Damnificados por el terremoto y el barro
Por M. Miranda y M. Bustos, La Tercera.
La fuerza del aluvión en Tocopilla el domingo dejó graves daños en viviendas, muchas de ellas entregadas hace poco a sus dueños tras el impacto del sismo de 2007.
El matrimonio de Johnny García (47) y Georgina Portilla (37) estaba feliz con su casa nueva ubicada en el pasaje Indígena de la población Pacífico Norte de Tocopilla. Junto a sus tres hijos de 17, 10 y ocho años, en 2010 abandonaron la mediagua del campamento Cancha Magallanes, la cual habían habitado desde fines de 2007 cuando el terremoto de 7,7° Richter azoló la ciudad.
Eso, hasta la madrugada del domingo, cuando un aluvión que bajó por el cerro aledaño inundó parte de su casa. Debieron huir, pasar la noche en un albergue y recién ayer en la mañana, hacer un balance de los daños.
“Pensamos que iba a ser peor. Entró un poco de agua y barro a la casa y en gran parte fue porque antes de la evacuación cerramos la puerta que da al patio. Ahí se vino el cerro abajo y ahora tengo como 60 centímetros de lodo que hay que sacar con máquina, porque está como pantano, uno se hunde cuando camina”, relata García, quien se dedica a las faenas mineras, pero se encuentra cesante hace cuatro meses.
La hija menor de la familia, Abril García, recibe tratamiento en el centro de la Teletón de Antofagasta, cuya continuación podría complicarse dado a los cortes en la ruta que conecta con esa ciudad. “Estaba previsto que viajara a Santiago para una operación, pero no sé qué pasará ahora”, agrega Johnny García.
Frente a esta familia, en la misma calle, vive Darko Ayán (33) junto a su mujer y dos niños. Ellos también son erradicados post terremoto y sufrieron ahora la embestida del barro que entró por el patio y la puerta de principal de la vivienda. “Tuvimos que sacar barro de la puerta para poder ingresar y, con ayuda de los vecinos, sacamos el agua y lodo acumulado. Vino gente de la Municipalidad y dijeron que la prioridad está en la población 5 de Octubre, lo que es comprensible porque hubo más gente afectada, tengo amigos y familiares que viven allá y que lo perdieron todo”, dice Ayán.
Uno de esos afectados es la familia de Albersio Mena (35) cuya madre, Eugenia Parra (60), vive en el pasaje Río Camarones de la población 5 de Octubre. “Ella estaba hospitalizada y no sabe lo que pasó. Toda la parte del pasillo de la casa, quedó inhabitable, hay alrededor de un metro y medio de barro, y además está inundada. Perdió los enceres, el living, todo quedó con agua. El hogar de su vecina también sufrió muchos daños”, relata Mena. Por ahora, su madre está en la casa de otro de sus hijos, mientras Mena y un hermano se encargan de limpiar el barro.
El aislamiento
El aluvión deja tres personas fallecidas y cinco mil personas afectadas, en una ciudad cuya población bordea los 30 mil habitantes. Pero también cortó caminos y dejó a varias familias aisladas.
Karen Castillo (33), por ejemplo, se encontraba cuidando a sus abuelos y a su madre en Punta Blanca, sector ubicado en la playa. El lodo cortó el camino hacia su hogar, también en la población 5 de Octubre, por lo que quedó aislada hasta la mañana de ayer, cuando junto a un familiar caminó por alrededor de una hora hasta su casa.
“Fue algo impresionante, porque sólo ahí supe que la casa se había llenado de barro. Ahí recién me di cuenta de lo que había pasado. Perdí las camas, el refrigerador. Todo”, enumera Castillo. Ayer dejó a su hijo de cuatro años al cuidado de su cuñada, mientras ella y su esposo, buzo mariscador, junto a sus otros dos hijos -de 13 y 15 años- se dispusieron a sacar el barro de su hogar. Mónica Vargas (52), madre de Karen Castillo, también quedó aislada en Punta Blanca y, al igual que su hija, se dio cuenta de que el lodo había ingresado a su hogar, cuando pudo volver a su casa. A pesar de que el aluvión no hizo tanto daño, le preocupa que la muralla que está entre el cerro y su casa ceda ante el lodo y cause más daños.
La fuerza del aluvión no sólo afectó casas, también cortó uno de los principales caminos en Tocopilla: la Ruta B- 1, que une la ciudad con Iquique, quedó partida por el barro, dejando a más de 200 personas aisladas en dos buses y autos particulares.
Ayer se terminó el rescate aéreo de estas personas que quedaron repartidas en la carretera.
Claudio Hernández, general de brigada y jefe de la zona de emergencia en la provincia de Tocopilla, señaló que en total trasladó a 213 personas, aunque seis permanecieron en la carretera, entre Caleta Buena y Tocopilla. “Son conductores que permanecieron al cuidando de los vehículos. Se les entregó agua y comida para cuatro días. En el caso de que no sean rescatados en ese período, se les volverá a entregar suministros”, detalló Hernández.