Carta destacada: “Construcciones en territorios vulnerables”
Ante el reciente temporal que causó daños en las costas chilenas, en específico en Valparaíso, Pilar Urrejola, Presidenta nacional del Colegio de Arquitectos de Chile, escribió la siguiente carta donde habla de la importancia de revisar los proyectos que se están llevando adelante en el borde costero, para evitar futuras catástrofes.
La carta fue publicada en el diario El Mercurio.
Señor Director:
Conocido por la ciudadanía ha sido el evento climático que azotó recientemente las costas de Chile y en específico los daños ocurridos en las costas del Gran Valparaíso. Otra vez el oleaje ha venido a confirmar la potencia de la naturaleza como una advertencia no entendida que pone en evidencia los aciertos y desaciertos de diversas iniciativas y proyectos que se intentan materializar en el borde costero, los que pueden ejemplificarse en dos casos.
Primero, en la expansión portuaria que pese a las demostraciones observadas y sufridas por los habitantes, no son acogidas ni modificadas por las autoridades correspondientes. Ello pone de manifiesto los riesgos de acumulación que provocarían los contenedores frente a la zona urbana, con destrozos incalculables para el área patrimonial declarada por Unesco. Segundo, el caso de un hotel emplazado bajo el nivel de anegamiento, que pese a que se argumenta que puede ser evacuado, expone infundadamente a los usuarios, e impacta a un borde costero de alto valor ambiental y paisajístico.
La expansión urbana sobre territorios vulnerables nos expone a una mayor frecuencia de catástrofes, por tanto vale la pena volver a priorizar la planificación de las ciudades por sobre lógicas ocasionales cortoplacistas o reactivas, que no hacen otra cosa que retrasar una y otra vez nuestras posibilidades de verdadero desarrollo.
Bajo estas condiciones, como país marítimo hemos de asumir el cambio climático que ya genera destrozos y pérdidas, encontrándonos aún a tiempo para ajustarnos a los requerimientos naturales como oportunidad más que como fatalidad. Ello se torna en un desafío y exigencia para intentar un debate serio y consistente que vaya en dirección a mejorar la calidad de las intervenciones que realizaremos en el territorio y que, dados los hechos, demuestran una urgente necesidad de rectificación.