“Construir el Vacío”, recuperación de un sitio abandonado en Tucumán para ‘descubrir lo invisible’ de la ciudad
Hoy en día, es común encontrar sitios abandonados en las ciudades que tienen las características y el potencial para convertirse en nuevos espacios públicos en donde los habitantes puedan disfrutar al aire libre y compartir con sus vecinos.
Alrededor de mundo, se han desarrollado varios proyectos para regenerar estos espacios, tal como ocurrió con el Campo de la Cebada en Madrid, en donde los propios vecinos levantaron un nuevo espacio cultural para el barrio La Latina, o con la iniciativa “Uraycamuy” en Camargo, que permitió darle a los niñosde esta localidad boliviana un lugar de juegos aprovechando la geografía.
En esta oportunidad, les contaremos sobre el proyecto “Construir el Vacío: Descubrir lo invisible” hecho en San Miguel de Tucumán por estudiantes y académicos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Nacional de Tucumán, quienes identificaron alrededor de 100 espacios vacíos en la ciudad que pueden ser nuevos espacios públicos a través de estrategias temporales de ocupación.
Más info e imágenes del proyecto después del salto.
“Construir el Vacío” es un proyecto que en una primera etapa parte de la idea que recuperar un espacio abandonado “mejora la calidad ambiental, la percepción del entorno, la identidad y adhesión social del barrio, evita problemas de salubridad, inseguridad y degradación ambiental tanto del terreno y como de su entorno”.
Tomando esto en cuenta fue que la intervención proyectada para la abandonada esquina de Crisostomo Álvarez con Moreno, buscaba convertirla en una nueva plaza de encuentro que promoviera un uso sustentable del lugar, que invitara a los vecinos a pasar un tiempo y que mejorara el paisaje del sector.
Parte de la intervención comenzó en el marco del workshop “Nidos en la Ciudad”, a cargo del arquitecto Ernesto Marchetti, en el que los estudiantes construyeron el mobiliario urbano a través de la reutilización de materiales. Así fue como neumáticos y pallets de madera se convirtieron en bancas cubiertas con bolsas de arpillera y tapas de botellas en un juego de rayuela.
La elección de estos materiales de bajo costo se alineaba con uno de los objetivos del proyecto y que era que los recursos conformaran elementos que tuvieran un carácter espontáneo. En este sentido, se buscaba que cumplieran con tres características: adaptabilidad, ligereza y mutabilidad.
Durante el día en que estuvo montada la instalación, impulsada por la Secretaría de Extensión de la FAU, este mobiliario fue usado por personas de todas las edades, quienes recorrieron la nueva plaza, jugaron y asistieron a la proyección de un video en el que se explicaba el motivo de la intervención, los beneficios que trae consigo para los barrios y los potenciales lugares para hacer acciones similares en la ciudad.
Después de realizar la intervención, que recientemente integró la exposición digital Uneven Growth del Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, la arquitecta de la FAU, Verónica Mansilla, dijo que en solo cuatro avenidas de la ciudad hay 100 lugares que se pueden recuperar y así transformar en mejores espacios para los habitantes.
Este punto da cuenta de la segunda parte del proyecto, “Descubrir lo invisible”, y que corresponde a aquellos lugares por los que tal vez pasamos todos los días, pero que a primera vista no reconocemos como un destino en sí mismo.
A continuación puedes ver un video con las actividades que se realizaron.
Fotografías: Cortesía Equipo Construir el Vacío (vía Flickr).