La punta del Obelisco de Buenos Aires se traslada al MALBA / La democracia del símbolo por Leandro Erlich
Por Begoña Uribe
El pasado domingo 20 de septiembre la ciudad de Buenos Aires encontró a su monumento más emblemático decapitado, con un claro culpable, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el cual exponía su cabeza en su explanada principal.
Lo que parecía, y es, un gran gesto político no es más que una ilusión óptica, se trata de la obra de Leandro Erlich – uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional – la cual brinda la posibilidad de visitar el interior del obelisco y descubrir su vista aérea por primera vez desde su fundación en 1936. “Me interesa el arte como una herramienta de integración, de acción, de vinculación”, explica Erlich.
“Me interesa generar proyectos en los que el arte escape a las fronteras de los centros convencionales de exhibición y se imbrique en el orden de lo cotidiano”, agrega Erlich. “Me interesa el arte como una herramienta de integración, de acción, de vinculación. La relación de las ciudades con los monumentos y con lo que significa visitarlos, porque no solo lo hacen los turistas; tiene que ver con la apropiación, con el orgullo, con la pertenencia. Y el Obelisco en Argentina es un monumento que nunca ha sido pensado para ser visitado”.
La democracia del símbolo es una iniciativa artística y social única, resultado de la articulación entre el artista y su estudio, MALBA, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa Fate, la mayor productora de neumáticos del país.
La obra consta de dos partes. Por un lado, en el emplazamiento del Obelisco, el artista interviene directamente el monumento, haciendo desaparecer su ápice, que reaparece en la explanada de MALBA con una reproducción a escala real. De esta manera, el público podrá ingresar a la cúspide, con entrada libre y gratuita, y disfrutar de las cuatro vistas aéreas del monumento central en el imaginario argentino.
El Obelisco fue construido en 1936 por el arquitecto modernista Alberto Prebisch. Desde entonces es punto de reunión, celebraciones y manifestaciones populares. Ha sido también inspiración de innumerables proyectos artísticos de fotógrafos pioneros como Grete Stern y Horacio Coppola –quien registró su construcción en un film–, Marta Minujín y Leandro Katz, entre muchos otros.
Su interior allá en lo alto siempre despertó la curiosidad de todos y este proyecto brinda por primera vez la posibilidad de democratizar su acceso, transformándolo en un monumento público, abierto a todos.
Erlich y el Obelisco
Leandro Erlich viene trabajando con el Obelisco porteño desde los primeros años de su carrera. En 1994 presentó un proyecto para instalar un obelisco de metal en el barrio de la Boca, que sería una réplica exacta del original (conservaría las dimensiones y los 67,5 metros de altura) pero construido sobre una estructura de hierro y revestido con láminas de acero.
En palabras de Erlich: “El juego era imaginar una ciudad en la que no hubiese un monumento con la unicidad icónica de lo que representa el Obelisco para la Ciudad de Buenos Aires, sino generarle un doble. Me interesaba esa duplicidad – era bastante provocativa porque el Obelisco ha sido siempre una referencia geográfica, un mojón–; imaginar citarse con alguien en el Obelisco, por ejemplo, y que acto seguido te preguntara “¿en cuál de ellos?”, me parecía interesante. Tenía que ver con una idea vinculada con la descentralización”.
Aquel proyecto contaba con el auspicio de la Fundación Antorchas, el visto bueno de los vecinos del lugar, y fue aceptado por las autoridades municipales, pero finalmente nunca llegó a concretarse. La democracia del símbolo cierra el círculo de una obsesión del artista por más de 20 años.
“Obeliscos y pirámides, entre otros monumentos formidables, y ya desde antiguo, son emblemas inmemoriales, hipnóticos, concéntricos. Colosales, herméticos e indestructibles. Así han sido imaginados, venerados y temidos. (…) Nuestra imaginación política ha tendido a ser, casi siempre, vertical, y así seguirá siéndolo, al menos mientras se imagine, venere y tema con la mirada absorta hacia arriba. Y sin embargo, esos símbolos se mantienen firmes y rotundos en tanto y en cuanto se crea en ellos. Si no se lo hiciera, su supremacía –ese peculiar espacio tensado entre lo sacro, lo temible, lo erótico y lo inaccesible– se desplomaría en pocos instantes. Es cuestión de averiguar –sacrilegio mediante– qué hay adentro. Quizás no haya nada, nada más de que lo que sus idólatras depositan en ellos. Y por eso simbolizan, a la vez, todo y nada”, escribe el sociólogo argentino Christian Ferrer en el libro que acompaña el proyecto.
Programa Explanada
Con esta pieza, se reactiva la explanada del museo como un espacio de exhibición central para la realización de obras de gran formato especialmente pensadas y producidas para este lugar o para la exhibición de importantes proyectos de grandes artistas contemporáneos. Desde su fundación, en septiembre de 2001, MALBA realizó cuatro proyectos, de perfiles muy diversos, que tuvieron un alto impacto en la comunicación del museo y su comunidad:
2003 – Penetrable, de Jesús Soto (Ciudad Bolívar, 1923 – París, 2005)
2004 – Serie Elípticas, de Artur Lescher (San Pablo, 1962)
2005 – Tiempo como actividad, de David Lamelas (Bs As, 1946)
2006 – Volumen, de Sergio Avello (Mar del Plata 1964 – Bs As, 2010) –Pieza adquirida por la Fundación Eduardo F. Costantini en 2010. Actualmente en exhibición en el museo MAR de Mar del Plata.
La obra Ballerina de Jeff Koons (York, Pensilvania, 1955) se exhibirá finalmente en abril de 2016, dando continuidad al programa Explanada.
CV
Leandro Erlich nació en Buenos Aires, Argentina, en 1973. Sus obras son arquitecturas de lo incierto, espacios de límites fluidos e inestables. La extrañeza que producen sus esculturas e instalaciones se percibe antes de que podamos precisar su sentido. Un solo cambio –arriba se convierte en abajo, adentro en afuera– puede bastar para alterar una situación aparentemente normal, y entonces la realidad estalla, queda expuesta como una falsificación.
Erlich ha vivido en EE.UU y en Francia. Actualmente trabaja entre Buenos Aires y Montevideo. Recibió becas del FNA (1992) y de Fundación Antorchas (1994-95). Participó en decenas de muestras individuales y colectivas en el país y el extranjero: Sean Kelly Gallery (EE.UU., 2011), Luciana Brito Galería (Brasil, 2009 y 2013), XXI Century Museum of Contemporary Art (Kanazawa, Japón, 2014), Museo Reina Sofía (España, 2008), PS1-MoMA (EE.UU.), 2008), Galería Ruth Benzacar (Argentina, 2000, 2007 y 2012), Fundación Proa (Argentina, 2009 y 2013), Centre Pompidou (Francia, 2011 y 2012), SongEun Art space (Corea, 2012), Izolyatsia (Ucrania, 2012) entre otras. Sus obras están en colecciones privadas y públicas como la Tate Modern (Londres), el Centre Pompidou, el Israel Museum (Jerusalem) y el XXI Century Museum of Contemporary Art (Kanazawa, Japón). Participó de las bienales de Montevideo (Uruguay), Saõ Paulo (Brasil), Shanghai (China), Echigo-Tsumari (Japón), La Habana (Cuba), Estambul (Turquia) y Whitney (EE.UU.), entre otras. Representó a la Argentina en la Bienal de Venecia (2001). Recibió los Premios Joan Mitchell Foundation (2001), UNESCO-Bienal de Estambul (2001) y Leonardo (MNBA, 2000) así como el Premio Konex (2002 y 2012).
+info: leandroerlich.com.ar