Ex ballenera de Quintay se convirtió en Monumento Histórico
Por Cecilia Yáñez, La Tercera.
Entre los años 50 y 60 fue conocida por ser la principal planta faenadora de cetáceos del país: hasta 16 mamíferos diarios.
“Hay un cambio de mentalidad evidente. Pasar de ser una ballenera a una entidad que protege el ecosistema. Eso es lo que ha ocurrido”. La frase pronunciada por Alberto Urquiza, presidente de la Fundación Quintay, resume el trabajo que por más de 20 años han realizado.
A comienzos de la década del 40, en la entonces Caleta de Quintay (Región de Valparaíso), se comenzó a construir la más grande planta faenadora de ballenas del país. Los cetáceos eran cazados con arpones impulsados por un cañón y se podían capturar hasta 16 de éstos al día.
La ballenera funcionó hasta 1967, pero en los últimos tres años fue administrada por una compañía japonesa, por lo que ya no sólo se producía aceite, jabón, detergente, peinetas y carne para consumo doméstico, sino que también llegaban barcos frigoríficos para llevarse la carne a Japón. Tal era la producción que tenía que llegaron a trabajar mil personas en tres turnos diarios.
Urquiza, residente de Quintay, cuenta que desde que se terminó la ballenera se intentaron instalar en ese lugar una planta faenadora de jibia, una deshuesadora de buques y hasta una discoteque, pero nada funcionó. Y mientras tanto, la estructura se iba destruyendo por los saqueos y el paso del tiempo.
Fue entonces cuando junto a otros residentes del lugar decidieron organizarse y recuperar el terreno para entregarlo al Estado. Lo consiguieron, crearon la Fundación Quintay y ahora son quienes administran el museo que ellos mismos crearon.
A fines del mes pasado, tras cuatro años de espera, y gracias a la gestión de la propia fundación, el Consejo de Monumentos Nacionales decidió declarar a la ex ballenera Monumento Histórico Nacional, el primer monumento marítimo en la costa del país.
“Todo esto se ha hecho con recursos privados. Es una nueva forma de hacer filantropía”, dice Urquiza.
“La ex ballenera de Quintay representa un hito del patrimonio industrial en Chile y también, una época en que nuestro país basaba una parte de su desarrollo económico en la producción y explotación de este tipo de recursos naturales. De las cinco balleneras que hubo en el país, Quintay es la más grande y la única que se conserva en toda su integridad, pues el resto fueron abandonadas dejando pocas huellas de lo que fue esta industria”, reconoce el director de la Dibam y vicepresidente del Consejo de Monumentos Nacionales, Ángel Cabeza.