Casi 50 mil familias de Santiago tienen acceso deficiente al transporte público

acceso transporte publicoPor Nicolle Peña L., La Tercera.

Estudio de Techo analizó nivel de conectividad en la capital. Problema de concentra en periferia.

Mientras en Londres los grupos de bajos ingresos viven en el centro de la ciudad y los de altos ingresos en la periferia, en Santiago ocurre justo lo contrario. Esa es una de las realidades que constata la organización Techo -ex Techo para Chile- en el informe “La desigualdad en el acceso al transporte público en el área Metropolitana de Santiago”, que aplicó por primera vez en un país latinoamericano la metodología inglesa conocida como Public Transportation Accessibility Levels (PTAL).

El modelo evaluó el nivel de acceso al transporte público considerando la distancia (en función del tiempo de traslado) a las redes y la frecuencia, con especial foco en dos grupos vulnerables de la ciudad: campamentos y villas de blocks.

En las 34 comunas abordadas, existen 49 campamentos y 142 villas de blocks. Estas se refieren a conjuntos de viviendas sociales en altura -en su mayoría planificadas, financiadas o construidas por el Estado- compuestos por departamentos con superficie promedio inferior o igual a 45 m2.

“El sistema de transporte de la ciudad de Santiago es bastante descuidado en lo que respecta a los grupos más vulnerables de la sociedad (…) Los resultados muestran que la población vulnerable se encuentra lejos de tener un buen acceso al transporte público, impidiendo su movilidad y acceso hacia los beneficios que se localizan en el centro de la ciudad”, asegura el documento.

Aislados

La presencia de villas de blocks y campamentos se concentra en los sectores periféricos de la capital. En específico, la mayoría está en la zona sur y surponiente de la ciudad, en comunas como San Bernardo, Maipú, Estación Central, Pudahuel, Puente Alto y Lo Espejo, que explican más del 60% de los existentes en el área de estudio.

Por ende, a condiciones de habitabilidad precaria se suman problemas de conectividad. De acuerdo a Techo, más del 70% de los campamentos posee mal, muy mal o nulo acceso al sistema público de transporte y más del 40% de blocks -que aglomeran a 26.952 departamentos donde vive una o más familias- están en la misma situación. “Su escasa conexión al transporte público las excluye de acceder a los principales núcleos de empleo, educación, salud, entre otros (…) se consolida la segregación urbana a la que se ven expuestas, en el entendido de que el transporte es un elemento clave a la hora de acceder a las redes de oportunidad que existen en las ciudades”, dice el informe.

En total, casi 50 mil familias de Santiago viven en zonas con deficiente acceso a transporte público; 46.382 departamentos sociales (en los que puede vivir más de una familia) con una situación calificada inferior a regular y 2.196 familias de campamentos en igual condición. Esta cifra incluye seis de estos asentamientos informales que no poseen acceso a ningún medio de transporte en sus inmediaciones, situación que afecta a 234 familias.

La muestra precisa que las familias de campamentos en sectores de clasificación “1a” (muy mala accesibilidad), en promedio tienen acceso a un solo paradero, con un recorrido y dentro de un área de captación de 640 metros. El 87,8% (43 campamentos) y 97,9% (118 villas) accede solamente al sistema de buses. Las aglomeraciones de población, además, elevan “la probabilidad de que el servicio esperado no se detenga por no tener mayor cabida de pasajeros”, aumentando los tiempos de espera.

Es más, el estudio especifica que si se siguen los criterios aplicados por la misma metodología en la zona urbana de Tokio, “para el caso de Santiago significaría en que más de 83.000 hogares deberían ser considerados sin acceso al transporte público”, sostiene.

“La mala accesibilidad es producto del inadecuado desarrollo de la infraestructura del transporte público, acompañado de la segregación física a través de largas distancias hacia los servicios y la falta de operación regular de estos. Es decir, existen sectores donde no transitan pocos recorridos de buses, sino que estos se encuentran lejos de la población y sus frecuencias están por debajo del promedio del sistema”, agrega el análisis.

Meta incumplida

Los problemas de conectividad se dan en un contexto donde, de acuerdo a Techo, las familias que viven en asentamientos informales con tenencia irregular de terreno y acceso deficiente a uno o más servicios básicos, aumentaron.

Pese al retroceso de la pobreza reportado por la última Casen, que cifró en 14,4% la población bajo la línea de ingresos necesaria para cubrir las necesidades básicas, la presencia de grupos familiares en campamentos aumentó 13% entre 2011 y 2013 y casi 10% en mayo 2014-febrero 2015. Esto, según el último catastro de la organización que cifró en 32.533 las familias que en febrero habitaban los 676 campamentos distribuidos a lo largo del país.

“Han disminuido los niveles de pobreza, pero los campamentos permanecen y las familias que viven en ellos han aumentado. Es un fenómeno difícil de comprender. La gente es menos pobre, pero sigue considerando el campamento como una alternativa”, acota Juan Cristóbal Beytía Capellán del Techo.

A su vez, admite que no lograron la meta de “terminar estructuralmente con los campamentos”, lo que atribuye a un lento desarrollo de la política habitacional. Esta también había sido fijada como una meta por la administración Piñera.