Ciudades Sostenibles ¿Estamos hablando de lo mismo?

Por Cristián Robertson. Arquitecto UC. Estudiante Msc. en Diseño Urbano Países en Desarrollo en UCL.

Población Bajos de Mena. El resultado de políticas de vivienda bajo un modelo de mercado. © Diario La Tercera.

La inclusión del concepto de ciudades justas y sostenibles en el debate nacional e internacional no es mera casualidad. En términos urbanos, a partir del año 2008 más de la mitad de los habitantes del mundo viven en ciudades, cifra que proyecta llegar a un 60% hacia el 2030. En datos prácticos, esto significa que más de 5 millones de personas al mes se están desplazando a las ciudades en busca de nuevas oportunidades (UN-Habitat, 2008).

Las ciudades, incapaces de sostener tal crecimiento descontrolado, se han visto sobrepasadas en su capacidad de respuesta, dando espacio para la generación de campamentos precarios y poblaciones informales con condiciones de salubridad y habitabilidad mínimas. A nivel mundial, se estima que más de 1 billón de habitantes viven en ocupaciones informales (UN-Habitat, 2008). Sumado a ello, los estragos generados producto de la especulación en los precios de suelo y la intervención activa del mercado como desarrollador urbano, han desplazado a los pobres a suelos poco rentables en la periferia, impulsando un crecimiento horizontal descontrolado, desconectando a los habitantes con las oportunidades de trabajo, infraestructura y servicios.

La tendencia comentada anteriormente nos debe sonar conocida, ya que ha sido el mismo patrón seguido por las grandes ciudades chilenas a partir de los 80, marcada por un rol activo del mercado en un modelo de baja regulación estatal. Las consecuencias de esto fueron devastadoras. Entre 1980 y 2000 alrededor de 200.000 viviendas fueron construidas en terrenos de bajo costo en la periferia, en masivos proyectos habitacionales caracterizados por su homogeneidad social, segregación espacial y mínimas condiciones de habitabilidad (Rodriguez y Sugranyes, 2004). Treinta años después, y a pesar de modificaciones legales y mejoras en los estándares de vivienda, las ciudades chilenas siguen siendo el reflejo de una planificación urbana pensada exclusivamente bajo lineamientos económicos.

Este contexto urbano mundial ha desencadenado la construcción de un discurso colectivo que aborda el tema de la sostenibilidad como eje estructural de desarrollo. Lineamientos de influencia a nivel mundial (como es el caso de los Sustainable Development Goals; UN-Habitat, 2015), Políticas de Desarrollo Urbano Nacionales (MINVU, 2014) e incluso lineamientos de carácter ético-religiosos (Encíclica Laudato Si, Ciudad del Vaticano, 2015) hacen hincapié en la necesidad de girar a un sistema de desarrollo
sostenible.

Pero, ¿qué entendemos por ciudades sostenibles? Una primera respuesta apresurada podría relacionar sostenibilidad con temas de ecología, energías renovables, reciclaje, fachadas verdes o cambio climático. Pese a que hay efectivamente alguna relación con ello, el término de sostenibilidad es mucho más radical en su concepción. Mohan Munasinghe ha definido el desarrollo sostenible en base a un esquema compuesto por tres pilares principales, interconectados y dependientes entre sí: sostenibilidad económica, sostenibilidad social y sostenibilidad medio ambiental. La primera hace referencia a la máxima capacidad de consumo de un individuo en un período de tiempo determinado sin reducir su consumo en un período futuro (Hicks, 1945). El segundo hace referencia a la necesidad de fortalecimiento en temas de capital social y efectivo empoderamiento ciudadano. Mientras que el tercer pilar hace referencia a la sostenibilidad de temas medio ambientales entendidos en términos de equilibrio ecológico (Rogers et al, 2008).

