Reemplazo de leña por gas natural traería ahorros por $ 630 mil millones al año
Por Antonio Astudillo M., Diario Financiero.
Estudio realizado por Econsult estima fuerte reducción de emisiones en MP 2,5 al sustituir la leña en la matriz.
Los frecuentes episodios de emergencia ambiental en distintas ciudades del país, producto del aumento en la emisión de contaminantes, como el MP 2,5 (material particulado fino), tienen un alto costo para la economía, producto de disminuciones en la productividad y el efecto en la salud de las personas.
Según un estudio realizado por Econsult, por encargo de la Asociación de Distribuidores de Gas Natural (AGN), el reemplazo de la leña, que representa cerca del 40% de la matriz energética del país, traería ahorros por más de $ 630 mil millones anuales (unos US$ 980 millones), solo por la disminución de este contaminante.
Gonzalo Sanhueza, economista de Econsult, sostiene que el costo anual de la contaminación -considerando el efecto económico y el impacto en la salud de las personas- alcanza a unos $ 925.205 millones al año (según datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud), y este se podría disminuir reduciendo las emisiones.
Una de las políticas del gobierno en este sentido está contenida en la Agenda de Energía lanzada en mayo del año pasado. Ahí se contempla impulsar una política nacional y regional sobre calefacción y uso de la leña, en conjunto con el Ministerio de Medio Ambiente, con acento en aspectos seguridad y el acceso equitativo a la calefacción, internalizando impactos sociales, económicos y ambientales.
Una de las políticas del gobierno en este sentido está contenida en la Agenda de Energía lanzada en mayo del año pasado. Ahí se contempla impulsar una política nacional y regional sobre calefacción y uso de la leña, en conjunto con el Ministerio de Medio Ambiente, con acento en aspectos seguridad y el acceso equitativo a la calefacción, internalizando impactos sociales, económicos y ambientales.
En ese sentido, la autoridad ha manifestado su interés en aumentar la penetración del gas natural en la matriz energética, tanto en uso industrial como residencial.
El rol de la leña
En el caso de la leña, esta es responsable del 65% de las emisiones de MP 2,5. En el caso de la Región Metropolitana, el uso de la leña en los hogares representa el 49% de las emisiones del mencionado contaminante, mientras que en Coyhaique este llega al 92%.
Los datos del primer reporte del Estado del Medio Ambiente son claros en este sentido: las regiones entre el Maule y Los Lagos muestran los mayores índices de contaminación por MP 2,5.
“Lo que muestran todos los estudios es que el MP 2,5 es el más dañino para la salud, y aquí el combustible (responsable) es principalmente la leña. El beneficio que tiene sustituir la leña por gas natural es que la contaminación produce más hospitalizaciones. Hay del orden de 130 mil consultas de urgencia por esta materia, 4.000 muertes prematuras por efecto de este contaminante, también hay pérdidas de días de trabajo y restricciones a la actividad”, dice Sanhueza.
Sostiene que, si la demanda por gas natural sustituye en 50% el uso de la leña como principal combustible en los hogares, las emisiones de MP 2,5 caerían en la misma proporción, por lo que los beneficios económicos por reducción de enfermedades llegaría a $ 177.795 millones anuales, mientras que si se considera el riesgo de muerte, llegarían a $ 424.506 millones al año.
En un escenario óptimo, indica Sanhueza, si el gas natural sustituye en 75% el uso de la leña, las emisiones caerían 69%, y la reducción de este contaminante generaría un beneficio económico de
$ 266.693 millones anuales, y de $636.758 millones anuales considerando los riesgos de muerte.
Las emisiones de MP 2,5 en el país alcanzan a 115 mil toneladas al año.
“Con la contaminación hay una pérdida social que se repite todos los años. Todos los organismos internacionales dicen que, dentro de los combustibles fósiles, el gas natural es el que menos contamina”, indica.
Sanhueza sostiene que el costo del uso alternativo de combustibles -más allá del precio- no es considerado en las decisiones de las familias, pero que ese es traspasado al resto de la sociedad como gasto por las externalidades que se producen. “Los hogares no ven los efectos que tiene la contaminación sobre el resto de la sociedad”, dice.