Los museos serán socios: El MAC y el Bellas Artes reabren histórica puerta que los conecta
Por Daniela Silva Astorga, El Mercurio.
El Palacio de Bellas Artes ha albergado por décadas a ambos organismos. Como uno mira hacia el poniente y el otro al oriente, llevan 85 años dándose la espalda e incomunicados. Ahora, la historia cambia y el público podrá entrar gratis a los dos museos.
Las obras transgreden todo límite. Es 1928. Y el Salón Oficial, que reúne creaciones de profesores y alumnos aventajados de la Escuela de Bellas Artes, perturba tanto a las autoridades, que el Mandatario Carlos Ibáñez del Campo rápidamente toma medidas.
Determina que los estudiantes más talentosos de esa generación viajen becados a Europa, para estudiar artes aplicadas, y también fija el cierre de la academia, ubicada en el Palacio de Bellas Artes. Es decir, en la mitad del edificio que da hacia el poniente del Parque Forestal; la otra, con vista al oriente, la ocupa el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
Pero el decreto presidencial no solo involucra el cese de funciones académicas; también, la clausura de una puerta clave que conecta los talleres con el museo y que los alumnos usan, sin pago de por medio, casi a diario. Tal como lo había pensado el arquitecto del palacio, Emilio Jecquier: la academia y el museo, lógicamente, debían tener constante diálogo.
Han pasado 85 años desde la clausura de ese corredor interno y uno menos desde que se determinó el cobro de entrada en el Museo de Bellas Artes. Han transcurrido cuatro décadas desde que la mitad poniente del edificio es ocupada por el Museo de Arte Contemporáneo y jamás -salvo para la Bienal de Arquitectura de 1981- ha vuelto a funcionar esa puerta. No obstante, la historia cambiará: Roberto Farriol y Francisco Brugnoli, directores del MNBA y del MAC, respectivamente, la reabrirán juntos este martes, a las 18:30 horas.
“Va a ser un momento muy importante. Históricamente, pocas acciones de esta naturaleza se han realizado casi después de un siglo. Esto será un cambio histórico; pero, más que eso, algo tremendo a nivel simbólico. Los dos museos se unirán y no por un día, una semana, un mes, será algo permanente”, comenta Farriol. Él está contento y entusiasmado; Brugnoli, también: “Esto constituirá un gran aporte cultural para Chile. Ya era hora de que las cosas empezaran a funcionar así. Había que empezar a mirarse más las caras, no podíamos seguir viviendo como pequeñas islas”.
Que la chapa deje de estar con llave es solo el comienzo de una nueva etapa. O, visto desde otro lado, el término de un primer período de conversaciones y acuerdos entre los dos museos y la Dibam, institución de la que depende el Bellas Artes. Ahora, aunque cada institución mantiene su autonomía programática y presupuestaria, existe un convenio de colaboración que les permitirá, más adelante, trabajar en conjunto algunas exposiciones, conferencias o encuentros. Y junto con eso, desde el martes se podrá entrar gratis al MAC. De hecho, el gesto de la puerta comenzó a generarse a fines de 2014, justo después de que la Presidenta Bachelet decretara que todos los museos del Estado -es decir, los 27 dependientes de la Dibam- dejarían de cobrar entrada en marzo.
De aquí al futuro
“Al no tener la capacidad económica de igualar la gratuidad de nuestros vecinos, como el Museo de Bellas Artes, la medida profundizará la disparidad de condiciones en la que se encuentra el MAC respecto de sus pares. (…) Será uno de los pocos museos que deberá cobrar una tarifa de ingreso”, advirtió Francisco Brugnoli, a fines de diciembre, a través de una columna de opinión en El Mostrador. Y pocos días después, el director de la Dibam, Ángel Cabeza, se reunió por primera vez con él y con Roberto Farriol.
“Encontré -comenta Cabeza- que, como los dos museos están en el mismo edificio, nosotros les generaríamos una complicación de acceso a los visitantes, que poco entenderían tener que pagar cuando ingresaran al MAC y no cuando lo hicieran al Bellas Artes. Así, trabajamos juntos un convenio de colaboración y decidimos abrir la puerta, al igual que trabajar para llevar muestras de ambos acervos a regiones”.
Al final, la Dibam se encargó de rehabilitar el corredor interno que va desde el MNBA hacia la puerta del MAC, un recinto que anteriormente era la cafetería de la pinacoteca. Allí se pintaron los muros, instalaron nuevas luminarias y cámaras de seguridad.
Pero ¿qué pasará con el MAC cuando no reciba ingresos por venta de entradas? No contará, al año, con unos diez millones de pesos. Monto crucial para su presupuesto, que se compone por un aporte fijo de la U. de Chile y por otros ocasionales de empresas. “Si se dividen los diez millones por día, la cifra es baja en relación con el beneficio de trabajar en conjunto y de que el público pueda recorrer los dos museos gratis. Eso sí, nosotros, como Dibam, estaremos felices de colaborar más, si podemos y lo hacemos dentro del marco legal correspondiente. Si en 2015 podemos, en el presupuesto, plantear proyectos de colaboración con el MAC, lo haremos. Incluso, exploraremos una vía de trabajar en conjunto para que ellos obtengan más recursos”, reafirma Ángel Cabeza.
Y Brugnoli remata: “Seguiremos conversando y afinando detalles. Ojalá podamos tener un apoyo permanente por la pérdida de las entradas. Lo importante es que este gesto nos abrirá a muchas buenas cosas futuras. Por ejemplo, ya veo las exposiciones conjuntas de nuestras colecciones. También, alguna gran exhibición que pueda ocupar salas de los dos museos. ¿Se imagina una gran bienal de arte chileno ocupando todo este espacio?”.