La oposición al Puente Chacao tiene una tesis
Por M. Miranda y B. Blanco, La Tercera.
Un grupo de chilotes pide retrasar la construcción de la obra y basan sus argumentos en una investigación, realizada por un alumno de la U. de Chile, cuyo profesor guía fue el Ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo.
Este año comenzaron las obras del Puente Chacao, que unirá la isla de Chiloé con el continente, y las opiniones sobre esta ambiciosa infraestructura no son unánimes en la parte sur de la Región de Los Lagos. Algunas voces, mayoritarias según la alcaldesa de Ancud, Soledad Moreno (IND), aplauden los beneficios que traerá el viaducto a las diez comunas del archipiélago. La oposición, organizada en torno al movimiento Defendamos Chiloé, echa mano a la contingencia para solicitar que el proyecto -de US$ 740 millones y construido por el consorcio OAS, Hyunday, Systra, Aas-Jakobsen- sea detenido.
“Considerando que el escenario político y económico no es el adecuado, según ha declarado el mismo gobierno, los chilotes queremos solicitarle a la Presidenta que retrase la construcción del Puente Chacao, y que esos recursos se dirijan a obras que realmente son necesarias”, comenta Juan Carlos Viveros, vocero del movimiento Defendamos Chiloé.
Esta organización, que reúne a cerca de diez agrupaciones ciudadanas de la zona, basa parte de sus argumentos en una tesis para optar al grado de magister de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, desarrollada en 2013. Ahí se señala que, considerando los estudios de flujo de vehículos en relación a la inversión, las obras deberían comenzar en 2025. “Hay situaciones que consideramos son irregulares y que se estudiaron en una investigación de la U. de Chile, que patrocinó el ahora ministro de Transportes. Dice que las consultas ciudadanas e indígenas que se hicieron acá en la zona no fueron adecuadas. Acá hay 20 comunidades indígenas y sólo consultaron a una”, comenta Viveros.
El profesor guía de dicho estudio fue Andrés Gómez-Lobo, actual ministro de Transportes. Consultado, el secretario de Estado declinó referirse a la tesis, argumentando que la construcción del puente es resorte de la cartera de Obras Públicas.
El líder del movimiento añade que el discurso a favor del puente reitera planteamientos que ya no convencen a la comunidad: mejor acceso a salud y educación, al tener el continente a sólo cinco minutos en automóvil. “Eso dice la evaluación de rentabilidad social, pero eso sólo demuestra el pensamiento centralista para planificar los proyectos y la oportunidad de tener una gran obra para sacarse una foto presidencial”, dice. “Nosotros queremos los hospitales en la isla”, agrega.
Sobre esta oposición, la alcaldesa Moreno cree que es menor: “Me atrevería a decir que si en este minuto se hace una consulta, ganaría el puente”. Recalca que se trata de una obra que “ya está en marcha”, que es un “hecho consumado” y una decisión de Estado a la que es “difícil decir no quiero”. Sin embargo, reconoce que “existen sectores que siempre han estado con en contra del tema puente, pero hay mucha gente que si lo quiere. Y yo me cuento”.
La diputada por la zona, Jenny Alvarez (PS), dice que desde el inicio del proyecto existen dos posiciones enfrentadas y que no es novedad esta disputa. “Se llegó a los acuerdos de la construcción sin hacer una consulta a los habitantes de Chiloé y tampoco a las comunidades indígenas. Fue una decisión arbitraria del gobierno anterior”, cuenta.
Agrega que no tiene temor que la situación económica frene el proyecto o, por el contario, dificulte la ejecución de las otras obras incluidas en el Plan Chiloé que impulsa el actual gobierno. “A la Presidenta, cuando visitó la isla, se le pidió que las obras importantes para la ciudadanía no se detuvieran por el puente. Ella se comprometió a que no sería así (…). Tenemos que defender que esta crisis no afecte las inversiones en la zona”, añade.
El diputado Alejandro Santana (RN) en tanto, argumenta que el proyecto se decidió por un sentido “Republicano” y que su beneficio es también “geopolítico”. “Es cierto que los flujos vehiculares no darán en los primeros años, pero sí en el futuro. El valor del puente son, además de la conexión con el continente, sus externalidades positivas: servirá para traer energía a la isla y como un imán para que lleguen turistas”, detalla el parlamentario.
Para el Ministerio de Obras Públicas, “estar a favor del puente es estar a favor de la integración desde y hacia Chiloé y por tanto del desarrollo económico y social de la Isla Grande”, como señala el seremi de la cartera en la Región de Los Lagos, Carlos Contreras. “Hay una gran mayoría que apoya esta obra emblemática”, agrega.
Contreras enumera que mientras se avanza en los accesos al puente, en la ubicación de los campamentos donde pernoctarán los trabajadores y en la instalación de la plataforma -hito fundamental en el proceso constructivo de la megaestructura-, la repartición también avanza en otro frente: “para nosotros son fundamentales las relaciones con la comunidad y sus representantes”.
Por lo mismo, dice Contreras, existen conversaciones permanentes para explicar a los habitantes de la zona, los alcances de la construcción y sus externalidades, así como también los plazos de la obra, que debería estar finalizada en 2019.