúpula estará revestida de lapislázuli. Pero también habrá hormigón armado contemporáneo, a la vista, pulcro”, describe Matzner.
En el futuro, el proyecto Centro Cultural y Espiritual Gaudí espera sumar a creadores locales para completar la visión del arquitecto, que incluía imágenes bíblicas exteriores e interiores en la capilla. También le preocuparon otros temas, que alcanzó a preguntar a Fray Angélico: dónde se ubicaría la obra y, también, si había riesgos de ciclones. En Chile, el gran peligro a despejar fueron los sismos. Aun así, el Parque Cataluña es justamente un lugar de viento y la tensión que produce fue una de varias pruebas a resolver. Gaudí no estaba perdido. Su diseño sobrevive, una vez más.