Pobladores de Pabellón Bajo piden ayuda en la carretera
Por Víctor Rivera, La Tercera.
Localidad ubicada en Tierra Amarilla ya no tiene agua ni comida.
Y finalmente la ayuda llegó de la mano del los avances de conexión en Atacama. Sin embargo, no todos los lugares alcanzan a ser parte de la voluntad de privados y autoridades.
Es el caso de Romina Tirado, quien vive en la localidad de Pabellón Bajo, en la comuna de Tierra Amarrilla. Unos 30 kilómetros más al norte está San Antonio, uno de los pueblos que más se vio afectado con la tragedia y, según la mujer, un lugar donde las autoridades han centrado sus esfuerzos, olvidando a los pueblos que están entre medio.
“Es lamentable lo que ocurrió en San Antonio y Los Loros, pero nosotros también existimos. Hemos tenido que mendigarle agua a las camionetas que pasan para allá”, dice Romina.
Si bien el daño en Pabellón Bajo no se relaciona con el derrumbe de casas ni personas desaparecidas, los daños en la vía de acceso no le permiten a la gente abastecerse de comida ni agua.
Es por ello que en plena carretera, los vecinos levantan carteles rogando por agua y por alimentos. “Acá no ha llegado ninguna autoridad. Sólo el domingo nos trajeron agua de la municipalidad, pero sólo seis litros, es una burla”, reclama María, otra pobladora.
Karina Tirado, en tanto, descarga su frustración contra la clase política: “No es justo que cuando pasan estas tragedias las autoridades desaparecen y cuando necesitan los votos nosotros vamos y votamos para elegirlos”.
San Antonio
La situación es completamente diferente en San Antonio. Camiones y camionetas con voluntarios y alimentos llegan de manera constante al pueblo que vio cómo un aluvión terminó casi con la totalidad de las casas del lugar.
También los trabajos de búsqueda se intensifican. Carabineros y Bomberos rastrean aún el paradero de dos mujeres -una chilena y una boliviana- que habrían sido aplastadas por un contenedor la madrugada del miércoles.
“Solo quiero que mis amigas aparezcan pronto. Sea lo que sea, lo más importante es que sepamos qué paso con ellas”, dijo una de sus colegas en Frutícola Atacama, Cristina Silva.
Con el paso de los días la conversión del lodo en polvo en suspensión comienza a ser parte del escenario en las ciudades más afectadas de Atacama. A esto se suma la falta de agua y los problemas con las aguas servidas, por lo que gente comienza a caminar con mascarillas. “Es peligroso porque dicen que traen enfermedades como hepatitis y otras más graves. Además, es un poco fuerte el aire así que mejor prevenir”, dice Patricia.
En Tierra Amarilla, el polvo y los olores ha aumentado, tanto por trabajos de remoción de escombros y como por la gran cantidad de autos que transitan para ayudar en San Antonio y Los Loros.