Columna El Observador Urbano: Aeropuerto internacional de nombre inquieto
Por Miguel Laborde, El Mercurio.
Llevamos años de confusión entre Pudahuel y Comodoro Arturo Merino Benítez como nombres del aeropuerto capitalino, sin que este último haya prendido; en el habla común sigue siendo Pudahuel, hermosa voz indígena.
El homenaje al aviador tuvo un pecado original: demasiado largo. No se podía pretender que el público, coloquialmente, designe al aeropuerto con un nombre de cuatro palabras. El pionero de la aviación civil, el que echó a volar la idea de una Línea Aérea Nacional (LAN) para integrar nuestra compleja geografía, bien se merece toda clase de homenajes. Audaz, casi temerario incluso, es uno de esos personajes que todos debiéramos conocer.
Tal vez un aeropuerto nacional debió llevar el nombre de Arturo Merino, pero como marca internacional es como el “Jorge Chávez” de Lima, suponemos que también se trata de un pionero de la aviación, pero nada nos sugiere. En cambio, “El Dorado” de Bogotá es evocador de relatos de tesoros y mitos que enriquecen a la capital colombiana.
Es comprensible que Nueva York escogiera la figura de John F. Kennedy y París la de Charles de Gaulle para sus grandes aeropuertos. Son nombres mundiales y carismáticos, que aportan brillo a los lugares.
Más inesperada fue la decisión de Roma, al escoger el de Leonardo da Vinci. Considerado a veces el mayor genio artístico de la humanidad, podría potenciar la imagen de Italia, pero los romanos siguen usando el anterior, Fiumicino. La costumbre es un factor que también pesa…
La idea de llamar “Poeta Pablo Neruda” al nuestro ha prosperado entre los diputados, de manera transversal, luego que se rechazara en el año 2010. Se arguye que entonces rendía tributo al político comunista, al embajador de la Unidad Popular, en cambio ahora resalta su aporte a la poesía. Peregrina la explicación, y se corre el riesgo de que con tres palabras tampoco logre instalarse y sigamos hablando de Pudahuel.
La persona es una sola. España no se enreda con Picasso, ni Francia con Jean Paul Sartre o México con Frida Kahlo, como tampoco Argentina con Mercedes Sosa, porque fueran comunistas. Es parte de la historia cultural, de las décadas en que el comunismo tuvo la inteligencia de atraer artistas e intelectuales opositores a las dictaduras fascistas. Hasta Vicente Huidobro fue su vocero y llegó a ponerle Vladimir a uno de sus hijos, en homenaje a Lenin.
Meterse en la arista política de los creadores es caer en un pozo sin fondo. Lo concreto es que Neruda es un genio universal, un premio Nobel orgullo de Chile, y que su nombre aparezca en la puerta de entrada a Chile, en las alas de la poesía, podría ser un aporte. Pero lo más corto posible: Aeropuerto Neruda. Aunque, si se hace una encuesta ciudadana, tal vez triunfe Violeta Parra. O… Pudahuel.
Es un tema que merece más de una vuelta. Como Chile es un país que invierte tan pocos recursos en su imagen internacional, hay que aprovechar cada oportunidad para enviar un mensaje al resto del mundo, un símbolo del Chile más profundo.
DebateMeterse en la arista política de los creadores es caer en un pozo sin fondo. Neruda es un genio universal.