Columna El Observador Urbano: Santiago, lugares de película
Por Miguel Laborde, El Mercurio.
El mundo del cine, el internacional, ha descubierto algo que nosotros no teníamos muy claro. Si somos una ciudad muy diversa -que parece otra al avanzar unos pocos kilómetros, incluso con ambientes de distintos continentes-, lo que puede parecer extraño, o incluso confuso, es una excelente noticia para los productores cinematográficos. Si habían descubierto, no hace mucho, que dentro del país podían encontrar desiertos, bosques, hielos, montañas, paisajes submarinos, playas e islas, sin tener que cruzar fronteras, ni sacar visas ni nada, ahora constatan el mismo fenómeno pero dentro de la capital del país; hay barrios que cubren la mayoría de las necesidades.
Las ventajas para el turismo son enormes, como lo ha demostrado Nueva Zelandia desde que propició la grabación de “El señor de los anillos”, o Australia con su “Cocodrilo Dundee” (aunque muchos ciudadanos de ese país consideraran que era una caricatura), los beneficios -incluso la venta de sus vinos- acallaron las críticas. Colombia es un modelo en la región, al abordar directamente un aspecto central para atraer a los inversionistas: ofrecer beneficios tributarios atrayentes.
Tal como lo viene explorando el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes hace años, somos un país que, de contar con una política económica favorable, tiene una sólida cantidad de atributos cinematográficos, los que no son paisajísticos solamente; también hay recursos humanos con experiencia, buenas carreteras, grados de seguridad aceptables y conexiones tecnológicas excepcionales. No es poco…
Dentro de esta estrategia del CNCA ahora apareció una guía práctica orientada a los productores extranjeros -la “Chile film friendly”-, pero también a una sociedad chilena que, hasta la fecha, no ha reconocido que el cine podría ser una fuente de recursos importantes, estratégicos, que impactan en muchos rubros en el país donde trabajan. Una vez que un país es conocido al respecto, la noticia circula rápido; lo difícil es comenzar.
La novedad es que Santiago también es una fuente relevante, especialmente la comuna de Providencia, una de las seis que, en convenio con la Asociación Chilena de Municipalidades, tendrá el sello de “Film friendly”, junto a San Pedro de Atacama, San José de Maipo, Valparaíso, Torre del Paine y Santiago Centro. Todas ellas serás promocionadas internacionalmente.
El recorrer Santiago con ojos cinematográficos hace emerger locaciones impensadas para el santiaguino, como observó la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, indicando como ejemplos las calles Quito, Madrid y Coquimbo. Difícilmente, al caminarlas, podrá un extranjero decir en qué ciudad se encuentra. Podrían estar en un barrio provinciano de Francia, o en una ciudad de Bulgaria. A diferencia de San Pedro de Atacama o Valparaíso, que se valoran por su originalidad, nuestra capital tiene la ventaja opuesta, la de haber adoptado arquitecturas y/o ambientes urbanos de París, de Londres, de Bruselas, de Berlín, de Miami, de ciudades y pueblos de California (estilo “misión”).
Providencia, en particular, que surgió con inmigrantes europeos de diversos orígenes, es particularmente pródiga en rincones; cada ocho o diez cuadras un puede cambiar de país, de época. La Población León XIII del Barrio Bellavista, la Población William Noon, la calles Keller, la Población del Seguro Obrero en Valenzuela Castillo a la altura de Manuel Montt, la calle Viña del Mar y cercanas entre Vicuña Mackenna y el Parque Bustamante, como Zonas Típicas, a las que hay que agregar las zonas de edificios residenciales de Hernando de Aguirre y El Bosque, o las de oficinas entre la Costanera y Lota, son un repertorio -en un área que no es muy extensa- de altísima densidad ambiental; nada mejor para un producto que comienza por ahorrarse traslados y fletes.
VentajaNuestra capital tiene la ventaja de haber adoptado arquitecturas y/o ambientes urbanos de París, de Londres, de Bruselas, de Berlín, de Miami, de ciudades y pueblos de California.