Pampa Concordia emerge como un vergel en pleno desierto y junto a la frontera con Perú
Por Mario Rojas Martínez, El Mercurio.
Al norte de Arica, aledaña a campos minados y a un aeropuerto, se suma a oferta de Lluta y Azapa en la región:
A menos de tres años de que se instalaran los primeros agricultores, estos ya comenzaron a vender los productos de un valle de 1.050 hectáreas cultivables.
Hasta abril pasado, Celia Cachaga trasladaba en camioneta bidones con agua hasta su pequeña parcela, ubicada en pleno desierto, para regar sus cultivos de zapallos italianos. Eso cambió ese mes, cuando obtuvo suministro permanente para el riego desde las napas subterráneas, y desde junio pasado cosecha sin mayores problemas hasta 60 cajones de productos que lleva hasta el terminal agropecuario de Arica.
“El proceso completo, de siembra a cosecha, tarda 45 días, y se venden a $350 el kilo”, cuenta Celia, quien pertenece a la etnia aimara y ostenta el récord de ser la primera de los 80 agricultores del valle Pampa Concordia en comercializar sus cultivos.
Todos se fueron instalando desde hace tres años en esta tierra desértica que comenzó a verdear poco a poco. Hoy se aprecian extensiones de tomates, cultivados en invernaderos, que se venden en hasta $500 el kilo.
Este es el inicio de la producción del vergel fronterizo que se levanta 3 km al sur de la frontera con Perú, entre la quebrada Escritos y Pampa Gallinazo, junto a la Ruta 5 Norte y a campos minados señalizados.
Con cuatro ciclos de cultivos y cosechas al año, Pampa Concordia abarca 1.050 hectáreas, divididas en cuatro lotes de terrenos licitados por el Ministerio de Bienes Nacionales y concesionados por 25 años (ver infografía). Todo ello, a una distancia de entre 11 y 17 km al norte de Arica, a menos de cinco minutos de traslado en vehículo al aeropuerto Chacalluta o al paso internacional del mismo nombre.
Pampa Concordia emerge como el tercer valle agrícola de la Región de Arica y Parinacota, después de Azapa, que posee 3 mil hectáreas cultivables, y de Lluta, con 2 mil.
Celia llegó a este nuevo vergel con la experiencia de dos décadas en el agro de Azapa. “Trabajo en un suelo virgen, libre de plagas, todos los días, desde las ocho de la mañana, y mientras tenga luz del sol”, remarca.
En otra de las parcelas, de 4,5 hectáreas, se desempeña Claudio Godoy, ex empleado público que hace 25 años decidió cambiar a la lluviosa Valdivia por el desierto.
“El sacrificio es grande, pero esto es casi romántico. Somos el valle agrícola ubicado más al norte del país y hacemos soberanía en un área donde antes había pequeñas fortificaciones militares y zanjas antitanques. Y somos la contraparte chilena a los cultivos de olivo que hay inmediatamente al otro lado de la frontera”, dice, orgulloso. En su caso, apostó por melones, porotos verdes y maracuyá.
Allí, en Pampa Concordia, pronto habrá frutales, como cítricos -limones y naranjas-, además de sandías, pimentones y pepinos de ensalada.
El agua para riego, a razón de 75 litros por segundo, es captada de los pozos de la Concordia, napas subterráneas ubicadas 9,5 km al noroeste, desde donde el recurso es trasladado en ductos a un tranque, con capacidad de 11.500 m3, situado en los faldeos de un cordón de cerros. Desde ahí, otra red de 13 km de tuberías la distribuye en cada predio.
“Tenemos 320 hectáreas disponibles para riego, pero solo nos alcanza para 80 a 90. También nos falta energía eléctrica, y operamos con motor (diésel)”, cuenta Juan Cárdenas, ingeniero agrónomo ariqueño que preside la Agrupación de Pequeños Agricultores de Arica. “Gastamos el 40% del agua que requiere un cultivo tradicional sobre suelo, porque estamos introduciendo riego tecnificado y cultivos hidropónicos, con estructuras de fibra de coco, además de medidores que nos permiten ahorrar”, añade.
Un 25% de seguridad
Los agricultores se distribuyen en esos terrenos junto a empresarios que conforman sociedades y una productora internacional de semillas de maíz.
“Todos tienen escasez hídrica. Los pozos significan una seguridad de riego del 25% de la superficie total”, explica Miguel Saavedra, seremi de Agricultura.
Pese a las dificultades, ellos alimentan su esfuerzo con proyectos para exportar la futura producción. “¿Por qué no tener un packing para consolidar nuestros embarques, tener un sello de Pampa Concordia, calles más definidas o sistema de servicio de maquinarias?”, dice el agricultor Niksa Bezmalinovic.
1.000
millones de pesos ha sido hasta ahora la inversión en Pampa Concordia.
12
mil metros cúbicos de agua al mes gastan en total los 80 agricultores.
450
son los empleos que se generarían. De ellos, 160 en un plazo de un año.
Una
hectárea es la extensión promedio de los invernaderos, un 25% del tamaño de los predios.
Proyectos para mitigar la falta de agua y de acceso a energíaAutoridades, empresarios y agricultores trabajan en el diseño de proyectos que permitan aprovechar todo el potencial de Pampa Concordia, obstaculizada por la escasez de agua para riego y de suministro permanente de energía eléctrica.
A la incorporación de tecnología para ahorrar agua -hidroponía y tecnificación- se suma el permanente monitoreo de los pozos, con informes cada dos meses sobre la situación de estos.
También está la posibilidad de captar agua del aledaño valle de Lluta, lo que implicaría habilitar ductos de 8 km de extensión, y también reutilizar las aguas servidas de Arica, previo tratamiento, que son evacuadas a la bahía.
“Esto último permitiría disponer de 450 litros por segundo, y eso requeriría la construcción de una planta de tratamiento por unos US$ 20 millones”, explica Sergio Giaconi, gerente general de la Corporación de Desarrollo Arica Parinacota.
El estudio de esta última iniciativa cuesta alrededor de $120 millones, casi la mitad de la inversión que requiere un invernadero.
Otra opción es construir una planta desalinizadora de agua de mar.
En materia energética, además de incorporar a Pampa Concordia en la red de transmisión eléctrica, también se proyecta destinar unas tres hectáreas para la instalación de paneles solares.