Recuperarán una de las zonas más vandalizadas del Metro de Santiago
Por Sebastián Sottorff, El Mercurio.
Estación Macul está en el límite de tres comunas y es foco de delincuencia:
Fundación “Santiago Mío” fue creada para combatir los rayados y ahora busca restaurar el deteriorado edificio.
Su misión no es acoger a los perros vagos, atender a personas de la tercera edad o entregar capacitación a dueñas de casa vulnerables.
El propósito de la fundación “Santiago Mío” es más simple, pero quizá igual de complejo, en otra escala: borrar los rayados que invaden los muros y espacios públicos de la capital.
Ya sea un monumento, casa, quiosco o inmueble patrimonial, la premisa de esta llamativa ONG es acabar con los grafitis. Y poco a poco lo ha ido logrando. Ahora, el paso de la organización es recuperar un espacio público que desde su construcción ha sufrido los embates del vandalismo callejero: la estación Macul de la Línea 4 del Metro.
La parada enfrenta varias complejidades: está situada en el límite de tres comunas: Macul, La Florida y Peñalolén. Esta condición de “frontera” hace difícil que alguno de los municipios enfrente por sí solo la mantención del espacio, una situación que revela, además, los vacíos de la institucionalidad actual, que carece de una autoridad metropolitana capaz de velar por espacios que unen comunas. Algo similar ocurre con el río Mapocho.
“Este lugar es como el escenario de una guerra civil”, dice Leonardo Godoy, director de la fundación, acerca de este terminal.
De ahí que los arreglos y su mantención sea un tema que se ha derivado, durante varios años, entre los municipios, el Ministerio de Obras Públicas y el Metro.
Pero mientras esas entidades no se pongan de acuerdo, el tren subterráneo ya firmó un convenio con esta ONG para comenzar a recuperar el espacio.
Será un trabajo que podría iniciarse en marzo y que estará a cargo solo de voluntarios.
“Estamos felices con esta alianza, porque además de recuperar una estación que ha estado sumida en el abandono, vamos a dar una potente señal para los vecinos”, agrega Godoy.
Además de combatir los rayados que azotan los muros de esta estructura, con pintura anti grafitis, la entidad tiene también un duro desafío que enfrentar: los carteles. “Por eso estamos buscando un método con relieve para que sea más difícil pegarlos y leerlos”, explica.