Habitantes de Chañaral piden no ser olvidados por las autoridades ni por el resto del país
Por Alejandro Núñez, El Mercurio.
A 46 días del aluvión de Atacama:
Aún está pendiente sacar el 35% de los miles de toneladas de barro que arrasaron la ciudad.
Luego de un mes y medio del aluvión de lodo y rocas que destruyó parte de Chañaral, en la Región de Atacama, sus pobladores, el mundo privado y el alcalde temen que la zona sea olvidada, cuando todavía está pendiente sacar el 35% de los miles de toneladas de lodo que arrasaron la ciudad el pasado 25 de marzo.
Desde ya, el alcalde Héctor Volta advierte que “no hay que permitir que el tiempo nos vaya dejando en el olvido” y el presidente de la Corporación para el Desarrollo de Atacama (Corproa), Daniel Llorente, subraya que “el gran riesgo que tenemos es que la reconstrucción se convierta en una situación eterna”.
Un paso en la recuperación se dará en los próximos días, cuando familias que hoy se encuentran en albergues sean trasladadas a más de 100 casas de emergencia levantadas en la comuna. Pero según antecedentes de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) fueron 306 las viviendas destruidas en toda la provincia de Chañaral y más 700 sufrieron daños de consideración. Esto obligará a reubicar a sus moradores, pues -enfatiza el gobernador, Yerko Guerra- “lo que nos indicó la Presidenta Bachelet es que nunca más se puede exponer una familia a una zona de riesgo. Las poblaciones que fueron barridas por este aluvión nunca más van a estar ahí”.
El temor a ser olvidados por el resto del país se extiende entre los habitantes. “Cada día es más difícil seguir”, confiesa entre lágrimas Teresa Castillo. Aún no logra sacar las toneladas de barro acumuladas en su tienda, ubicada en el sector de Merino Jarpa, una de las calles en que se concentraba el comercio local (según la Cámara Chilena de Comercio, más del 90% de los negocios de la comuna resultaron dañados o completamente destruidos). Del 25 de marzo, Teresa recuerda cómo vio venir la ola gigante de barro y escombros. Respecto del futuro es escéptica. “Las autoridades son negligentes en ciertos momentos. Cuando hay emergencia llegan, pero luego se preocupan de otras cosas”.
Israel Rojas también continúa sacando lodo desde su local de máquinas de juegos y pool. El hombre perdió en unos minutos 13 años de trabajo. Pese a todo, piensa que Chañaral podrá volver a ser lo de antes, “pero va a costar mucho”.
Otro sector afectado fue la costanera. Jorge Sicala es pescador y desde que ocurrió la catástrofe no ha podido laborar. Perdió su casa, material de trabajo y teme verse obligado a congelar la carrera universitaria de su hijo, que estudia en Antofagasta.
A un par de cuadras, Víctor Olguín, rodeado de barro, labora con su pala. Durante un mes ha estado limpiando la casa de su hermana. En este sector, el lodo superó los dos metros de altura. Y aunque Víctor lleva trabajando 12 horas diarias durante un mes seguido, solamente ha logrado limpiar el living y algo de las piezas. Pese a todo, sonríe: “Esta es zona minera, de sacrificio, y vamos a salir adelante, con o sin ayuda del Gobierno”.
90% de los negocios de la comuna resultaron dañados o completamente destruidos.