“Happy Bike, pedaleando hacia la felicidad”: la bicicleta como un medio de transformación urbana
“La bicicleta no es sólo un medio de transporte. Es mucho más. Es la posibilidad de hacer la ciudad más humana y más bella. Una ciudad que promueve la bicicleta es una ciudad feliz”.
Así es como comienza el libro “Happy Bike, pedaleando hacia la felicidad”, escrito por Alfredo Bellini, máster en transporte y fundador de BiciZen, un blog italiano sobre ciclismo urbano que está dedicado a quienes quieren usar la bicicleta desde un enfoque Zen, es decir, de una manera combinada entre la alegría y el relajo.
En su texto, Bellini analiza la relación entre las bicicletas y la felicidad, siendo ésta última vista desde un nivel individual como colectivo, y planteando cómo las bicicletas pueden ser un medio de transformación urbana.
¿A que apunta Bellini con esto? A continuación te contamos.
En varias ocasiones hemos abordado el Derecho a la Ciudad, un concepto que ONU-Habitat define en su Carta Mundial promulgada sobre este tema como:
“un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, en especial de los grupos empobrecidos vulnerables y desfavorecidos, que les confiere la legitimidad de acción y de organización, basado en sus usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a un patrón de vida adecuado”.
Otra definición es la presentada por la cientista política, Charlotte Mathivet, en su ensayo “El derecho a la ciudad: claves para entender la propuesta de crear “Otra ciudad posible””.
En este texto sostiene que este derecho consiste en “restaurar el sentido de ciudad, instaurar la posibilidad del ‘buen vivir’ para todos, y hacer de la ciudad ‘el escenario de encuentro para la construcción de la vida colectiva'”.
Tomando en cuenta estas definiciones, cabe preguntarse, ¿qué hay del derecho a la felicidad en las ciudades?
Para Bellini, este tema encuentra una respuesta en los resultados del Informe Mundial de la Felicidad 2013, elaborado por las Naciones Unidas, y que arrojó que Dinamarca es el país más feliz del mundo, seguido por Noruega (2º), Suiza (3º), los Países Bajos (4º) y Suecia (5º).
Tomando como referencia estos resultados, el autor cree que actualmente el derecho a la felicidad está presente en las ciudades que más han invertido en infraestructura para bicicletas y que les permite beneficiarse en cuatro ámbitos: Esperanza de Vida, Relaciones Sociales, Independencia y Libertad, y por último, Equidad.
En el caso de la Esperanza de Vida, Bellini recoge las variadas investigaciones científicas que han demostrado los beneficios del ciclismo para frenar el sedentarismo y mejorar el estado de ánimo. Asimismo, menciona que el uso regular de la bicicleta permite disminuir el riesgo de sufrir ciertas enfermedades, como estrés, obesidad y problemas cardiacos.
En cuanto a las Relaciones Sociales, Bellini retoma lo que plantea el psicólogo Sidney Jourard, quien dice que al menos el 85% de nuestra felicidad está determinada por la calidad de nuestras relaciones en todas las etapas y aspectos de la vida. Esta afirmación, el autor la traslada a que las relaciones sociales son la base de una ciudad feliz, sin embargo, durante los atochamientos viales -o tacos- no se genera ningún espacio de interacción entre las personas.
Además, presenta los resultados de un estudio hecho por Studio7 en los colegios de San Francisco, en Estados Unidos, en el que se concluyó que los niños que viven en sectores con menos tráfico son hasta tres veces más sociables que los niños que viven en lugares con más tráfico.
La visión sobre la Independencia y la Libertad que postula el autor la explica a que los autos limitan estos aspectos debido a que restringen el movimiento por las calles.
Finalmente, en relación a la Equidad, Bellini apunta a la visión sobre la que algunos mantienen frente al automóvil como un símbolo de progeso. No obstante, considera que mientras más ciudadanos usen el transporte público y las bicicletas como medio de transporte cotidiano, las ciudades avanzarán hacia la equidad.
A partir de estos puntos y del análisis de las ciudades que centran su movilidad en el automóvil, Bellini explica las razones que lo llevaron a tomar la bicicleta como un medio de transformación urbana, resaltando las interacciones entre el uso de la bicicleta en la ciudad y como un medio de cambio interior, es decir en el estilo de vida.
Finalmente, el libro termina con recomendaciones dirigidas a los gobiernos locales para que puedan implementar ciertas medidas en el corto y mediano plazo que les entreguen a los habitantes la posibilidad de desplazarse en bicicleta de manera segura y ciertas reflexiones sobre el futuro de la movilidad urbana.