Los desconocidos hitos urbanos en la periferia capitalina
Mucho más allá de la ciudad fundacional, en lugares que antes fueron pueblos, fundos, campiñas o caminos agrestes, hoy existen comunas con sus historias patrimoniales. Este es un vistazo de algunos enclaves que también los santiaguinos deberían visitar.
1. Renca: la cruz del cerroDesde que Michelle Obama tradujo el lema “Renca la lleva” a “Renca rocks”, el cerro y su cruz, que domina la comuna desde los 904 metros sobre el nivel del mar, han vuelto a tener un protagonismo en el lado norte de la ciudad. De hecho es un símbolo para los renquinos, el equivalente a la gaviota en Viña del Mar, y cuando allí se distingue el aporte de alguna persona a la comuna, se le entrega como trofeo una Cruz de Renca. La propia Michelle Obama tiene uno de estos galardones, obsequiado en Washington por la alcaldesa Vicky Barahona.
Los renquinos más antiguos hablan de creencias populares. Cuando había épocas de malas cosechas y pestes era el demonio quien había ejercido su influencia y por ello instalaron una cruz en la cima del cerro. Hoy, muchos colegios realizan ascensos a la cruz, de 23 metros de alto y 17 metros de envergadura, y desde allí se realiza el segundo espectáculo pirotécnico más grande en Año Nuevo en la capital.
2. Cerro Navia: presencia mapucheMás de 13 mil mapuches viven en esta comuna. Constituyen cerca del 7% de sus habitantes. Banderas franjeadas de cinco colores flamean en barrios y villas, vecinos limpian sus casas con ritos ancestrales, y durante el año todos ellos se congregan en el Parque Ceremonial Mapuche, principal hito ciudadano de una comuna creada en 1985.
Ubicado en la Costanera Sur, tiene 19.637 m {+2} , con prados, una sala para reuniones de trabajo de las comunidades, cursos y seminarios. Pero también destacan allí una ruca, de diseño cónico, un santuario o rewe donde se realizan sus rogativas, y una cancha para la práctica del palín o juego de la chueca. La población mapuche acude al parque para el Nguillatún de mayo, el Wetripanto de junio, el Trawun de julio, el Día de la Mujer Indígena de septiembre o el Campeonato Comunal de Palín de noviembre.
3. Cerrillos: torre de controlEl terminal de pasajeros del Aeropuerto de Cerrillos está considerado como un ejemplo de la arquitectura moderna. Es obra de los arquitectos del MOP Jorge Ugarte, Eduardo Arrau y Juan Mena. Fue construido en 1934, tuvo una remodelación definitiva en 1959 y funcionó hasta 1970. Conserva el mural “Los Cóndores”, de Samuel Román. Allí, por ejemplo, arribó en su visita a Chile Charles de Gaulle, en 1964. Un plan de restauración por $1.429 millones intentará darle nueva vida, como eje de la Ciudad Parque Bicentenario, proyecto de renovación urbana del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Se contempla la recuperación de la fachada, habilitación del segundo piso, los espacios subterráneos y la ex torre de control, verdadero símbolo.
4. Conchalí: otra casa coloradaDe fines del siglo XIX y con muros de adobe de 70 cm de ancho, adobillo en tabiques interiores y techumbre de tejas de arcilla, la ex Casa de la Chacra Lo Negrete es un referente en esta comuna, pues fue casona patronal hasta 1932, y luego se convirtió en la sede de la Municipalidad de Conchalí. Declarada Monumento Histórico en 2004, hoy no solo funciona allí una serie de oficinas municipales, sino que además se ha convertido en un concurrido espacio público que disfrutan los vecinos.
5. Lo Espejo: testigo de los tiemposEn calle Ferrari y Balmaceda está una de las casas más antiguas del llamado Pueblo de Lo Espejo, la parte antigua de la comuna del mismo nombre. Desde la Colonia había sido un territorio campesino, con enormes casas quinta. Una de ellas es esta centenaria vivienda, defendida de una demolición por los propios vecinos. El alcalde Miguel Ángel Bruna Silva está impulsando un plan de reconocimiento del patrimonio arquitectónico a través de una ruta para conocer las casonas. Se cuenta que Manuel Rodríguez cabalgó por allí para unirse al frente en la Batalla de Maipú.
6. Lo Barnechea: refugio en lo altoFue clave para los primeros montañistas del Club Andino Alemán. El Refugio el Alemán La Parva, en el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca, fue construido en los años 30 por la familia Von Kiesling a 2.489 metros sobre el nivel del mar. Es un mirador natural con vistas espectaculares del valle del Mapocho, el estero La Leonera y los cerros El Plomo y El Manchón.
Aunque se encuentra deteriorado, arquitectónicamente fue un hito entre los refugios alemanes de montaña construidos en Chile, todos en una misma línea, altamente aislados, levantados en piedra, pero con exquisitas terminaciones en madera en su interior. Hoy, la Municipalidad de Lo Barnechea está en busca de recursos para una restauración, con miras a que vuelva a ser refugio de caminantes, montañistas, esquiadores y expedicionarios a caballo.
7. Peñalolén: Parque esculturalOchos artistas se reúnen allí a través de sus obras de mármol. Cuatro chilenos y cuatro extranjeros exponen sus volúmenes y formas en la Plaza de las Esculturas del Parque Peñalolén, ubicado en avenida José Arrieta, muy cerca de Tobalaba. Inaugurada recién el año pasado, esta explanada es un punto de encuentro de los vecinos y se suma así a una serie de hitos anteriores en Peñalolén, como la Villa Grimaldi, la Rhuka Kimn o la Casona Arrieta.
Las obras fueron donadas a Peñalolén por Jorge De Santiago (México), Gemma Domínguez (España), Milton Estrella (Ecuador) y Claudia Díaz (Argentina), junto a los nacionales Marcela Romagnoli, Vicente Gajardo, Mauricio Guajardo y José Miguel Cárcamo, tras el Primer Simposio Internacional de Esculturas que se realizó allí.
8. La Pintana: casona de veraneoUbicada en avenida Santa Rosa, donde antes hubo amplias extensiones de campo y hoy solo existe urbanización, la vieja casona patronal es actualmente el Edificio Consistorial de la Municipalidad de La Pintana. Fue construida a fines del siglo XIX y hasta la década de 1950 perteneció a la familia Costabal-Zegers. De los cinco hijos del matrimonio, el ingeniero Enrique Costabal Zegers fue determinante en la creación de la Compañía de Petróleos de Chile en 1934. Además, el escultor Francisco Gazitúa Costabal pasó sus veranos familiares en la casona, que si bien ha tenido una serie de transformaciones arquitectónicas y funcionales, mantiene sectores intactos, interiores y fachadas, además de su espléndido observatorio. Se puede visitar en el Día del Patrimonio.