Encerrados por el barro
Por Oriana Fernández, La Tercera.
A doce días de los aluviones y lejos del centro de Copiapó, grupos de vecinos permanecen atrapados en sus viviendas por el anegamiento de sus barrios. La limpieza, dicen, ha sido demasiado lenta.
Destruye, ensucia y trae mal olor. Pero para muchos, lo más complejo de las ‘piscinas’ de barro que se formaron en Copiapó tras los aluviones, es que mantiene a grupos de vecinos, a doce días de la catástrofe, atrapados en sus viviendas o impedidos de caminar por sus barrios. Es el caso de Marina Ureta, de 80 años, quien cuenta que no ha dejado su casa desde que ocurrió el desastre: “Siento impotencia porque al ser de la tercera edad es imposible moverse. Estoy aislada. Mi hija solo ha podido ir a comprar lo básico”, señala llorosa.
Marina vive en la calle Leonidas Perez, en la villa El Inca, donde antes había una circulación expedita, pero que ahora es una laguna de lodo, donde las botas se hunden en 50 centímetros de fango. En ese mismo sector, Mario Vergara pasa las tardes mirando las retroexcavadoras y camiones que pasan con tierra. Reclama que en el barrio “no se avanza. Y como estamos en un sector relativamente bajo, nos llegan olas de barro con agua desde arriba”. Dice que no ha podido abrir el minimarket que solía atender, pues por el anegamiento de las calles, nadie sale a comprar.
Se trata de áreas ubicadas a varias cuadras del centro de Copiapó. Son villas y condominios avaluados en unas 3.000 Unidades de Fomento. Fueron barrios donde la clase media, beneficiada por la industria minera y el comercio, llegó a instalarse a partir del año 2000. “Ahora creemos que fue un error no haber pensado en la ubicación antes”, dice Cristina Castillo, quien llegó hace nueve años a sector.
Pese a las críticas de algunos vecinos, el subsecretario de Obras Públicas, Sergio Galilea, sostiene que sí se ha enviado maquinaria para limpiar esas zonas, pero que es una tarea compleja debido a la cantidad de fango. “No se trata tan solo de barro, sino que a estas alturas se ha formado un material gelatinoso que es complejo de sacar (…) la limpieza total esperamos que sucederá dentro de la próxima semana, pido que haya paciencia por parte de los vecinos”, dijo la autoridad.
Al igual que los afectados del sector el Inca, se encuentran cuadras más arriba los residentes del condominio parrones de San Fernando. Están enojados: han debido contratar máquinas pues no ha pasado ayuda municipal. “Acá nos arreglamos nosotros mismos porque de lo contrario estaríamos hasta el cuello”, dice María Ángelica Juarez. Su vecino, Gastón Rojas, señala que solo ha podido ir a trabajar cuando alguien voluntariamente lo lleva “de lo contrario aún estaría en mi casa, porque mi camioneta se hunde porque no tiene tracción”. Maria Angélica añade que intentó salir, pero su automóvil no respondió. Así, los que tienen vehículos más potentes ayudan trayendo pedidos de otros vecinos.
Temen, además, a los alcantarillados, que han sido tapados por el barro y permiten un uso parcial de los baños. Jaime Burrows, subsecretario de Salud Pública, dice que el fango “puede traer infecciones en el agua y luego al secarse contiene material particulado respirable que afecta”. Por ello, se ha dispuesto el plan de inmunización por influenza y hepatitis.
Las labores de limpieza del material se han enfocado en el centro de la ciudad, calles que según Galilea, estarán despejadas entre el martes y miércoles próximo, “aproximadamente el 40% del comercio podrá estar operando”, aseguró el subsecretario.
Enrique Espinoza, funcionario de minera Candelaria, asegura que las quebradas y canales afectaron las áreas residenciales “lo que ha sido terrible porque la gente esta preocupada por sus casas y no puede ir a trabajar.”