En Chañaral la gente se refugió en los techos
Por M. Bustos, X. Bertin, O. Fernández y V. Mery, La Tercera.
Algunos lo describieron como una “ola de tsunami”. Otros, como “un sonido de piedras”. Residentes huyeron a la parte alta de las construcciones. El agua y el barro del río Salado causaron una tragedia cuya magnitud aún es incierta.
8.10 horas de ayer. A la entrada de Chañaral, sentado sobre el techo de un restaurante, Darwin Vargas sostiene una breve y desesperada comunicación telefónica con La Tercera: “Esto está horrible, necesitamos que nos vengan a rescatar, estamos arriba de los techos, el río se desbordó y no sabemos cuánto podrá resistir esto. Estamos con un bebé recién nacido, somos 10 adultos y la guagua. Sólo un helicóptero puede llegar acá, por favor”.
Esto ocurrió en el kilómetro 341 de la Ruta 5, junto a una estación de servicio y otros locales, en los cuales también había gente en los techos. Pasadas las 20.00 horas, todos fueron rescatados.
A pocos kilómetros de allí, en el centro de la ciudad, Clara Pizarro daba cuenta del mismo panorama: “Desapareció la calle Merino Jarpa, la principal, por el aluvión. Hay desabastecimiento, no hay agua y ni un solo supermercado abierto, no tenemos dónde comprar comida. Tampoco hay electricidad ni teléfonos”.
Poco más de 14 mil personas residen en esta ciudad, ubicada a 167 kilómetros de Copiapó, al norte de la Región de Atacama. Y ayer, producto de la lluvia y los deslizamientos de tierra que generó la crecida del río Salado, la localidad misma y sus pueblos cercanos vivieron una de sus jornadas más angustiantes.
“Se han perdido vehículos y negocios completos. Este es el peor aluvión que hemos visto. El último fue en 1972”, recordó la misma Clara Pizarro.
Guillermo Valdivieso, miembro del comité de emergencia de la comuna, dijo que “lo más impresionante son las personas que, en la zona norte de la comuna, han estado entre seis y hasta siete horas resistiendo en los techos, esperando a que alguien los rescate”. Añadió que “dos poblaciones quedaron bajo el barro y el agua. Además, no hay abastecimiento de gasolina. Una estación de servicio quedó destruida”.
Juan Faúndez, oriundo de la misma zona, publicó en su twitter que todo comenzó temprano, con un ruido. “Sentimos como un sonido metálico, parecían piedras pegándole a una reja, al parecer era a los autos, y de repente la calle se llenó de agua”.
Bárbara Trujillo también reside en el centro de la ciudad. “El río empezó a bajar como a las 5 de la mañana. A las 10 llegó Carabineros, porque el río venía bajando con muchas piedras. Como a las 13.30 empezaron a llamar (por altoparlante) para decir que teníamos que evacuar toda la 26 de Octubre, que es una población. Porque venía una lanchada”.
A los pocos minutos llegó esa lanchada. Según relata Trujillo, “arrastró dos camiones y todos los animales del sector. En eso, vi como el agua se llevó mi casa. Fue cosa de segundos”.
Angelo Agüero, editor del medio Prensa Chañaral, explicó que “unos 30 kilómetros al este de la ciudad se ubica la pequeña localidad minera de El Salado, que prácticamente desapareció. Queda en la quebrada del mismo nombre, que llega justamente a Chañaral. Entonces, todo lo que se destruyó en ese sector vino a dar acá. Fue una ola inmensa, yo estaba ahí tratando de ayudar a los vecinos, y lo que vimos fue una ola como de un tsunami”.
Anoche, Héctor Volta, alcalde de Chañaral, informó que “en estos momentos tenemos problemas de todo, de salud, de abastecimiento, de comunicaciones, de refugios. Hemos hecho lo posible, repartiendo nylon y frazadas, pero esto nos supera”.