¿Es el Plan Santiago Centro Oriente una solución para la congestión?
Proyecto, que incluye el túnel bajo Av. Kennedy y puente Pérez Zujovic, estará operativo en 2018.
Cerca de 2,5 millones de vehículos circulan al mes en el sector donde convergen las comunas de Las Condes, Vitacura y Providencia, según estimaron las autoridades en 2012, cuando se presentó el Plan Santiago Centro Oriente. Se trata de un ambicioso proyecto vial que incluye siete obras, ejecutadas por la concesionaria Costanera Norte. Cuando se planeó la intervención, que debería estar terminada en 2018, se estimó que disminuiría la congestión y los tiempos de viaje en un 50%.
Uno de los cambios más radicales del proyecto se experimentó el 4 de octubre pasado, cuando se habilitó el puente Pérez Zujovic -que reemplazó a la rotonda- y cuya apertura parcial generó expectativas que no se cumplieron. Pese a que se había anunciado una disminución de 10 minutos en el traslado por el sector, finalmente hubo alta congestión en calles de acceso al puente.
¿Puede ocurrir lo mismo cuando el Plan Santiago Centro Oriente esté operativo? “No se va a descongestionar Santiago, sino una zona importante de la ciudad que requería de una mejora urgente a través de la segregación de flujo”, comentaron desde la Coordinación de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas. Ejemplo de esto son las conexiones que se inaugurarán de aquí a marzo y que permitirían redistribuir unos tres mil vehículos que actualmente pasan por el puente Pérez Zujovic. Entre ellas están: la conexión entre Isabel Montt y Vitacura; Costanera Norte con Kennedy (oriente); Costanera Sur hacía Kennedy, y el viaducto hacia Presidente Riesco desde Costanera Norte. “Es un proyecto integral que tiene muchas aristas que permitirán aumentar la capacidad de forma importante en un horizonte estimado de 10 años”, dijo la fuente.
De las siete obras, tres ya están entregadas, una está en vías de iniciar su construcción y otras tres están en proceso.
Raimundo Cruzat, ex director de Transantiago y académico de la Facultad de Ingeniería de la U. Católica, aseguró que “estas obras permiten que la congestión que se registra en un sector puntual se distribuya de mejor manera; y si uno consigue que un punto se distribuya en varios, la congestión relativa disminuye”.
El gerente de asuntos públicos de Automóvil Club, Alberto Escobar, dijo que los beneficios del proyecto están orientados “a gente que quiere ir de un punto a otro, porque el viaje va a ser más rápido, pero no para quienes van a pasar por puntos intermedios, porque convergen con otras vías que no son parte del proyecto”.
Expectativas
Cruzat llamó a “manejar las expectativas” respecto de cuál va ser el real impacto del proyecto y su relación con el resto de la ciudad. “En ciertos viajes va a producir una mejora, pero evidentemente hay gente que transita por sectores y calles aledañas que puede verse afectada”, aseguró.
Escobar añadió que el problema es que “la gente tiende a creer que las nuevas obras significan que uno va a quedar prácticamente solo conduciendo, pero la verdad es que las nuevas vías surgen por la necesidad de mejorar un flujo que ya es alto”.
El representante de Automóvil Club agregó que estos proyectos son “un gran esfuerzo desde el punto de vista económico y de infraestructura, pero reflejan que los beneficios en el mobiliario vial siempre están concentrados en los lugares de más alta densidad de automóviles”.
Escobar dijo que se debe tomar en cuenta que cada año ingresan nuevos autos (tasa en torno al 5%), que Santiago concentra el 40% del parque vehicular nacional, y que “comunas como Vitacura tienen la densidad vehicular per cápita más alta que la de Estados Unidos, donde el promedio es 1,2 vehículos por habitante, y en Vitacura es de 1,5”.
Alejandro Tirachini, académico de la Facultad de Ingeniería de la U. de Chile, apuntó a la necesidad de “realizar un esfuerzo multimodal en áreas donde hay alta congestión, como el sector oriente, con opciones reales de transporte público o transporte no motorizado (…). Hay mucha gente que se moviliza de otras zonas de Santiago al sector oriente, que se suma a quienes viven y transitan por ese sector. Hay que pensar en una alternativa de alta calidad, con tiempo de viaje regular. Es muy difícil que las personas con plata se bajen del auto para optar por el transporte público. Para eso nos falta mucha inversión”.