Columna El Observador Urbano: El arte vuelve pronto a las calles
Por Miguel Laborde, El Mercurio.
Hacia un Santiago de calidad mundial
Se acerca la primavera-verano, y ahora, al atravesar Santiago poniente o Matta sur se oyen gritos o música de ensayos de artistas. Son los de la calle, los que como los saltimbanquis en la Edad Media pronto saldrán a hacer sus acrobacias y gracias por unas monedas.
El arte se fue volviendo cada vez más público y masivo en el siglo XX, y ahora está presente en muchos espacios públicos de toda gran ciudad. En el caso de Santiago, fue Andrés Pérez, gracias al ojo alerta de Marie Christine Riviere, directora del Instituto Chileno Francés de Cultura -quien lo descubrió y aquilató-, el que permitió romper la distancia entre arte oficial y arte callejero.
Hoy son muchos los espectáculos de calidad que, sin complejos, presentan sus actividades en un paseo peatonal o en un bus o vagón del metro. Eso sí, no siempre son valorados por una audiencia que no es especializada. En Nueva York se hizo el experimento con un gran violinista tocando en una estación del tren subterráneo. Pasaron horas antes de que alguien reconociera que ahí había un excelente artista tocando gratis.
¿Cuántos son buenos, o muy buenos, y no han logrado entrar en los circuitos oficiales y nunca han ganado un Fondart?… Muchos, qué duda cabe. El caso de Andrés Pérez hizo historia porque su talento lo llevó de las calles santiaguinas al célebre Theatre du Soleil, una de las más célebres compañías del mundo con la que tuvo incluso el rol de Gandhi en la película francesa “La indiada”.
Con una lograda combinación de teatro, danza, música y acrobacias, Pérez fundó El Gran Circo Teatro y creó La Negra Ester, obra que remeció el ambiente y, luego de muchos años, logró un éxito masivo que llevó a una nueva generación a ver un espectáculo chileno en vivo. También tuvo el ojo de crear un lugar para las artes en unas bodegas abandonadas, hoy un hito en la capital: Matucana 100.
Inicialmente Pérez iba a ser sacerdote, y estuvo en dos seminarios de la Sagrada Familia. Es curioso, pero también comenzó así otro gran artista que surgió en nuestras calles, Ítalo Tai, fundador del Grupo Catedral, cuya obra “Reche, los caciques retornan”, presentada justamente en Matucana 100, fue reconocida por el Círculo de Críticos de Arte como la mejor obra en danza de 2009. Para quienes hemos seguido a este grupo, esa obra armada luego de un verano en La Araucanía estudiando sus mitos, así como “Huacho” y “La ciudad de los césares perdidos”, son parte de una notable tríada que explora los imaginarios nacionales. Así lo percibió Alejandro Jodorowsky, quien incorporó a Ítalo Tai en su película “La danza de la realidad”.
A pesar del experimento del violinista en el metro de Nueva York, en los países desarrollados hay una red que difícilmente permitirá que un talento quede a la deriva. No es el caso de países como Chile. Aquí, al caminar por una calle, una plaza, aún es posible que nos encontremos ante otro Andrés Pérez, u otro Ítalo Tai, actuando por unas monedas.
VALORACIÓN
Estos espectáculos no siempre son valorados por una audiencia que no es especializada.