Las claves para descifrar el Presupuesto 2016 de Cultura
Por Romina de la Sotta Donoso, El Mercurio.
Ernesto Ottone, ministro de Cultura , y su antecesor, Luciano Cruz-Coke, además de los especialistas Bárbara Negrón y Arturo Navarro, analizan los ejes de distribución de los recursos del Consejo de la Cultura.
Este martes, el ministro de Cultura, Ernesto Ottone, llegó al Congreso a explicar en profundidad el Presupuesto 2016 del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA). El resultado fue favorable: los parlamentarios de la Subcomisión Especial que preside el senador Montes aprobaron por unanimidad la partida, de modo que pasará a la Comisión Especial Mixta de Presupuestos.
Las tres ideas fuerza con las que trabajó el CNCA son acceso, territorialidad y formación. Con un crecimiento real del 13,3% respecto de 2015, su presupuesto asciende a $119.672 millones.
De ellos, $98.808 millones se destinan a programas. Hay dos debutantes: el Programa de Fomento y Desarrollo de las Culturas y Artes de Pueblos Indígenas , como respuesta a una necesidad detectada en la Consulta Indígena, y dotado de $1.457 millones. También nace el Programa de Orquestas Profesionales Regionales, que ahora financiará directamente a seis agrupaciones de excelencia, con $238 millones para cada una.
Asimismo, se potenciará un programa que este año funcionó como piloto: los Centros de Creación y Desarrollo Artístico para niños y jóvenes (Cecrea) . Su objetivo es que los menores de 7 a 19 años ejerzan el derecho a imaginar y crear, a través de laboratorios de artes, ciencias, tecnologías y sustentabilidad. Partieron en Arica y Valdivia, y en 2017 debiera haber uno por región. El próximo año se invertirán $5.656 millones en su implementación, $2.442 millones de ellos en infraestructura.
Concursabilidad versus transferencias
En sus once años de historia, el acento del CNCA siempre estuvo en la concursabilidad. Sin embargo, los fondos concursables solo representan el 26,9% del presupuesto 2016, con $32.180 millones. En cambio, la asignación directa crece significativamente. Las transferencias al sector privado aumentan en un 20,8%, con $18.349. Y hay un empate virtual entre la FOJI y la Corporación Cultural Municipal de Santiago -de la que depende el Teatro Municipal- como las entidades que más dinero recibirán: sobre $2.800 millones. Destaca también el Programa de Otras Instituciones Colaboradoras, con $5.189 millones, que beneficia a instituciones privadas sin fines de lucro, con trayectoria destacada y rol público.
Infraestructura versus desarrollo cultural
Para 2016, los recursos para infraestructura se mantienen más bien estables, mientras que el fomento al desarrollo cultural se acelera significativamente.
La inversión en infraestructura cultural será de $11.967 millones. Contempla recursos para completar el programa de centros culturales -incluye La Serena y Rapa Nui-, $3.529 millones para teatros regionales – $2.595 millones para el de Biobío y $934 para Iquique- y una glosa para el Financiamiento de Infraestructura Cultural Pública o Privada -$1.796 millones-.
En cambio, la glosa más gruesa es de $32.339 millones y corresponde al Fomento y Desarrollo Cultural , con un aumento de 31,6%. Allí se incluyen líneas de acceso, de educación y patrimonio, así como el Programa de Intermediación Cultural, que alcanza $2.518 millones y estimula la programación artística.
$98.808
millones se invierten en programas.
$32.180
millones se destinan a Fondos de Cultura.
$11.967
millones son para infraestructura cultural.
$32.339
millones dedicados al fomento y desarrollo cultural.
Foco en la sostenibilidad de las institucionesErnesto Ottone
Ministro de Cultura
Los nuevos programas son parte de una visión estratégica de Estado, pues ofrecen un financiamiento sostenible. Además, son líneas que ya han alcanzado madurez, y, por lo tanto, no implican un riesgo. Aquí lo importante es destacar que el foco está puesto en la descentralización a través de programas que dan cobertura a todo el territorio. Me refiero al Programa de Orquestas Regionales Profesionales, los Cecrea, y el Fomento del Arte y Cultura de los Pueblos Indígenas, donde estimamos que un 70% de proyectos proviene de regiones.
Hoy existe más equilibrio entre los fondos permanentes y la concursabilidad, pues el Estado está invirtiendo, a través de asignación directa, en la sostenibilidad de instituciones, no solo en las acciones de difusión o creación artística.