En términos generales, sostenibilidad llama a un cambio de paradigma de desarrollo, en donde el foco se aleja del modelo de mercado implementado hasta el día de hoy para acercarse a un modelo de desarrollo en donde el crecimiento económico venga atado a un crecimiento social y medioambiental, no como resultantes del primero sino que interdependientes entre sí. Sostenibilidad llama al replanteo de la sociedad de consumo a la cual nos hemos ido acostumbrando como si siempre hubiera estado presente. Así por ejemplo, en la aclamada encíclica verde publicada por el papa Francisco (Vaticano, 2015) asertivamente se declara que:

[…] la falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la desintegración de nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la realidad en análisis sesgados. Esto a veces convive con un discurso « verde ». Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.

Vivimos en la tensión del doble discurso. Existe un consenso internacional y nacional en torno a la urgencia de tomar medidas certeras para poder vivir en ciudades sostenibles. Se discuten y publican en medios de difusión masiva temas relacionados al cambio climático, nuevas tecnologías aplicadas y el deseo de tener ciudades verdes y ecológicas. Sin embargo, el sobre uso del término como una moda generalizada corre el peligro de aislar la realidad de sostenibilidad sólo en términos medioambientales, atacándola con soluciones que no modifican los motivos raíz que nos han hecho llegar adonde hemos llegado. La realidad habla por si sola y no podemos ser ajenos a ello.

Es indiscutible la crisis que ha traído consigo el individualismo, el consumismo y la privatización de los espacios de encuentro. Todos somos conscientes de los constreñidos espacios de efectiva participación e involucramiento ciudadano que tenemos para el desarrollo de nuestras ciudades. Nadie es indiferente a la concentración de riqueza que unas pocas familias han logrado en cosa de décadas versus la miserable realidad que enfrentan quienes viven con los sueldos mínimos establecidos en nuestro país. No hay persona que pueda estar de acuerdo que luego de ahorrar toda su vida en un sistema de pensión no pueda tener una jubilación digna, o que tengamos que financiar un modelo privado para poder tener acceso a salud o educación de calidad. Todos hemos sido testigos de cómo nuestras ciudades se convierten del verde al café cuando nos movemos a la periferia, y de cómo todos los inviernos respiramos humo en ciudades que no dan abasto. El desequilibrio económico, ecológico y social lo experimentamos de cerca día a día.

La imagen muestra el resultado de búsqueda de la palabra ciudad sostenible en Google. La imagen colectiva de ciudad sostenible está construida exclusivamente sobre temas medio ambientales aislando del discurso de sostenibilidad las variables económicas y sociales. Fuente: google.com

La imagen muestra el resultado de búsqueda de la palabra ciudad sostenible en Google. La imagen colectiva de ciudad sostenible está construida exclusivamente sobre temas medio ambientales aislando del discurso de sostenibilidad las variables económicas y sociales. Fuente: google.com

Sin duda queremos y anhelamos ciudades sostenibles. Ciudades en las que el desarrollo se vea reflejado en un desarrollo para todos, que sea perdurable en tiempo y deje capacidades instaladas para el futuro. De nada sacamos llenar nuestras ciudades de edificios verdes y paneles solares como una estampa de sostenibilidad, si detrás de ello seguimos perpetuando el modelo de desequilibrio social, ecológico y económico que nos ha llevado a estar donde estamos hoy. El cambio lo necesitamos ahora y para ello debemos empujarlo entre todos.

Columna publicada originalmente en chilecomunidad.cl

Bibliografía

Hicks, J. R. (1945) Valor y Capital, Fondo de Cultura Económica , México
MINVU (2014) “Política Nacional de Desarrollo Urbano. Ciudades sustentables y calidad de vida”.
Rodriguez, A., Sugranyes, A. (2004) “El problema de vivienda de los “con techo” EURE [online], n.91 Santiago, Chile. Disponible en: http://www.scielo.cl/ (revisado 01/01/15)
Rogers, P. Jalal, K. And Boyd, J. (2008) “An Introduction to Sustainable Development”.
Earthscan. London SENATE (2012) “El retrato de la desigualdad en Chile”. Disponible
en:/ (revisado 08/01/15)
UN-Habitat (2008) “State of the world’s cities report 2008/9: Harmonious cities”. London.
UN-Habitat (2015) “Open Working Group proposal for Sustainable Development Goals

VATICANO (2015) “ Carta Encíclica Laudato si. Sobre el cuidado de la casa común”.