El comercio ambulante como estrategia de emprendimiento comunitario
Por Juan Carlos Rodríguez, Arquitecto de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Magíster en Proyecto Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Para comprender cuáles fueron las posibles causas que orientaron a la transformación del comercio ambulante en una estrategia de emprendimiento comunitario en Chile, investigué algunos autores que abordan el tema desde distintas perspectivas.
Gabriel Salazar (2003)1 habla del comercio ambulante como un proyecto de supervivencia popular que necesita de la ciudad, y que se apropia de lugares de ella. La necesidad de subsistir fue capaz de generar el comercio ambulante y de controlar su propio espacio público, tanto en terreno propio como en terreno ajeno. Según Salazar, hasta comienzos del siglo XX, el Palacio Consistorial de la Municipalidad y la Plaza de Armas fueron lugares donde se concentraban actividades como desfiles, fiestas patronales y la feria abierta de los pequeños comerciantes entre otras, sin embargo, la soberanía política y religiosa se fue centralizando, tomando posesión de estos espacios, obligando a los comerciantes a buscar nuevos espacios para su actividad.
Debido a esto, las actividades comerciales se fueron diseminando en diversos territorios y en múltiples formas, dando lugar así a la creación y apropiación de nuevos espacios públicos. El comercio popular tuvo entonces lugar en todas partes sin converger en lugares ni fechas específicas. La aparición de lugares de comercio, como mercados y ferias, se produjo en relación con el abastecimiento de las ciudades de mayor tamaño como La Serena, Valparaíso, Santiago, Concepción, Chillán, o Los Ángeles en Chile. Los lugares donde fueron emplazadas estas ferias fueron llamados “Cañadas” y estaban sujetos a una normativa flexible entre campesinos vendedores y el cabildo local. Allí se dio lugar a relaciones sociales de la clase popular, convergían compradores urbanos y se ajustaban con libertad los precios.
Sin embargo, según Michael Brill (1989) para finales del siglo XX la vida en la calle parecía cada vez más empobrecida debido a la agonía de su comercio y de sus servicios, dado que estaba siendo reemplazada por el concepto de mall o centro comercial en lo que parecía ser una privatización de la vida pública2 .
Para Francisco Harrison y Bruce Swain, en Chile la teoría de Brill es una verdad a medias debido a que los malls son una opción solo para aquellas ciudades cuya escala y densidad permiten estas instalaciones. Afirman que estos centros comerciales son las nuevas plazas y las nuevas calles y que lo que hay que cuidar es su escala, su arquitectura y su urbanismo para intentar mantener los valores que han servido de base para la convivencia humana ya que estos centros no propician el encuentro masivo. Debido a esto, consideran que la calle sigue teniendo importancia en términos de participación y encuentro social3
Estos eventos de transformación coinciden de alguna manera con el concepto de Rodrigo Salcedo (2002), quien al referirse al espacio público asegura que éste no es un regalo. El espacio público en la ciudad es un terreno siempre en disputa, no hay un espacio público que pertenezca a ningún uso, sino lugares de cuyo uso se apropian algunos actores sociales, expropiando a otros4 .
En ese sentido, uno de los temas que surgen claramente en el estudio realizado por Victoria Contreras y Uwe Weihert para la PREALC5 , es lo difícil que es desempeñar la ocupación del comercio ambulante. De hecho, varios de los entrevistados para el estudio hablan de “la guerra” con el comercio establecido, que muchos han tenido que enfrentar ya que éste último defiende sus legítimos derechos. La guerra por el espacio físico en la calle con otros vendedores “afuerinos” que no han adquirido un derecho consuetudinario a ocupar una esquina o un pedazo de la acera, y el conflicto permanente con las autoridades municipales y policiales por la supuesta “ilegalidad” de sus acciones.
Al hablar de este tipo de comercio y de ciertas iniciativas, que si bien son ilegales, vale la pena resaltar el hecho de que estas acciones tienen un valor en sí mismas y se ha comprobado que pueden transformarse en acciones validadas por la sociedad, como lo describe Myke Lydon6 al hablar de “Les Bouquinistes” ó vendedores de libros usados en el París del siglo XVI, quienes luego de ser prohibidos por el carácter “ilegal” de su actividad, las autoridades tuvieron que permitir su presencia debido a la demanda de la ciudad.
Como muchas otras actividades, el comercio ambulante presenta una serie de aportes positivos y negativos para la ciudad, sin embargo, la percepción y el peso atribuido a cada aspecto difieren según la posición y los intereses del observador. Así, el estudio para la PRELAC arrojó un listado de estos aportes según los resultados de sus encuestas :
Aspectos positivos:
- En algunos sectores el comercio ambulante tiene un efecto promotor para la atracción del público.
- Representan focos de activación económica debido a sus precios favorables y a la cercanía al consumidor final.
- Los empleos en el comercio ambulante son fuentes de ingreso con una necesidad mínima de capital y con potenciales de crecimiento.
Aspectos negativos:
- Por la forma como el comercio ambulante actual se despliega en las veredas y zonas peatonales, se considera poco estético.
- La libertad de movimiento de los transeúntes, moradores de las zonas, etc. se ve restringida en los lugares de venta ambulante
- Existen problemas de higiene por la contaminación con deshechos en las zonas de concentración del comercio callejero, así como la falta de servicios sanitarios para los vendedores.
- La reducción de espacio físico en la vía pública promueve la pequeña delincuencia que hace víctimas a transeúntes y comerciantes.
Hoy en día, algunas de las formas de comercio ambulante han sido transformadas y han dado lugar a la creación de estrategias de emprendimiento comunitario. A pesar de que en su mayoría, estas estrategias han sido impulsadas desde las bases municipales, los resultados en cuanto a re activación de espacios dentro de la ciudad, la promoción de productos y servicios locales y creación espontánea de lugares para el encuentro social, representan un interesante objeto de estudio.
Originalmente publicado en arquitecturayciudades.
- Salazar, Gabriel. Ferias libres: espacio residual de soberanía ciudadana. Santiago de Chile. Sur. 2003. 109p. [↩]
- Brill, Michael. Transformations, nostalgia and illusion in public life and public place. Estados Unidos. Springer US. 1989. 316p [↩]
- HARRISON Francisco y SWAIN, Bruce. Guía de diseño del espacio público. Chile. LOM. 2003 489p. [↩]
- Salcedo, Rodrigo. El espacio público en el debate actual: Una reflexión crítica sobre el urbanismo post-moderno. Revista EURE (Santiago), vol. 28, no.84 (2002). [↩]
- CONTRERAS, Victoria y WEIHERT, Uwe. Sobrevivir en la Calle. El Comercio Ambulante en Santiago. Proyecto Regional de Educación para América Latina y El Caribe (PREALC). Santiago. OIT. 1988. 173p. [↩]
- Lydon, Mike. Urbanismo táctico 2 Acción a corto plazo / Cambio a largo plazo. New York. Nextgen. 2012. 54p. [↩]