Puerto Varas sigue tendencia “cero bolsa plástica” en ciudades del sur
Una docena de localidades entre las regiones del Biobío y Magallanes ya se han sumado:
Durante el primer mes, comerciantes han recibido reclamos de los consumidores y rechazo de la mercadería, pero también felicitaciones.
Agresiones verbales a cajeras, el enojo de clientes que devuelven o tiran la mercadería y gestos de sorpresa y reconocimiento, en especial de extranjeros, ha provocado en Puerto Varas la campaña “Cero bolsa”.
Pucón fue la pionera en estas lides, cuando hace dos años dictó una ordenanza que prohíbe la entrega de bolsas de plástico en el comercio. Desde entonces, se han unido Hualpén, Panguipulli, Futaleufú, Coyhaique, Chile Chico, Puerto Cisnes, Puerto Natales y Punta Arenas.
“Lo vimos en San Martín de Los Andes, lo propusimos al municipio y muy rápido lo acogieron”, cuenta Eugenio Benavente, de la Cámara de Comercio y Turismo de Pucón.
Aunque se replicaba hacia el norte, un dictamen de la Contraloría advirtió que “no es posible que a través de una ordenanza se afecte el derecho a desarrollar una actividad económica”, lo que frenó su avance y hoy es solo una sugerencia.
“No es obligación. La municipalidad lo propuso y nuestra empresa siempre va a estar a favor del tema ambiental”, comenta Alicia Saavedra, administradora del supermercado Santa Isabel en Puerto Varas.
Reconoce que a pesar de la marcha blanca de un año, en que se redujo la entrega de tres bolsas a dos y luego a una, “la primera semana ‘cero bolsa’ fue bastante difícil. Las personas no se acostumbran a andar con su bolsa”, pero las ventas bajaron “casi nada”, recalca.
La vendedora Claudia Sánchez dice que es difícil acostumbrarse al cambio, porque las personas entran preguntando si tienen bolsas y si no andan trayendo, “no pasan no más”. Algo complicado en su rubro, porque venden ropa interior y medias “y nadie querría salir con esas prendas en la mano”.
De los turistas, los que más se sorprenden son los propios chilenos. Europeos y estadounidenses aplauden, y los que más alegan son los brasileños. “Nos quedan mirando como raro”, explica Sánchez.
Mayita Ochagavía, avecindada hace 10 años en Puerto Varas, dice estar absolutamente de acuerdo con la medida, porque “tenemos que limpiar el mundo, que es nuestra gran casa” y “enseñar a quienes no saben”, expresa en alusión a quienes llegan reclamando.
Para Benavente, líder de la Cámara de Comercio y Turismo de Pucón, “más allá de eliminar la bolsa plástica es la conciencia que se va creando en las personas. El cuidado del medioambiente es tema de conversación en las familias”, recalca.
Una ciudad más limpia porque hay menos bolsas plásticas volando al aire, por efectos del viento, es una de las conclusiones que más destacan en Punta Arenas. Desde enero rige la ordenanza que sugiere no entregar bolsas plásticas y que la gente use reutilizables o de género.
“En la cartera siempre echo una o dos. Ya me acostumbré porque siempre uno pasa al supermercado”, sostiene Silvia Inostroza.
Ariel Reinuaba precisa que al comienzo fue un tema de costumbre, pero ahora ya es habitual que al salir lleve la bolsa reutilizable. “Yo lo veo en mi hija de 7 años, que cada vez que vamos saliendo al mall o al supermercado, me dice ‘la bolsa papá’. Ya tiene esa conciencia que la de género es mejor que la plástica”.
Cristina Vargas admite que ha sido complicado adaptarse. “A veces voy al supermercado y me acuerdo que no llevé una bolsa reutilizable”.
Razones de quienes se niegan a dejarlas”La idea es buena, pero la implementación es incompleta. Partieron de atrás para adelante”, opina Alexis Hormazábal, mientras atiende un pequeño local en el centro de Puerto Varas, uno de los bastiones de quienes se niegan al cambio. “Que el municipio subsidie la mitad de las bolsas alternativas, mientras el comerciante deja el plástico”, propone. Sus clientes eligen entre pagar por las bolsas de papel o tomar las plásticas de libre disposición.
En Punta Arenas, Alan Ivelic, dueño de un negocio de venta de bolsas plásticas, dice que lejos de bajar sus ventas, la restricción trajo consigo un cambio de público. Ya no son los comerciantes quienes demandan sus productos, sino que “ahora es la gente particular que requiere bolsas para su uso doméstico o para el hogar. Como en el supermercado ya no las entregan, compran bolsas pequeñas para colocar en los papeleros y en los basureros”.
En general, si pueden las personas se abstienen de comprar las bolsas alternativas. “Tenemos disponibles de papel”, cuenta el farmacéutico Manuel Castillo, pero como cuestan 100 pesos, “las personas prefieren llevar sus cosas en la mano”.