La inversión de los últimos años en infraestructura cultural ha sido grande. Y ahora que ya están llegando a su término los teatros regionales y los centros culturales, dos programas iniciados en el primer mandato de la Presidenta Bachelet, nos concentraremos en las comunas de menos de 50 mil habitantes y en reducir las brechas entre las capitales regionales y otras comunas, con el Fondo de Infraestructura Pública o Privada. Las líneas que nos permiten llegar al territorio están justamente en la glosa de Fomento del Desarrollo Cultural, como el Programa de Intermediación, que proveerá a los centros culturales de programación financiada por el CNCA.
Más para regionesBárbara Negrón
Dir. Observatorio de Políticas Culturales
Aunque el presupuesto creció menos que el año pasado, es destacable el aumento de un 13% cuando hay indicios de una contracción económica.
En los nuevos programas hay una tendencia en la línea de lo que se requiere: mayores recursos a regiones. Además, es destacable el abordar desde la cultura el tema de los pueblos originarios. Sin embargo, hay problemas estructurales en nuestro sector que no se solucionan con programas por más presupuesto que estos tengan, y que requieren intervenciones de mayor alcance, más en la línea de las leyes que de los programas.
Es interesante la tendencia a diversificar los instrumentos de entrega de recursos. La concursabilidad ha primado como forma de asignación y tiene claras limitantes; puede ser muy adecuada para fomentar ámbitos como la creación, y muy poco eficiente para solucionar otros nudos críticos, como los bajos niveles de consumo cultural de la población. Por eso el incremento de transferencias directas, sobre todo hacia regiones, nos parece positivo. Sería importante mantener e incrementar esta tendencia para dar más fortaleza y estabilidad a las instituciones culturales. Por supuesto, los criterios de asignación deben responder a las necesidades detectadas por las políticas públicas.
Eso sí, el compromiso presidencial es duplicar a fines del gobierno el presupuesto en cultura. Ello requeriría incrementar el ritmo de crecimiento.
Desequilibrio entre gasto e inversiónLuciano Cruz-Coke
Ex ministro de Cultura
Un asunto relevante que se observa es la merma en la capacidad de decisión sobre los recursos y su forma de asignación que se le adjudica al Directorio Nacional, los Consejos Regionales y Consejos del Cine, el Libro y la Música cuando se opta por recursos de asignación exclusiva de la autoridad. Si comparamos 2014 y 2016 observamos que en menos de dos años las transferencias corrientes se han cuadruplicado ($10.567 millones, versus $51.949 millones), mientras que los concursos públicos solo han crecido en 28% ($27.399 millones, versus $35.026 millones ). También los recursos del programa Actividades de Fomento y Desarrollo, que son de exclusiva determinación ministerial, se duplicarán ($6.560 millones en 2014 a $13.368 millones en 2016), y uno esperaría que el gasto bajara y fuera la inversión la que creciera. Esta fórmula opera en un sentido contrario a lo que ha sido la tradición del CNCA en que los consejos representan un equilibrio a la autoridad central. La ley que crea el Ministerio de Cultura, que discute el Congreso Nacional desde 2013, consagró la facultad vinculante de los consejos colegiados, precisamente, para fortalecer su independencia frente a la autoridad de turno y tener mayor incidencia presupuestaria, y esa voluntad en este presupuesto no se ve reflejada. Respecto de los nuevos programas, veo riesgos por el lado de los criterios de asignación y la eficacia presupuestaria. Sería deseable conocer los informes de rentabilidad social y evaluaciones de impacto de Mideplan y Dipres, ya que algunos de los nuevos programas presentan una ejecución preocupantemente baja, como es el caso del de Centros de Creación para Jóvenes, emblemas del programa cultural de gobierno, que contando con $3.553 millones tiene una ejecución de 15%, y el caso de la infraestructura cultural con solo un 14%.
Bien pensado Arturo Navarro
Director Centro Cultural Estación Mapocho
Junto a un incremento del 10,4% de los fondos concursables, hay mayores transferencias directas a instituciones, más que a proyectos, y a regiones, más que a la capital. También se barrunta el fin de un programa largamente desarrollado -desde 2000- y felizmente cumplido: la creación de centros culturales en comunas de más de 50 mil habitantes.
Los $5.189 millones destinados a Otras Instituciones Colaboradoras, recogen una legítima aspiración de financiar a entidades sin fines de lucro, probadas en su persistencia y calidad de trabajo -70% provenientes de regiones y 30% de Santiago- con evaluación a dos años de plazo. Se premia así la formación de hábitos culturales y, por tanto, de audiencias fieles. Los recursos para el fomento de las artes van creciendo conforme a la masa crítica y nivel de creación existentes, pensando no solo en el creador, sino en la ciudadanía cultural.