Opinión: A 5 años del 27F, Chile necesita un edificio que fomente la cultura sísmica
Por Patricio Mora, arquitecto. Co fundador y Director de Fundación Alto Rio.
“Somos el país más sísmico del mundo”, afirmación que durante cinco años desde el 27F se ha instaurado casi como un himno nacional, pero ¿no debiésemos ser por lo mismo el país más preparado del mundo?
Una acelerada reconstrucción material, con una débil renovación emocional para las comunidades afectadas y el daño simbólico generado con el Memorial del 27F en Concepción, reafirman la necesidad que tenemos de crear un cambio y saldar la deuda histórica con la memoria sísmica del país, levantando de manera inédita el primer edificio en Sudamérica donde se enseñe, se recuerde y se investigue para mejorar las acciones de prevención, respuesta y rehabilitación de una comunidad tras un desastre.
Esto sería en homenaje a las víctimas del terremoto, a aquellos que han tenido la fortaleza de soportar vivir cinco años en mediaguas sin baño, como reconocimiento a los dirigentes que han trabajado por sacar adelante a su comunidad, por quienes sufrieron el terremoto social, por aquellos que coordinaron los rescates y por familiares que hoy quieren abrazar a un ser querido que ya no está.
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Quisiéramos levantar el primer edificio en Sudamérica que testifique sobre la necesidad urgente de instalar la gestión del riesgo en emergencias y desastres como una política de estado. Como Fundación Alto Rio lo hemos denominado a priori “Meneateca Sísmica” inspirada en las tres musas griegas hijas de la diosa de la memoria, Meletea, Mnemea y Aedea. Cada una representa los tres hechos que son parte del proceso de creación y concretizar de las ideas abstractas, como un principio ideológico de dejar de denominar a todo híbrido “centro” y comenzar a crear nuevos conceptos y edificios especializados en esta materia.
A cincuenta y cinco años del terremoto de 1960 y cinco años del terremoto de 2010, es un deber debatir sobre esta materia. Chile necesita un espacio educativo que jamás había sido pensado hasta hoy y donde consideramos que existe un lugar de memoria que nos pide a gritos la misma resignificación que lograron hacer sus ex ocupantes, un espacio que se transformó en el referente histórico y patrimonial de carácter sísmico internacional. Me refiero al sitio donde yacen las ruinas del edificio Alto Rio.
¿Qué mensaje país se plasma con esta idea? Resiliencia urbana, social y operacional, principios de sustentabilidad, ya que seríamos capaces de revertir un recuerdo negativo en una oportunidad para que las futuras generaciones puedan educarse en un museo con la experiencia de los diversos terremotos del siglo XX y XXI, con una colección de objetos y relatos testimoniales aportados por la misma comunidad, convocada desde Visviri a Puerto Williams. Contaría con una biblioteca y una hemeroteca especializada en materia de desastres a nivel latinoamericano, aulas y salas de simulación donde se formen autoridades de todo Chile, dirigentes vecinales y la ciudadanía en general; y por último, disponer de un espacio de sanación emocional y social con un diseño que interprete a los afectados tras los diversos desastres en la historia de Chile.
Este edificio por ahora es un sueño que expresa el respeto, la esperanza y el afecto sincero hacia la ciudad y el país, por parte de un grupo de sobrevivientes y profesionales que sienten como un deber evitar que otros sufran lo que ellos vivieron. Las lágrimas de las víctimas de Alto Río fecundaron un sitio para la memoria que ahora quiere hacer germinar vida, donde invitamos a todos los chilenos y todas las chilenas a sumarse en este vital desafío.
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