Rescatarán el Mercado Central de Arica, construido en 1875
Por Mario Rojas Martínez, El Mercurio.
Túneles subterráneos sirvieron como refugio de ataques de piratas:
Municipio se propuso restaurar uno de los pocos inmuebles del siglo XIX que siguen en pie en el casco histórico de la ciudad.
En la Colonia fue un monasterio franciscano y tuvo un cementerio. Bajo su suelo tiene una red de túneles que fue usada como refugio ante las incursiones de piratas y, más tarde, como conexiones secretas con otros monasterios, iglesias y residencias cercanas.
Un terremoto destruyó el claustro en 1868 y luego, sobre sus ruinas, fue levantada una caballeriza.
Siete años más tarde se levantó el actual recinto, llamado Recova, del que sobreviven sus dos puertas de acceso, de hierro, y una veintena de columnas, también de hierro, que soportan la techumbre y muros perimetrales.
Luego estalló la Guerra del Pacífico, y el 7 de junio de 1880 ocurrió el Asalto y Toma del Morro de Arica, y se destruyó gran parte de la ciudad durante la batalla. Incluso en una de sus calles de acceso, San Marcos, que conserva su nombre, el Ejército peruano colocó conexiones -o guías como eran llamadas en esa época- para hacer estallar sus reductos si eran tomados por tropas chilenas.
Esta es parte de la rica historia del Mercado Central de Arica, ubicado en el centro, a pocas cuadras de los pocos recintos del siglo XIX que se conservan en el casco antiguo, como la ex Aduana, la casa Bolognesi y la Catedral de San Marcos.
Pero es el único inmueble que no es Monumento Histórico y en las últimas tres décadas ha estado en dos ocasiones cerca de ser demolido.
Para preservarlo, la municipalidad, propietaria desde 1904, activó un plan de rescate del recinto de más de dos mil metros cuadrados, hoy rodeado de estacionamientos y almacenes. El trabajo será asesorado por la Fundación Altiplano, especializada en restaurar iglesias andinas distribuidas en el extremo norte, como la de San Pedro de Atacama.
“Vamos a colocar nuestra experiencia y profesionales al servicio de la noble causa de sacar adelante la restauración”, señaló Cristián Heinsen, director ejecutivo de la fundación, tras una reunión con autoridades municipales en que se acordó trabajar en el diseño del proyecto.
“A fines de los años 80 se proyectó demolerlo y construir edificios o estacionamientos, pero los locatarios se resistieron. Acá respetaremos el patrimonio, el uso comercial, a sus trabajadores. También vamos a sumar espacios para actividades culturales”, dijo el alcalde Salvador Urrutia.
Tesoro viviente
Miguel Angulo (65) es dirigente de los locatarios y uno de los “históricos” antidemolición. “Emigré de Ticnamar -un pueblo altiplánico-, hace 50 años que trabajo acá y, gracias al mercado, pude educar a mis tres hijos, todos profesionales. Que se restaure, pero que nos respeten, porque somos y estamos en un tesoro viviente”, sostuvo.
Angulo relata que en el siglo XX hubo más de 100 locales. Hoy se mantienen 20, y la mayoría funciona entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde. Entre sus pasillos se pueden leer nombres como “Héroes de la Concepción” o “Ventanas del pasado”, se distribuyen almacenes y puestos de venta de frutas, empanadas y, sobre todo, flores.