Instalación fotográfica “Habitares”: reflexiones en torno a los barrios, la identidad y el paso del tiempo
La artista visual Bernardita Bennett es la autora de “Habitares”, una instalación que toma como soporte una serie de cajas de luz de gran formato en las que se superponen fotografías de casas de barrios de Santiago, Valparaíso y Lima.
A través de la imágenes, que se están exhibiendo en el Centro Cultural Estación Mapocho, es posible notar cómo las fachadas se vuelven un reflejo de quienes habitan las casas y cómo el paso del tiempo hace que cada una tenga su propia identidad.
Sobre lo que inspira la instalación y más te contamos en este artículo.
Texto curatorial por Andrea Jösch
Esta exposición de Bernardita Bennett nos invita a reflexionar en torno al barrio como espacio residencial, con una fuerte carga nostálgica, en donde el relato de la memoria nos hace vivenciar estas superposiciones, como si estuviéramos frente a álbumes comunitarios.
Desde la década de los 50’, por medio de la Ley Pereira, se impulsó en Chile la construcción para el acceso a la vivienda propia, sobre todo de la clase media, lo cual significó la proliferación de barrios de arquitecturas idénticas, ya fueran modernistas o de estilo Tudor, entre otros. Con el paso del tiempo hemos sido testigos de sus transformaciones, ya sea por la incorporación de estéticas personales en las ampliaciones y modificaciones, en el uso del color o las disposición de los antejardines; como por la descarada edificación, en estos últimos años, de una ciudad vertical, que no solo nos estructura en la dependencia de la burocracia del cotidiano (llámese administrador, espacios comunes, conserjes, ascensores silenciosos, estacionamientos mínimos…), sino que nos arrebata la vista, nos ciega, nos aleja de la convivencia horizontal, nos cambia los parámetros auditivos y visuales, las escalas humanas.
Al lado, imágenes del paisajismo urbano, objetos escultóricos que nos presenta Bennett, a modo de alegorías vecinales. Todo como una ambivalencia fronteriza, entre lo público y lo privado, entre quién habita y quién transita; imágenes que evocan el gusto del paseante que se pierde por la ciudad para escuchar voces, observar luces a través de los visillos, gritos de niños que se toman las calles, explorando la memoria y los imaginarios en el territorio simbólico de nuestros recuerdos. Leemos estas imágenes como capas de información que suplican por no olvidar, por resistir a la deshumanización de la urbe y de los límites sociales impuestos por las estructuras económicas, que valoran más el metro cuadrado que la cotidianeidad de nuestras identificaciones culturales.
Un constante déjà vu. Experiencias del individuo como testigo que reconoce, pero prefiere la parcialidad y la duda, de que quizás el recuerdo pueda permanecer en una especie de memoria constante, en donde el habitar se convierta en un estado identitario y permanente.
La fotografía habla de los fantasmas, nos presenta una variedad de posibilidades, superponiendo realidades, hasta el punto de no saber cuál de todas es lo real: la memoria o el presente. Lo mismo que pasa con las esculturas vegetales; no se sabe si es la ciudad la que permite que existan o ellas son las que nos invaden. Todo tiene que ver con la velocidad del tiempo, ¿la quietud o el movimiento?, ¿la vida o el registro de lo que existió?
Al final, la identidad es una imagen borrosa que se resiste a desaparecer.
¿Dónde ver la instalación?
“Habitares” está en la Galería Bicentenario del Centro Cultural Estación Mapocho y se puede visitar hasta el domingo 28 de junio.
Horarios: martes a domingo de 11:00 a 20:00 horas. Entrada liberada.
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