Ocho claves para diseñar mejores veredas y conseguir ciudades más activas
Según los resultados de la última Encuesta Origen Destino elaborada por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), de los 18,4 millones de viajes diarios que se hacen en la Región Metropolitana, 6,3 millones corresponden a caminatas.
Este número hace que este modo de desplazamiento sea el que tenga mayor presencia, seguido por los autos (25,7%) y los buses del Transantiago (22,6%).
De acuerdo a lo propuesto por The City Fix, blog dependiente de la organización pro movilidad sostenible, Embarq, las caminatas podrían aumentar en las ciudades si se mejora la calidad de las aceras implementando ocho claves que acaba de formular.
Léelas a continuación.
1. Señalización
No solo los conductores necesitan señaléticas que les indiquen cuáles son las calles cercanas, los desvíos y cualquier otra situación que se puedan encontrar en el camino. Los peatones también necesitan información disponible en un trayecto que se puede visibilizar, por ejemplo, en mapas que identifiquen cuáles son los lugares que están a cinco minutos a pie, de igual manera como se hizo en las calles de Londres.
2. Seguridad permanente
Dos son las estrategias que Embarq recomienda para hacer que las veredas y los paseos peatonales le entreguen una mayor sensación de seguridad a los peatones.
La primera busca que estos espacios se perciban como más seguros durante el día, lo que se lograría con la instalación de negocios al nivel de la calle que permitan tener los ojos en la calles, ya sea por sus fachadas transparentes. La segunda consiste en hacer que estos espacios produzcan seguridad durante las noches, un punto que se podría conseguir con más luminarias.
3. Espacios atractivos
Las veredas con asientos y árboles son mucho más atractivas que aquellas en las que no hay ningún elemento que invite a permanecer en el espacio. Estos factores, sumado a los materiales de qué están hechos los elementos, pueden hacer más propicias ciertas características que terminan por beneficiar a la ciudad.
Por ejemplo, si se opta por tener veredas con más árboles y hacer el pavimento con materiales más ligeros que reflejen la luz solar, se evitará a crear islas de calor, es decir, áreas urbanas que a través de sus construcciones absorben el calor durante el día y lo liberan en la noche, haciendo que las diferencias de temperatura no se perciban.
4. Conexiones seguras
Muchas veces los peatones combinan las caminatas con otros medios de transporte público, como buses o metro. Sin embargo, la calidad y el diseño de la infraestructura de estos medios puede afectar la seguridad de los desplazamientos.
Como una manera de que las veredas y sus puntos de encuentro con otras áreas -como intersecciones- sean más seguros, se propone que las veredas estén conectadas e integradas con las redes de transporte más grandes de la ciudad.
5. Accesibilidad universal
Crear un espacio público que sirva a todos los posibles usuarios debería ser la meta de las ciudades al momento de diseñarlos. En este sentido, la idea es que las ciudades cuenten con espacios que puedan ser visitados por peatones que se desplazan de manera autónoma o que presentan algún grado de movilidad reducida.
6. Alcantarillas eficientes
Tener que caminar por calles y veredas inundadas vuelve completamente inútiles estos espacios. Frente a esto, Embarq aconseja optar por pequeñas innovaciones. Un ejemplo de esto son las jardineras que facilitan el drenaje de las aguas lluvia y que al mismo tiempo permiten regar las plantas.
7. Superficies de calidad
De acuerdo a Embarq, para que una vereda funcione correctamente, los diseñadores deben estar al tanto de cómo se está construyendo y determinar cuál es su calidad.
Ambos indicadores se pueden conocer a través de los materiales usados y si éstos garantizan ciertas características consideradas como óptimas y que corresponden a: que sean antideslizantes, coherentes, estables y firmes.
8. Tamaño adecuado
En una vereda existen tres zonas: central, considerada como libre y que es por donde circulan los peatones; de servicios, ubicada en un costado de la calzada y que se caracteriza por tener asientos y basureros, y de transición, en donde se conecta el área libre con los edificios.
Teniendo en cuenta esta clasificación y la relación entre los espacios de cada una para que cumplan sus funciones, se pueden diseñar las veredas del tamaño adecuado.