La última viña urbana de Copiapó se niega a desaparecer
Por Andrea Meseguer, La Tercera.
Parras de la familia Fajardo, consideradas el “pulmón verde” de la ciudad, continúan bajo el barro de los aluviones de marzo.
Es la última viña urbana que queda en Copiapó, emplazada en los vestigios de lo que una vez fue el antiguo pueblo de San Fernando. Se trata de diez hectáreas donde conviven cinco mil parras y más de mil árboles frutales, entre damascos, higueras, limoneros, olivos y nogales. Todo eso contrasta hoy con la gran cantidad de edificios y viviendas construidos a su alrededor.
Ese es el espacio donde subsiste la Viña Fajardo, que desde hace 72 años escribe la historia vinícola de la Región de Atacama. Pero los aluviones de marzo pasado casi terminan con este verdadero pulmón verde urbano. Actualmente, cinco meses después de la catástrofe, cerca de cincuenta centímetros de barro aún cubren todas las hectáreas del lugar.
Hasta electrodomésticos de otras viviendas colindantes fueron arrastrados por el agua hasta esta zona, donde permanecen enterrados. Poco queda del trabajo de Celestino Fajardo, su fallecido dueño y creador. “Todos los días salgo a regar con baldes de agua potable, porque no voy a dejar que esta tradición acabe así”, señala su nieta, Fernanda Véliz.
Ella lidera una campaña para recuperar el legado de su abuelo e incluso solicitó la ayuda de la comunidad, a cambio de degustaciones de los vinos artesanales de la viña. “Se perdieron tractores y equipos, muchas cosas, pero no voy a bajar los brazos, esta es la vida de mi abuelo y mi famiia”, dice.