Artista interviene esculturas capitalinas y genera polémica
Por Camila Ortiz, María Jesús Bidegain y Alex Miranda, El Mercurio.
El proyecto estará visible hasta el sábado en la mañana:
Lo que algunos consideran una falta de respeto, para otros es un efectivo llamado de atención para la preservación del patrimonio.
El domingo en la mañana, Santiago amaneció distinto. A lo largo de la Alameda, entre Avenida Brasil y Plaza Italia (además de la Plaza de Armas), 21 esculturas de próceres nacionales, como Bernardo O’Higgins, Benjamín Vicuña Mackenna o Pedro de Valdivia, aparecieron intervenidas con vistosas líneas blancas, con diseños que aluden a las pinturas corporales tradicionales de la cultura Selknam.
La llamativa intervención, que no posee indicaciones visibles sobre su autoría, inmediatamente levantó sospechas con respecto a si se trataba de un acto vandálico o una obra artística. Incluso hubo varios reclamos a Carabineros, señala el artista detrás de la obra, Enrique Matthey.
“Aun cuando nunca le prestan atención a estos monumentos, cuando alguien hace un gesto que interrumpe el cotidiano inevitablemente genera una reacción de sospecha. Pero la intención no es pasar a llevar a estas figuras; por el contrario, a mí lo que me interesa es que exista una revalorización de los monumentos y el patrimonio. Lo fundamental es hacer visible aquello que por el hábito y la rutina se ha vuelto invisible”, explica el autor sobre su obra, denominada “La resurrección de los muertos”.
Miradas diversas
La obra, sin embargo, ha despertado voces críticas entre los mismos artistas. Para el escultor Federico Assler, se trata de “una falta de respeto al arte. Sea un monumento histórico, una figura, una estatua o lo que sea, es preferible que los artistas traten de hacer una obra propia, personal. Esto es des-arte”, comenta.
Mientras, el artista Francisco Gazitúa pone en duda el valor de este tipo de intervenciones. “Para mí no es una ofensa, pero creo que ya es tiempo de que los artistas chilenos comiencen a trabajar no sobre el arte ya hecho, si no que hagan el arte que Chile necesita ahora. Trabajar sobre obras se ha hecho tanto, que de eso no sale nada nuevo”, opina el escultor.
Sin embargo, también son varias las voces entre la comunidad artística que celebran la iniciativa. “Entiendo a quien pueda considerar que es una falta de respeto, pero yo no lo siento así. Es un trabajo arriesgado, que rompe con lo cotidiano. Su objetivo justamente es despertar el asombro y lo logra plenamente”, señala Milan Ivelic, director de la Fundación Itaú y ex director del Museo Nacional de Bellas Artes.
Para el escultor Mario Irarrázabal, la mirada también es positiva. “Las estatuas ocupan un lugar importante en la ciudad, pero ya nadie las ve. Uno podría sacarlas y quizás nadie se daría cuenta, salvo porque hay un vacío. Esas intervenciones de artistas con obras públicas van hacia eso”, señala Irarrázabal, y agrega: “En una ocasión, un artista uruguayo le pintó las uñas a mi escultura en Punta del Este y las autoridades se preocuparon de que me enojara. Yo lo encontré fantástico”, relata.
“Es un gran trabajo que absolutamente cumplió el cometido propuesto al lograr que los monumentos aparezcan verdaderamente ante los ojos del transeúnte. Aplaudo el sí de las autoridades, porque uno tiende a pensar que no van a dejar intervenir este tipo de obras”, comenta el también escultor y académico de la UC, Gaspar Galaz.
Y aunque la intervención cuenta con la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales y la Municipalidad de Santiago, un permiso pendiente de la Intendencia podría hacer peligrar su continuidad.
“Espero que dure hasta el sábado, porque se trata de una intervención económica y efímera, pero que ya ha generado una imagen súper potente”, comenta Matthey.