Biobío: entregan casas a últimos damnificados del 27/F
Por Víctor Rivera, La Tercera.
Las 132 familias beneficiadas vivían en tres campamentos de emergencia que, tras la catástrofe, aún quedaban en Talcahuano.
“Costó, se sufrió, se lloró, pero hoy, después de cinco años, puedo llegar a mi casa”. Así dijo sentirse Gla-dys Ruiz (54), una de las damnificadas por el tsunami que azotó la zona centro-sur del país, el 27 de febrero de 2010, y quien recibió las llaves de su nuevo hogar, en la caleta Tumbes, Talcahuano, Región del Biobío.
Según aseguró el alcalde, Gastón Saavedra, la entrega de 200 inmuebles que se hizo ayer corresponde a la última etapa del proceso de reconstrucción en materia de vivienda para esta zona. “Podemos decir, con orgullo, que en Talcahuano, uno de los lugares más afectados, hemos terminado con uno de los resabios del terremoto. Entregar estas llaves nos permite estar con la tranquilidad de que hemos reconstruido”, dijo.
Asistieron a la ceremonia de entrega el seremi de Vivienda del Biobío, Jaime Arévalo, y el intendente de la región, Rodrigo Díaz. Entre ellos estuvo Gladys, junto a otros de los nuevos pobladores de la caleta Tumbes.
“Me entregaron mi casita. La emoción es muy grande, además que la casa es muy cómoda, bastante espaciosa, o sea, qué mejor”, dijo la mujer, que la noche del 27 de febrero de 2010 perdió el inmueble que ella misma había construido, y que vio cómo el mar se la llevaba en la caleta Puerto Inglés.
Esta entrega también implica un hito simbólico, detallaron en la intendencia: las 132 familias beneficiadas residían, hasta ahora, en los últimos tres campamentos que quedaron desde la catástrofe, correspondientes a Meryland, Fernando Paz y San José, en la comuna de Talcahuano.
“Del total de las viviendas entregadas, 194 tienen 50,48 metros cuadrados, mientras que seis de ellas alcanzan los 59,28 metros cuadrados y están destinadas para discapacitados”, detallaron.
El seremi Jaime Arévalo destacó que “con esta obra estamos generando barrios, y con aquello también integración social y mayor equidad urbana”.
Para Gladys Ruiz, esta etapa marca un antes y un después en su vida: “Se termina una etapa que costó llevarla, pero estoy muy feliz, emocionada, esto es mío”.
La dirigente vecinal del proyecto, en tanto, Lilian Bastidas, destacó que “la gente tuvo que pasar todos estos años en aldeas y lugares con mucho frío y humedad; hoy es un día muy especial, por fin, creo que es una etapa superada”.