Opinión: Parque urbano inclusivo en Concepción
Por Andrea Boudeguer Simonetti. Arquitecto, Accesibilidad Universal en www.accesibilidad.cl
Hace tiempo que hemos venido escuchando sobre la importancia de una plaza inclusiva, pero se ha avanzado poco. Algunas acciones comunales concretas pero desarticuladas no permiten dimensionar la importancia de incorporar dentro del criterio de diseño de las ciudades la inclusión de niños y niñas con discapacidad, quienes tienen el mismo derecho que todos de jugar y compartir con sus familias en un espacio tan democrático.
Hacer o no plazas y parques inclusivos tiene necesariamente que tener eco en la Alcaldía y en los asesores urbanos, quienes sí están dispuestos a construir estos espacios mucho más de lo que pensamos. Pero se encuentran primero con la falta de tecnicismo entre los profesionales, la falta de terreno, la escasez de proveedores, juegos de altísimos costos y por supuesto, la falta de recursos y la decisión política.
El Parque Ecuador Inclusivo de la ciudad de Concepción es la excepción a la regla.
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Un municipio coordinado con la autoridad regional, recursos y profesionales técnicos comprometido con la inclusión. El trabajo comenzó hace varios años con un diagnóstico en terreno, reconociendo e identificando las barreras del entorno que, conocidas por todos, hacían de este lugar un espacio sub utilizado, con espacios obsoletos, sin vitalidad.
El proyecto se enmarcó en tres etapas, luego que se adjudicaran fondos regionales. Área de juegos, área de monumentos y área deportiva. Como condición principal se priorizó la segregación de uso de suelos en conflicto, ya que peatones y ciclistas utilizaban un espacio que se creía común y, junto con la eliminación de escalones y desniveles bruscos, la propuesta comienza a configurase como un espacio accesible para todos.
Uno de los elementos que más llama la atención es la no utilización de guías podotáctiles en el pavimento, que son texturas para guiar el recorrido con seguridad de las personas ciegas. Podría decir que es “la solución” para todo, pero con los años, hemos estado levantando casos, experiencias y feedback de la comunidad ciega que nos dicen que no ocupan los circuitos porque no les garantiza seguridad, o no saben para qué sirven. Por eso, es acertado priorizar la señalización de zonas de alerta ante cualquier otro elemento.
Sobre los juegos, se prioriza la versatilidad, con juegos adaptados, juegos individuales y colectivos, espacios de estimulación sensorial, cada uno en su escala separados pero unidos por atractivos pavimentos de colores que aportan a identificar la zona en que uno está.
El éxito de un proyecto de esta magnitud debe estar garantizado con un trabajo con la comunidad y la capacitación de monitores. Informar y enseñar que los juegos son para todos. Monitorear el uso y enseñar a cómo usarlos. Acoger a quien pregunta y mira curioso y enseñar a quien tiene dificultad. Ahora queda recoger la experiencia y realizar mejoras, porque la accesibilidad siempre es perfectible.
Y para terminar, una dato más. El proyecto no sólo se quedó con hacer un parque de nivel mundial, sino también se preocupó del cómo las personas con movilidad reducida y discapacidad cruzarían la ciudad caminando (o rodando en su silla de ruedas) para llegar al Parque, una ciudad que no tenía ninguna ruta accesible para llegar él. Por lo que además, se incorporó baldosas en cruces peatonales en 75 esquinas, baldosas en cruces peatonales a plinto 0 y franjas de alerta en 214 esquinas, además de rebajes peatonales y franjas de alerta en 40 esquinas, la repavimentación total de la esquina. 45 esquinas, es decir, 16.612 m2 de nuevas aceras y 4.780 ml de franjas de alertas para las personas ciegas.