Chilotes de isla Lemuy rechazan que entorno de iglesias sea Zona Típica
Por Soledad Neira Farías, El Mercurio.
A 15 años de que la Unesco reconociera las técnicas constructivas de los templos:
Aseguran que los reconocimientos no impiden que sus templos se “caigan a pedazos”.
“Ustedes van a seguir haciendo lo que hacen. Eso no va a cambiar”, repite una y otra vez Ana Paz Cárdenas, secretaria ejecutiva del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), ante desconfiados parroquianos de Detif e Ichuac, cuyas iglesias chilotas están entre las 16 reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Cárdenas tuvo que ir a la isla Lemuy, al sureste de Chonchi, a tratar de explicar a los lemuyanos qué significa ser Zona Típica (ZT), una nominación de la que se enteraron por el diario.
Se van a cumplir 15 años desde que la Unesco reconoció las técnicas constructivas en madera, muchas sin uso de clavos, solo unidas por meticulosos ensamblajes, pero en especial su valor intangible.
Ahora, el CMN declaró Zona Típica el entorno de Ichuac y Detif, que se suman a Chonchi, Tenaún, Quinchao, San Juan, Colo y Nercón, la alternativa que encontró esta entidad para cumplir la condición que impuso la Unesco al Estado de Chile tras la polémica del impacto del Mall Paseo Chiloé sobre la iglesia San Francisco, Patrimonio Mundial.
Debía definir polígonos de protección en torno a los monumentos para impedir intervenciones que dañen su valor patrimonial, “para que no llegue una gran pesquera, a hacer un tremendo galpón frente a la iglesia, o un hotel gigante, o algo distinto de lo que hay”, trata de explicar Cárdenas. Pero los isleños están molestos y desconfiados.
Los estudios y la postulación de Zona Típica los hizo un equipo de la Universidad de Chile, pero a los lemuyanos no les gustó para nada.
“Se caen a pedazos”, dice el alcalde de Puqueldón, Pedro Montecinos, respecto de dos de sus monumentos, Ichuac y Detif, porque una tercera, Aldachildo, fue restaurada. “No entendemos esta declaratoria de ZT que nos imponen. Yo no firmé nada”, asegura.
“¿Y qué van a proteger si se viene abajo. Lo único es que nos van a dejar sin posibilidades de hacer nada en ese sector. Ningún proyecto productivo, ni inversiones de nada, de ningún tipo sin permiso del CMN”, recalca.
Afirma que ya ser Monumento Nacional y Patrimonio Mundial le impide cuidar sus iglesias, como lo hicieron ancestralmente, en minga, para cambiar techos, reparar pisos, pintar o cambiar una ventana, pues tienen que pedir permiso para cualquier arreglo.
Algunas de las 16 iglesias, como Quinchao o Dalcahue, fueron completamente restauradas con fondos estatales por la Fundación de Amigos de las Iglesias de Chiloé.
A otras se les reconstruyó la fachada, lo que no impide que el resto del templo se esté destruyendo, como Detif, donde “vinieron unos maestros que no sabían. ¿Cómo se les ocurre cambiar la fachada y no reparar el techo?”, se pregunta la vecina Griselda Millapichin. “Se puede venir (la torre) abajo con campanario y todo”, explica. “No podemos poner un clavo, cambiar una tabla o un vidrio, por la Ley de Monumentos”, recalca.
Cárdenas reconoce errores en el procedimiento de declaración de ZT y asegura que se revisarán para los otros ocho templos. Y afirma que el CMN instalará una oficina en Castro para agilizar trámites y resolver las dudas de la comunidad. “Si un viento me rompe un vidrio, quiero cambiar el color de mi casa o hacerle un agregado y estoy en ZT, ¿voy a tener que ir a Santiago a pedir permiso?”, se pregunta la vecina Lorena Mansilla.