“Era fácil ver que la opción de inundaciones y deslizamientos de tierra era cercana”
Por Francisco Aguirre, La Tercera.
Meteorólogos de EE.UU., Anthony Sagliani y Jason Nicholls anunciaron el fenómeno el domingo.
En la mañana del domingo 22, el meteorólogo de AccuWeather, Anthony Sagliani, fue el primero en dar la voz de alerta en la red social Twitter sobre lo que se estaba incubando en la Región de Atacama: “La próxima semana la costa del norte de Chile tendrá uno de los eventos meteorológicos más anómalos que he visto”.
Y tenía razón. Hasta ahora, el saldo por los aluviones en la zona es de nueve fallecidos, los damnificados se cuentan por miles y los daños materiales suman millones.
Este antecedente puede clarificar la controversia surgida el miércoles, cuando desde la Dirección Meteorológica de Chile afirmaron que “inicialmente se envió una alerta, pero cuando vimos que la condición iba a ser más crítica elevamos una alarma”, mientras que la Onemi aseguró que “la alarma de precipitaciones intensas fue el 25 de marzo a las 11.48 horas. La alerta indica chubascos a partir del 24 hasta el 26. Esa información fue lo que gatilló que se estableciera que la situación fuera mucho más grave”.
En este escenario, la Onemi decretó alerta preventiva por precipitaciones el 23 de marzo, mientras que estableció la alerta roja para Atacama el miércoles 25 a las 8.26 horas.
Desde EE.UU., Anthony Sagliani y Jason Nicholls de AccuWeather, ambos científicos y expertos en climatología, han seguido de cerca lo ocurrido en el norte, afirmando que conocían que la situación generaría inundaciones peligrosas y que desde un primer momento les sorprendió el lugar donde ocurrieron.
A pesar que quien entregó la alerta por la red social fue Sagliani, es Nicholls quien posee más experiencia con el norte de Chile. Su cargo es Jefe del Departamento de Meteorología y Pronóstico Internacional de AccuWeather y ha pronosticado el clima de Sudamérica por más de 15 años. De hecho, está completamente familiarizado con el clima inusual de esta semana.
“La tormenta responsable de las excepcionalmente fuertes lluvias en el norte fue anunciada en la mayoría de los modelos globales desde fines de la semana. A medida que pasaban los días, el inusual fenómeno comenzó a llamar nuestra atención. Así, teniendo en cuenta lo que se estaba mostrando y la rareza de tal evento, sería fácil pensar que las probabilidades en contra de los pronósticos eran bajas”, afirma Nicholls.
El experto agrega que “en AccuWeather empezamos a preocuparnos el fin de semana, a medida que más y más modelos anunciaron a la idea del acontecimiento extraordinario que tendría lugar en el norte de Chile”.
Acerca de la notificaciones emitidas por las autoridades chilenas, Nicholls asegura que, considerando la posibilidad de lluvia en zonas cuyo desarrollo normal de precipitaciones para marzo es de menos de un milímetro, “era fácil ver que, incluso con los dos o tres milímetros de lluvia anunciados el domingo la posibilidad de inundaciones y deslizamientos de tierra era cercana”.
Añade que “no esperaba fallecidos, aunque existía la posibilidad con la magnitud mostrada por la tormenta. Tenía la esperanza que los medios y meteorólogos locales entregaran la advertencia correspondiente”.
¿Cómo hubiesen reaccionado los sistemas de alerta estadounidenses? El experto indica que tanto AccuWeather, el Servicio Meteorológico Nacional y los medios de comunicación en EE.UU. probablemente habrían advertido a la gente con la suficiente antelación para tomar precauciones. Incluso en el caso de inundaciones repentinas, los numerosos radares meteorológicos en EE.UU. habrían proporcionado alguna alerta avanzada para alertar problemas inminentes.
Entonces, ¿la catástrofe era previsible? Los meteorólogos indican que, tomando en cuenta que el área afectada por la tormenta es una región árida que normalmente no ve lluvia en marzo -así como en todo el año-, los 12 milímetros de lluvia caídos en Antofagasta el miércoles son el equivalente a cerca de cuatro años el valor de la lluvia en un período de 24 horas.
Eso sí, Nicholls agrega que en los próximos años las probabilidades de un evento similar son muy bajas: “Lo que ocurrió en el norte de Chile pasa una vez en 100 años”.