Las 101 vidas del histórico Teatro Huemul
Tras la abrupta salida de sus antiguos sostenedores a fines del año pasado, el edificio de 1914, ubicado en el corazón del barrio Franklin y que estuvo cerrado por meses, vuelve a funcionar: dos gestoras culturales buscan financiamiento para devolverlo a su sitial.
Cuentan que, en los locos años 20, Carlos Gardel pisó el escenario del Teatro Huemul y esparció su canto por todo el barrio Franklin. El edificio en calle Bío Bío comenzó a construirse en 1914, sugerido por el arquitecto Ricardo Larraín Bravo, el mismo que levantó la población Huemul, una de las pocas que esquivó la erosión que trajo el Santiago contemporáneo.
Inaugurado en octubre de 1918 por el Presidente Juan Luis Sanfuentes, el inmueble construido sobre bloques de cemento y reforzado por dentro con pilares de acero europeos y techumbre de madera, era toda una innovación arquitectónica para la época. Lo apodaron el “Municipal chico”: 194 metros cuadrados, tres niveles, 214 butacas de platea, 100 en los palcos y 300 en las galerías, y un telón de boca pintado por el artista e historietista chileno Pedro Subercaseaux, el Teatro Huemul era el principal punto de encuentro de los vecinos. Teatro, música en vivo, proyecciones de películas y hasta actos políticos en sus tablas, llegó a convertirse en la locación de la franja del No para el plebiscito de 1988.
Pero pronto surgieron problemas en torno a la tenencia, mantención y uso del espacio. Propiedad de la Caja de Crédito Hipotecario en sus inicios, hasta 1938, fue traspasado al Arzobispado de Santiago y finalmente en comodato a la Corporación para el Desarrollo de Santiago, en 1994. En 2007, Luis Marchant y Matías Acuña intentaron hacerse cargo del edificio, pero la falta de financiamiento y los estragos del terremoto de 2010 lo impidieron. Hace un año, y ya distanciados, ambos anunciaron su cierre indefinido, y en diciembre dejaron el cargo.
Hoy, a pocos meses de cumplir 101 años, el Teatro Huemul reaparece: en abril pasado, y designadas por el párroco Marcelo Mancilla, Damariz Gallardo y Diana Rojas, dos gestoras culturales menores de 30 años y dueñas de la consultora EquisCultura, aterrizaron en un teatro vacío y que poco a poco volvió a llamar la atención de sus vecinos.
“No era fácil echarlo a andar”, dice Gallardo. “Todo estaba vacío cuando llegamos, pero hemos ido postulando a fondos y restaurando lo que se pueda, como el piso y los baños”. Lo mismo ocurrió con el público, dice Rojas: “Había desconfianza por cómo funcionó antes, pero en cuanto notaron que estaban pasando cosas, los eventos musicales, fiestas familiares, talleres de cueca y otros espectáculos, se acercaron. La idea es que vuelva a ser lo que era antes: un lugar para la comunidad y cuidado por todos”.
Por medio de una campaña con los vecinos, artistas y productores, ambas pretenden reinsertarlo en la escena cultural y reunir $6.520.000. En Idea.me/projects/32896/reactivacion-del-teatro-huemul, se reciben hasta el 28 de agosto donaciones entre $8.000 y $800.000, canjeables por arriendos, temporadas y descuentos para eventos en el teatro.