¿Qué hicieron las sanitarias para asegurar el agua en un nuevo verano de sequía?
Por Marjory Miranda O., La Tercera.
Firmas invirtieron en sondajes y bombas de extracción para evitar racionamiento. Aguas del Valle y Esval han gastado $ 37 mil millones.
Una simple gotera en la red de tuberías de distribución de agua, que tiene a su cargo una empresa sanitaria, puede hacer la diferencia a la hora de pensar en racionar el vital elemento, sobre todo en zonas donde la sequía se instaló hace casi ocho años.
Es el caso de las regiones de Coquimbo y Atacama, donde las reservas de los embalses están al mínimo y los caudales de los ríos -matriz de abastecimiento natural- son cada vez más débiles. A estas zonas se suma Valparaíso, que ya tiene cinco años con déficit de lluvias. Y es en estos sectores donde las empresas administradoras de agua potable invirtieron para evitar problemas de abastecimiento a la población.
Según explicó la superintendenta de Servicios Sanitarios (SISS), Magaly Espinosa, “se trata de obras nuevas, de mejoras de redes existentes que se conversan y solicitan a las empresas a modo de planificación para adelantarse al período estival, y sabiendo que venimos con un período de sequía importante”.
En el detalle entregado por la autoridad, una de las obras más importantes la realizó Aguas del Valle -filial Esval- en Illapel, que provee a 7.750 clientes (30 mil personas), para sacar agua del embalse El Bato.
“Se instalaron equipos de elevación de agua en el embalse El Bato, para subir la cota 400 litros por segundo; además, tiene que mejorar la conducción de agua entre El Bato y su planta de tratamiento, que debe estar listo a fines de febrero”, dijo la autoridad.
En el caso de Valparaíso, la sanitaria Esval tuvo que invertir en la construcción y habilitación de pozos adicionales, limpieza del estero Limache, mejoramiento de drenes existentes y acuerdos con Juntas de Vigilancia, entre otras medidas en ejecución, para obtener 528 litros por segundo adicionales. También existen requerimientos en la red que abastece a Petorca, Chincolco, La Ligua y Cabildo.
Desde estas empresas detallaron que entre 2011 y 2014 se han destinado $ 37 mil millones para mantener la continuidad del servicio. “Las inversiones se han focalizado en explorar nuevas fuentes, habilitar pozos y nuevas conducciones, que nos permiten aumentar nuestra disponibilidad de agua”, dijeron.
Durante este verano Esval destinó $ 250 millones por concepto de camiones aljibes. “Estos (vehículos) aljibes descargan agua cruda en nuestra plantas potabilizadoras, de forma de que nuestros clientes puedan recibir el servicio normalmente a través de la red”, señaló la empresa. En el mismo ítem, Aguas del Valle ha invertido $ 694 millones este año.
La superintendenta aseguró que “todas estas obras tienen que permitir mantener la continuidad del servicio hasta el mes de mayo. Luego vienen las lluvias y en invierno la demanda baja, pero eso nos indica que para el próximo verano esas obras ya no son suficientes y debemos seguir invirtiendo”.
Por su parte el gerente de Operaciones de ambas firmas José Luis Arraño, dijo que “este invierno será clave para las futuras proyecciones. Por eso, estamos trabajando intensamente y continuamente exploramos nuevas fuentes que nos permitan fortalecer nuestro sistema en el largo plazo, pues la sequía representa una situación estructural. La comunidad también juega un importante papel en el uso responsable del agua”.
Sequía agrícola
El drama mayor de la sequía se vive en la agricultura que, en las regiones Atacama, Coquimbo y Valparaíso, obtiene el 73% del uso de agua; 9% es destinado a la minería; 6% para consumo humano; y 12% para la industria.
Javier Crasemann, presidente de la Junta de Vigilancia de la primera sección del río Aconcagua (Valparaíso), asegura que el principal problema es que “en los últimos 20 o 25 años se ha aumentado la superficie de riego en la región, con financiamiento estatal, en el orden de 25 mil a 35 mil hectáreas nuevas de riego, pero no se ha invertido ningún peso en eficiencia de riego”.
Agregó que “falta una política de Estado a 20 años. La autoridad de turno le echa la culpa al Código de Aguas, que estamos claros que es perfeccionable, pero el código no va hacer aparecer agua. Hay proyectos como el embalse de cabecera Puntilla del Viento , que está comprometidos hace años, pero no se toma la decisión de hacerlo”.
En Ovalle
En la en la Región de Coquimbo, el alcalde de Ovalle, Claudio Rentería, calificó el escenario de sequía que vive su zona como “un terremoto que afecta a los pequeños y medianos productores agrícolas y las comunidades que se surten con APR (agua potable rural), porque ellos se surten de napas subterráneas, y mientras se prioriza el consumo humano (en el área urbana), haciendo más pozos, menos agua les llega. Ellos ya están racionando el vital elemento”.