Siete quebradas de la capital concentran la mayor cantidad de aluviones
Por Carlos González Isla, La Tercera.
Según Onemi, Lo Cañas y Macul lideran las estadísticas de eventos relevantes.
El próximo 3 de mayo se cumplirán 22 años del aluvión de la quebrada de Macul y San Ramón, en el que perdieron la vida 26 personas y que dejó 307 casas destruidas, otras 5 mil dañadas, y 5 millones en pérdidas.
Según la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) de la Región Metropolitana, la quebrada de Macul registra un total de cinco eventos de remoción en masa o aluviones relevantes (ver infografía) desde el siglo pasado a la fecha, de acuerdo a un Informe Técnico del Sernageomin del mes de marzo.
Pero ésta no es la única que se ha transformado en un riesgo para la capital. Existen otras seis quebradas que se han activado con fuerza: Lo Cañas, Las Amarillas, San Ramón, Mapocho, Ñilhue y Cañaveral. Lo Cañas lidera las estadísticas con seis eventos.
Rafael Sánchez, académico del Instituto de Geografía de la U. Católica, dice que la ciudad no ha sacado las lecciones de estos eventos naturales. “Se dirá que se aprendió o se está mejor preparado, aunque siempre hablando desde el punto de vista de la ingeniería, con piscinas de decantación, muros de contención, entre otros. Sin embargo, esto no impedirá la ocurrencia ni podrá frenar las consecuencias de un aluvión”, dice.
Agrega que en el caso de la quebrada de Macul, no se internalizó que un aluvión no posee un comportamiento predeterminado o predecible, “sino que tiene un comportamiento errante y no necesariamente, de volver a presentarse, se comportará de manera similar, afectando a las mismas áreas. En este caso, el área que se dejó como parque inundable”.
A lo anterior se suma que la ciudad sigue urbanizando y, por lo tanto, pavimentando el piedemonte, lo que crea nuevas áreas de potencial expansión de la ciudad. “Se produce una “legalización del peligro”, asegura.
Para Sánchez, Santiago desde su fundación es contenido y continente de riesgos o peligros. “En estricto rigor se podría decir que no existen los riesgos naturales, sino que los socionaturales. Es decir, eventos naturales se vuelven peligrosos como consecuencia de la creación de vulnerabilidades generadas por el hombre”, concluye.