El reimpulso del histórico barrio Franklin
Por M. José Jarpa, La Tercera.
El cierre de calles en torno al Persa Biobío, la restauración de edificios y nuevas cámaras de seguridad son parte de la intervención que impulsa el municipio de Santiago.
El cierre del matadero del barrio Franklin a principios de los años 70 no sólo derivó en la cesantía de un grupo de trabajadores, también implicó la transformación de un espacio que se levantó en torno a las faenas de este recinto creado en 1847 como uno de los puntos de abastecimiento alimenticio de la capital. En los alrededores del lugar habían proliferado el comercio y las fábricas que trabajaban con productos derivados de la carne. Se levantaron viviendas, como las de la población Huemul, que acogió a obreros de fábricas del sector. “Después del cierre del matadero, en nuestro gremio, que éramos como 500 personas, sólo 50 agarramos puesto en (el matadero) Lo Valledor. Muchos viejos murieron de pena”, señala Luis Tobar, quien trabajó como matarife hasta 1976. Hoy es dueño de cuatro carnicerías en el Mercado Matadero, en las que trabaja con sus hijos y nietos.
La clausura del matadero se tradujo en una reformulación de la fuente de trabajo, y fue así que en la década de los 80 se consolidó el mercado persa para paliar esta situación y la crisis económica de 1982. Con el tiempo, el persa se convirtió en punto de visita obligado para el santiaguino amante de las antigüedades y del regateo a buen precio.
Hoy, parte de este lugar tendrá una metamorfosis. La Municipalidad de Santiago, tras realizar un trabajo con los vecinos, elaboró el Plan Maestro para Revitalizar el Barrio Franklin, el que contempla una intervención en 60 cuadras del sector, que abarca mejorías en el espacio público, movilidad, conectividad, rescate patrimonial y reforzamiento de la seguridad, que vienen a sumarse a la reciente remodelación de la Plaza Claudio Matte, proyecto para el cual se destinaron $ 220 millones. Entre las iniciativas en fase de ejecución, destaca la peatonalización de las calles Placer, San Isidro, Ingeniero Obretch y Víctor Manuel, en el sector del Persa Biobío, los fines de semana y festivos.
“El objetivo es el ordenamiento del espacio público que permita mejorar la experiencia de los visitantes, liberando los automóviles para que los peatones sean los protagonistas. Este cambio en el espacio público disminuye la incidencia de delitos, porque a carabineros le es más fácil fiscalizar”, comenta la directora del Plan Maestro Barrio Franklin, Cristina Huidobro.
La calle Placer será la que tendrá la intervención de mayor envergadura. Se peatonalizarán ocho cuadras, entre Roberto Espinoza y San Isidro, y se realizarán mejoras en el equipamiento, para lo cual se destinarán $ 1.500 millones, que se obtuvieron del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).
La intervención debería estar completa en octubre de este año.
“Implica rehacer completamente la calzada para subirla y dejarla a nivel de acera; renovación del alumbrado, el mobiliario y paisajismo”, acota la arquitecta, quien dice que también se avanza en la regularización de los permisos de los comerciantes.
Las calles Víctor Manuel y San Isidro ya cuentan con peatonalización los fines de semana, mientras que en marzo se intervendrá Ingeniero Obretch. “Será bueno para nosotros, atraerá más clientes y será más cómodo para el visitante. Con los autos era un caos”, asevera Matilde Ulloa, locataria en calle Ingeniero Obretch.
Siguiendo por calle Biobío hacia el poniente se levanta el Teatro Huemul, edificio construido entre 1914 y 1918. Este inmueble, que funcionó como centro cultural hasta el año pasado, pero que hoy está cerrado por problemas internos, es parte de los íconos del sector, por lo cual el municipio planea reparar sus techos. Para dicha labor se buscará obtener los $ 30 millones necesarios por medio de la Ley de Donaciones Culturales.
“El teatro es parte del barrio Huemul, que se construyó a comienzos del siglo XX, en un proyecto de reforma del matadero. Era una iniciativa de la clase alta chilena de crear viviendas obreras dignas, bajo el concepto de la beneficencia (…), la idea era construir un barrio donde estuvieran las casas, pero también la asistencia pública, la biblioteca, el centro cultural, etc.”, señala la historiadora Karen Donoso, coautora del libro Por la güeya del matadero, memorias de la cueca centrina.
El tercer eje de acción del Plan Maestro tiene que ver con la seguridad. Durante marzo se inaugurarán 10 cámaras para vigilar distintos puntos del barrio, principalmente el persa.
“Lo que más falta en este sector es seguridad, a mí me han asaltado cinco veces. Si va a haber más gente circulando, con el cierre de las calles, se van a camuflar más lanzas”, asegura una locataria de calle Placer que prefiere no dar su nombre.
El capitán de Carabineros Patricio Alarcón, subcomisario de la Cuarta Comisaría de Santiago, señala que en el sector del persa, “los delitos más frecuentes son el robo por sorpresa y el delito de receptación de especies, que es uno de nuestros focos de acción”.
Respecto de la dotación de cámaras, añade “ya existen algunas en el sector, pero sin duda serán un buen aporte”.